Astillero Ť Julio Hernández López
Salta a la vista la necesidad de recurrir a apoyos policiacos forasteros, como sucede en Ciudad Juárez, cuando se ve la terrible realidad de los cuerpos locales: medio centenar de policías federales fueron incapaces, la semana recién pasada, de aprehender a Angel Isidoro Rodríguez, conocido como El Divino, debido a que se los impidieronÉ cinco guardaespaldas del citado empresario.
Las cuitas de los policías son, en realidad, del gobierno mexicano, y de su jefe político, el presidente Ernesto Zedillo, quien no ha podido evitar las desagradables escenas de impunidad que protagoniza cada que es necesario quien ayer fue modelo de prosperidad y contribuyente a las campañas políticas de 1994, y ahora pasea tranquilamente por las calles de la ciudad, o acude alegremente a presentaciones de telenovelas, o se fuga por entre los laberintos de sus amplísimas propiedades (en aquella donde sus guardaespaldas se enfrentaron a los policías, hay una casa de muñecas que, por su amplitud y equipamiento, sería el sueño dorado, para vivir formalmente, de tres cuartas partes de los mexicanos), o se declara, como lo ha hecho, ``casi un perseguido político'', una ``víctima'' del sistema, un ciudadano honesto crucificado por venganzas políticas.
Tan divinas andanzas no son sino una muestra de la descomposición a la que ha llegado el aparato de justicia y de la inutilidad de las leyes aplicables a los delincuentes de cuello blanco, con todo y las reformas zedillistas. El problema son las complicidades y el cinismo. Allí está, por ejemplo, el procurador federal, Jorge Madrazo, naufragando en el caso de Ciudad Juárez, donde los agentes de la FBI se aprestan a establecer una virtual colonia extranjera dedicada al negocio de las pompas fúnebres subterráneas.
La ley de Herodes
Como suele suceder en el sistema político vigente, las decisiones cupulares son asumidas, cuando fracasan, por los ejecutores de segundo o tercer niveles.
La censura ejercida contra la película de Luis Estrada, La ley de Herodes, en la que se muestran las debilidades extremas de la política priísta, provocó la renuncia de Eduardo Amerena al Instituto Nacional de Cinematografía, en cuyo lugar quedó Alejandro Pelayo. Según Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la decisión de Amerena fue ``personal''.
El problema, desde luego, no era sólo Amerena, ni se resuelve con la sustitución realizada. El punto no abordado todavía por eso que llaman la transición mexicana es el del secuestro de la vida cultural y artística de los mexicanos por parte de camarillas absolutamente entregadas a los designios de la cúpula política dominada por el PRI. Allí están, para no ir tan lejos, dos ejemplos connotados de emparentamiento con el poder: Teresa Franco, encaramada al Instituto Nacional de Antropología e Historia con intenciones de ser la dirigente vitalicia, al estilo de aquel Carlos Jonguitud Barrios; y Rafael Tovar y de Teresa, ejemplo de administrador regido por las conveniencias políticas.
A fin de cuentas, ni siquiera es necesario ver la película (aunque un acto fundamental de solidaridad es el de asistir a sus presentaciones) pues todos sabemos, en lo general, y los creadores artísticos y culturales, en su ámbito particular, que en este sistema, con esosburócratas dominantes, la ley de Herodes es clara: o te chingas, o te jodes.
Un pecadillo de vanidad
El pasado miércoles 8, al gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, le hicieron cuatro orificios, de aproximadamente un centímetro cada uno: dos en la parte baja del vientre y otros dos en la espalda.
No fueron, tales horadaciones, producto de un atentado o un accidente, sino de un pecadillo de vanidad: por tales conductos pudo el bigotón mandatario anorteñado despojarse de una carga que no le permitía andar a gusto: nueve litros y 200 mililitros de grasa.
La liposucción fue practicada por el primer cirujano estético de la entidad, Renato Reveles, asistido por el anestesista Arturo Luna. Ambos forman parte del cuerpo médico del IMSS, aunque la operación se realizó fuera de la capital del estado, en una clínica particular, la Central Quirúrgica de Jerez, propiedad del compadre del gobernador, Humberto Salazar Contreras.
Monreal no ha aceptado, sin embargo, que haya ido a Jerez a hacerse una operación para deshacerse de la grasa acumulada en la zona abdominal. Por el contrario, aseguró que había estado en la Central Quirúrgica para hacerse exámenes médicos de rutina. En una rueda de prensa, mostró una radiografía de tórax y láminas de tomografías correspondientes a hígado y pancreas. En todo caso, aceptó que desde ese miércoles 8 llevaba una dieta blanda para bajar ocho kilos de sobrepeso.
``Un hombre como cualquier otro''
De cualquier manera, el gobernador Monreal dejó la puerta abierta por si más delante lo pillaban en su maniobra de embellecimiento corporal: ``No tengo ni la nariz arreglada ni nada. Pero aún cuando fuera cierto, ¿qué de malo tiene? Soy un hombre como cualquier otro''.
Ese hombre se quejó, sin embargo, de las intromisiones de la prensa en asuntos que se refieren a su vida personal. ``Tenemos límites, y yo reclamo esos límites a la vida privada de cualquier hombre, que en este momento es el gobernador, pero que aquí se ha demostrado que no es así'', dijo Ricardo luego que el diario zacatecano Imagen, presidido por Luis Enrique Mercado, dio a conocer la operación de cuatro horas de duración, con anestesia local, que se había realizado el mandatario.
Astillas: César Augusto Santiago ha decidido renunciar a su pretensión de ser el candidato priiísta a gobernador de Chiapas. Asegura el ex diputado federal tricolor que todo el aparato oficial está cargado a favor del senador Sami David David, quien dice que es el candidato ``del centro'', es decir, del presidente Ernesto Zedillo y del candidato presidencial Francisco Labastida. Por ello, Santiago prefiere abstenerse de participar en la contienda interna chiapaneca en la que, además, el gobernador Roberto Albores ha sido impedido de impulsar a quien era su delfín, José Antonio Aguilar Bodegas, quien también declinó de su posibilidad de competirÉ Maximiano Barbosa creyó posible negociar candidaturas priístas a diputados y senadores mediante el uso tramposo de la denominación de El Barzón que él usa en áreas delimitadas de influencia, sobre todo de Jalisco, aparentando que es la fuerza nacional del mismo nombre, pero de diferente orientación y talante, que coordinan Alfonso Ramírez Cuéllar y Juan José Quirino. Buena sorpresa se llevó Barbosa, sin embargo, ya instalado en las oficinas nacionales del PRI, cuando le informaron que, a pesar de haberse hecho ya un anuncio público de esas intenciones de aliar al tricolor con ese membrete, los estatutos priístas prohibían postular a cargos de elección popular a candidatos externos, como querían aparecer los barzonistas de imitación. Ahora se buscará que el Consejo Político Nacional del PRI apruebe alguna chicana para tratar de cumplirles lo prometido a Barbosa y sus compañeros
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