* Víctor Jara, un canto truncado, biografía escrita por su viuda Joan


Ningún régimen militar puede acabar con la música y la poesía

* ''El libro trata de rescatar su vida, no su victimización'', comenta la autora

César Güemes * Cuando Víctor Jara escribió una de sus canciones emblemáticas, Te recuerdo, Amanda, se encontraba a un océano de distancia de Joan, su esposa. Ella piensa que la canción no estaba dedicada a su persona. Sin embargo, al mirarla sonreír de cerca, al escuchar su español con acento entre británico y chileno, no hay duda posible. Joan Jara ha dado a conocer en México la biografía de título Víctor Jara, un canto truncado (Ediciones B), en la cual recupera en cuatro centenares de páginas al compositor vivo, al que regresó a buscar a Chile luego de ocho años de ausencia, después del golpe militar en el 73.

-Este trabajo no es un epitafio. Aquí Víctor Jara camina, habla, se mueve.

-Así es, el libro viene de la necesidad mía de recuperar a Víctor, de recordarlo vivo y no muerto.

-Era posible pensar, Joan, que la memoria de Jara estaba salvada por sus canciones. Pero este libro hace ver que no es así.

-Hablemos del año 80: él era ya un símbolo dentro y fuera de Chile, se le identificaba con Allende, Neruda, Violeta Parra. Y sin embargo era el símbolo de una víctima. Entonces, este libro lo que hace es rescatar la vida, no su victimización. Cuando regresé a Chile me encontré con muchos periodistas que me interrogaban sobre todo por la muerte de Víctor, lo que a ellos les interesaba. Pero yo necesitaba recuperarlo vivo y contar la historia como la vi, de cerca. Por eso regresé a Chile al inicio de los años ochenta. Tuve también afortunados encuentros con mucha gente joven que deseaba saber cómo era Víctor, gente que cantaba sus canciones y que pensaba en él como un ejemplo de dignidad. Sentí entonces, desde luego, una responsabilidad tremenda: tenía que decirle a los jóvenes quién había sido. Y pensemos que su memoria quiso ser borrada de Chile. Así que me dediqué a narrar por escrito cómo era él tridimensionalmente, no como el afiche que podía suponerse. Esa es la necesidad a que me refiero.

-A 26 años de su fallecimiento, Ƒqué dirías que significa hoy para su país?

-Respondo con un ejemplo: en el 83 pudimos crear y establecer la Fundación Víctor Jara, con el propósito de rescatarlo como el artista importante que era en el teatro y en el canto. A seis años de existencia de la fundación hemos logrado mucho, incluido el reconocimiento. El respeto que ha ganado este esfuerzo se debe a que como Víctor no puede ser parte de un sistema neoliberal ni de una sociedad de consumo, lo que hemos hecho es aclarar sus valores y el contenido profundo de su discurso. Entre los artistas jóvenes en general hay un gran cariño palpable hacia él. Es muy recordado. Y van surgiendo iniciativas numerosas en torno a su figura. Hay una joven cineasta que era una niña muy pequeña cuando el golpe militar y consideró que al hacer un documental de la vida de Víctor iba a recuperar de alguna manera su propio pasado. El ver ese trabajo suyo en la televisión chilena fue de gran impacto para todo el país, porque hacía más evidente hasta dónde pudo llegar la censura y su voluntad de silencio. Y así como el documental, hay muchas manifestaciones más: obras de teatro, homenajes musicales e incluso su nombre que se va colocando en las calles de muy diversos sitios.

-El propio estadio donde lo asesinan se conoce ahora como el Víctor Jara.

-Legalmente cambiar el nombre del Estadio Chile, que es el oficial, resulta difícil. Pero es muy común ver que cuando ocurre ahí un acontecimiento nos referimos a él como el Estadio Víctor Jara. Así lo conocemos.

-Pinochet está en proceso de ser juzgado. Cuando lo detuvieron, Ƒcomenzó a hacerse justicia para Jara, entre otras miles de víctimas?

-Ese fue un momento increíble, inaudito. Yo me sentí muy mal cuando detuvieron a Pinochet. No pude saltar o gritar como hizo casi todo el mundo. Como que de repente toda la historia me llegó de nuevo. Era una sensación muy extraña. Mientras todos celebraban, a mí sencillamente me vinieron deseos de llorar. Además está el hecho de que lo detuvieron en Londres, la ciudad donde nací, lo cual hizo más raro el asunto. En cuanto a la justicia, creo que todavía no se hace. Se abrió quizá una pequeña ventana de esperanza desde la cual se mira el fin de la impunidad. Pero falta mucho para que en Chile se haga verdadera justicia. Todavía no sabemos dónde están los desaparecidos. Las madres y los hijos de ellos siguen luchando por saber. En todo caso, el hecho de la detención de Pinochet impulsó un proceso abierto sobre la violación de los derechos humanos en Chile.

-Hay ocasiones en que a algunos creadores se les recuerda por uno o dos de sus trabajos emblemáticos. ƑEs posible que sea el caso de Víctor?

-Bueno, Te recuerdo, Amanda se ha vuelto universal, por lo menos en nuestra lengua. Muchos la han cantado y muchos la cantan.

-ƑDónde estabas cuando la compuso?

-Nadie me cree, pero Víctor en ese momento se encontraba en Londres, invitado por el consejo británico como director de teatro. En una pequeña pensión londinense, solo, compuso esa pieza. Mientras tanto, yo estaba en Chile, y además había una huelga de correo. Eso generaba una incomunicación desesperante.

-Toda una generación ha dado por hecho que Amanda eras tú.

-Pienso que para Víctor era más bien un símbolo que una persona real. Sin embargo, podemos buscarle una explicación racional a los nombres de los personajes que aparecen en el poema: la mamá de Víctor se llamaba Amanda, y Manuel su padre. Aparte, le puso Amanda a su hija. Ya no está él para decirlo, pero quizá Amanda no soy yo o no me compuso a mí esa canción. Sé que me dedicó otras, que por cierto son menos conocidas.

-Quizá el libro sea parte de la justicia hacia Jara y lo que representa.

-Hasta cierto punto puede serlo, porque Víctor Jara continuó con otra vida, luego de su muerte, a través de su obra. Y no sólo en Chile. Cada vez que alguien canta una de sus canciones, le está haciendo justicia. Claro, su figura tiene una fuerte carga emocional, que para los más jóvenes resulta hasta educativa. Entonces vemos que hay varios tipos de justicia. Si los jóvenes en Chile, que nacieron después de su asesinato, saben de él y lo interpretan a su manera, eso quiere decir que es muy difícil matar a la música o a la poesía. No hay régimen militar que pueda contra ellas.