* A la venta, 90 obras de la galería para editar un libro con los fondos


Pecanins, 35 años de trabajos forzados

* Góngora, Nissen, Felguérez, Cuevas, García Ponce y Rojo, entre la plástica que se oferta

Raquel Peguero * Son 35 años de ''trabajos forzados'' que ahora aterrizan en una exposición-venta, en la que se esparcen "pequeños pedazos de nuestros corazón y alma", que recopila "más que nada amor y amistad" para ayudar a nacer un libro que contará los avatares de tres décadas y media de trabajo continuo. Se trata, claro, de la celebración de la galería Pecanins.

''Quien no sepa de amor al arte diría que junto con el prestigio las Pecanins han acumulado dinero. Pero quien las ha visto vivir de cigarros y entusiasmo, sabe muy bien que han debido afrontar tantas adversidades, como las tendencias artísticas de las últimas cuatro décadas, para validarse'', escribe Luis Carlos Emerich en la presentación de la muestra que fue inaugurada el 16 de noviembre en el local, ubicado en Durango 186, Roma.

El crítico las conoce muy bien, y por ello le fue encomendada la tarea de escribir las aventuras de estas tres hermanas -Monserrat, Teresa y Ana María- apasionadas del arte, quienes desde los sesenta se han dedicado más que a difundir -que lo han hecho-, a disfrutar y hacer gozosa la experiencia artística.

Para poder editar este libro recibieron una beca del Fonca y el apoyo de la embajada de España, ''pero una publicación es muy cara y por eso dijimos: 'vamos a hacer este sacrificio', vender estos cuadros que son como nuestros huipiles que fuimos bordando poco a poco y cuentan nuestra historia", dice una sonriente Tere Pecanins.

 

Polvo de aquellos oros

 

La colección ofrece 90 obras gráficas de los sesenta y los setenta que las Pecas -como les llaman sus amigos- reunieron cuando ''fluían'' los artistas de Latinoamérica y España: ''Nosotras los hacíamos venir. Hicimos muchos intercambios, incluso Antonio Seguí nos regaló algunos grabados, otros se los compramos. Nunca los sacábamos porque era algo que se había adquirido en un momento de mucha pasión ente los artistas y nosotras, cuando estaba incluso el puente que tuvimos con Barcelona, ya que también pusimos allá una galería en los setenta que duró ocho años y debió cerrar por falta de recursos económicos.

''(Esa galería) fue una aventura a la que nos lanzamos sin dinero, nomás con ganas, y como beduinos, cargamos los cuadros de un país a otro para poder mostrarlos. Por eso, más que nada es una historia muy sentimental y ahora estamos haciendo esa promoción, vendiendo todo a un solo precio, muy barato, porque va a ir para la edición del libro".

Los amigos acudieron a la apertura y se han solidarizado con la venta. Muchos de ellos son los mismos artistas que están expuestos: ''Nadie ha protestado, porque es una causa muy bonita''.

Toda la obra colgada es maravillosa, resume. ''Todos son artistas buenos que no pasan de moda''. Hay Góngora, Nissen, Roger von Gunthen, Felguérez, Cuevas, Fernando García Ponce, Vicente Rojo, Friedeberg, Helen Escobedo, Jan Hendrix, Nunik Sauret, y catalanes, como Argimón, Guinovart, Hernández Pijuan. Por supuesto que hay trabajos con los que piensan quedarse: ''Algunos son muy entrañables, de los que no se puede deshacer uno porque es como deshacerse de las joyas de la familia. Hay gente que colecciona joyas o coches, nosotros arte. No tenemos dinero, pero tenemos la casa llena de cuadros'', ríe.

El libro, se planea, estará listo en enero, porque en la Fundación Cultural Bancomer, que no pudo apoyarlas económicamente, les ofreció en cambio su foro para presentar el volumen y montar una magna exposición a mediados de ese mes.

''Realmente pasamos el abanico para completar el dinero del libro'', ríe Tere. Explica que en él, ''las vedettes no serán los artistas, sino las Pecanins'', con historias contadas con el ''humor negro, que me encanta, de Emerich, que va a hablar de nosotras, de los happenings, de los artistas que han pasado por la galería.

''Habrá una especie de currículo, y las fotos son de pachangas, de juergas de amigos, de citas con gente importante y de cosas que han sucedido, porque si pusiéramos a todos los artistas que han estado aquí, se necesitaría un libro el doble de caro y no hay dinero para hacerlo a color. Vamos a hacer todo en blanco y negro, pero va a ser divertido.

''Será hablar de la historia de unas hermanas que han luchado por el arte, lo han amado, lo han querido... y que tienen cierto prestigio en el movimiento en que hemos estado siempre''.

-De estos 35 años, Ƒqué rescatas y qué desechas?

-En estos momentos rescato los sesenta, los setenta y parte de los ochenta, cuando estábamos en la Zona Rosa y sólo había cuatro o cinco galerías. Ahí y nos llevábamos muy bien. Cada quien tenía su cuadra de pintores, nos íbamos unos a las exposiciones del otro. Había un gran compañerismo.

''Ahí acudían Gabriel García Márquez, con Cien años de soledad bajo el brazo para tratar de editar; llegaban Carlos Fuentes, Gustavo Sainz, pero también cineastas, Alberto Isaac, Felipe Cazals, Jorge Fons, Arturo Ripstein... Era un conjunto artístico y todos llevábamos un proyecto, muchas ganas y un mirar hacia delante. Era muy emocionante. Ahora en todos estos medios hay una agresividad, una crisis tremenda.

''La generación joven no tiene esos círculos, se juntan, se toman sus tragos y hay mucha más rebatiña entre más galerías que se han abierto. Eso ha causado que nos hayamos aislado mucho el uno del otro. La época de ahora es fea por la desintegración, nadie quiere a nadie''.

Tere Pecanins rememora que en aquellas décadas tenían un gran contacto con Fernando Gamboa, que dirigía entonces el Museo de Arte Moderno: ''Convivía mucho con todos nosotros, teníamos mucho en común. El hizo la primera exposición de la vanguardia española en la época de Franco, porque le llevé el libro de Guerrero Galván y le dije que eso se tenía que hacer. El dijo que mientras existiera la dictadura no lo haría, pero respondí que qué culpa tenían los artistas; unos pudieron salir, otros no, pero han hecho la guerra y han sufrido y batallado. Y se hizo''.

Por eso, dice sin dudarlo, si "tengo que cambiar mi manera de ser: tener computadoras, Internet, entrarle a la rebatiña para sobrevivir, mejor cierro la galería. Lo cierto es que esta casa nos gana y nos tiene amarradas a ella. No vamos a cambiar, hemos estado siempre no en la moda sino en lo que sucedía. Ya no se puede tener una cuadra cerrada de artistas como era antes, ahora tienes que estar con la juventud, con cada generación nace un grupo de artistas.

''En los ochenta promovimos a Macotela, a Renato González, a Alamilla, a Jordi Boldó y otros más y vamos manteniendo aquello y lo nuevo. Cuando hubo la moda de las sangres, los cristos y los seguidores de Fridas Kahlos, aquí no entró ninguno. Y te das cuenta con esta obra, que es gráfica nada más, que hay de todo y que se aguantan muy bien en los noventa''.

-ƑY el futuro?

-Lo vemos como que todos los días vamos a cerrar -ríe-. Está raro, porque pasan cosas más desgradables y todo es más caro, más difícil, y esas valentías que teníamos y que ahora llaman happenings o instalaciones, que hicimos desde los sesenta con lo del pastel-arte, o la comida de colores de Tony Miranda que venía de París, ya no son tan fáciles. Hicimos muchas cosas muy divertidas, la última fue aquí, en Durango, el cine-cabaret que montamos, porque siempre hemos tenido esa locura de hacer cosas que no dejan dinero, pero te diviertes con toda la gente, y son verdadera tertulias con un producto hecho por los artistas y un conjunto creativo entre todos.

''Nunca hemos dependido ni del gobierno ni de becas ni de nada, por eso agradezco mucho que nos ayuden a hacer un libro. Quiere decir que siendo una galería privada no tiene ninguna obligación el Fonca de ayudarnos, porque no somos creadoras de arte, pero sí somos creadoras de gentes e ideas y eso quiere decir que saben nuestra historia. Es la primera vez que pedimos ayuda y nos la han dado. Por algo será''.

(La muestra pro libro de las Pecanins permanecerá abierta hasta el 15 de diciembre.)