* Mínima diferencia de 0.44% de sufragios con el derechista Joaquín Lavín


Apretado triunfo de Ricardo Lagos en Chile; obtuvo 47.96% de votos

* Segunda vuelta, el 16 de enero; será entonces el "esfuerzo final y decisivo", sostiene el socialista

Enrique Gutiérrez, corresponsal, y agencias, Santiago, 12 de diciembre * Con una apretadísima ventaja de apenas 0.44 por ciento, el candidato oficialista a la presidencia de Chile, el socialista Ricardo Lagos, logró la victoria en las elecciones generales de este domingo sobre su más cercano rival, el derechista Joaquín Lavín, pero sin obtener la mayoría absoluta, lo que obliga a la rea-lización de una segunda ronda electoral, a efectuarse el 16 de enero próximo.

Las más recientes cifras divulgadas esta noche por el secretario del Interior, Guillermo Pickering, otorgan a Lagos 47.96 por ciento de los sufragios con 3 millones 359 mil 679 votos, mientras que a Lavín otorgan 47.57 por ciento, con 3 millones 328 mil 652, sobre 99.33 por ciento de la votación de todo el país.

Lagos, líder de la gobernante Concertación Democrática reconoció que no logró derrotar a su adversario en la primera vuelta, pero aseguró que buscará para la segunda ronda, el 16 de enero, unir a todos los chilenos en torno suyo e ir a la lucha final.

Para Lagos este día se cerró un capítulo, pero aseguró que la historia no ha terminado porque, dijo, "el resultado de esta primera vuelta es estrecho y creo que lo seguirá siendo, pero vamos a ganar en la segunda vuelta".

Lagos afirmó que "nunca para nosotros las cosas han sido fáciles, pero tenemos la fuerza para salir adelante y estoy seguro de que lo vamos a conseguir".

Anunció que desde mañana estará trabajando para ganar la segunda vuelta, unir a Chile y construir un país más solidario, para lo cual invitó a todos los chilenos, sin distingos, a sumarse a la tarea que emprenderá para el 16 de enero.

Momentos antes, el aspirante socialista había dicho que una eventual segunda ronda electoral no implica un fracaso de su postulación. "Un fracaso de la elección es no salir electo presidente", apuntó.

Tras el cuarto informe del Ministerio del Interior sobre el resultado del cómputo, miles de partidarios de Lagos se concentraron en la plaza de la Constitución para celebrar el triunfo de su candidato. Allí, Lagos expresó que ahora se inicia el esfuerzo final y decisivo para obtener la victoria y asumir el gobierno del próximo siglo.

Lavín, a su vez, también se declaró triunfador y consideró que todavía tiene muy buena oportunidad para llegar a la presidencia. A medida que van avanzando los cómputos, el cambio va ganando", dijo Juan Antonio Coloma, vocero de la campaña del aspirante de Unión por Chile.

Lavín dijo estar seguro de ganar en la segunda vuelta y se declaró satisfecho con el resultado obtenido hoy porque, aseveró, los chilenos optaron por el cambio. "Estoy más convencido que nunca que ganaremos esta elección presidencial", dijo con su habitual sonrisa ante sus partidarios congregados en las inmediaciones de un hotel de esta capital.

"Quiero ser un presidente que le dé trabajo a los chilenos, que se la juegue por los pobres. Confíen en mí, todo lo que quiero es solucionar los principales problema de este país", dijo el también ex alcalde de la exclusiva comuna santiaguina de Las Condes.

Gladys Marín, del Partido Comunista, se ubicó en la tercera posición con 3.19 por ciento de los votos, en tanto que Tomás Hirsch, del Partido Humanista Verde; Sara Larraín, del Ecologista, y Arturo Frei, no lograron siquiera un punto porcentual.

La reñida lucha entre Lagos y Lavín quedará despejada en la segunda ronda en la que resultarán determinantes los votos que obtuvieron los candidatos Marín, Hirsch y Larraín, que en conjunto suman 3.89 por ciento, estimaron los observadores políticos.

Sobre las cifras escrutadas hasta ahora, a Lagos le falta 1.92 por ciento más un voto para alcanzar la mayoría absoluta, y Lavín necesita 2.48 por ciento más un voto para triunfar.

En todo caso, el hecho de que sólo 31 mil 27 votos separaran a Lagos de Lavín sorprendió notoriamente a los dirigentes de la gobernante Concertación por la Democracia y alegró anticipadamente a la derechista Alianza por Chile, que no se imaginó tan alta votación.

Si un candidato como Lavín fue capaz de escalar en nueve meses un porcentaje de 25 puntos ųen cuanto a intención de votosų a 47.57 por ciento, que los que logró en la elección de hoy, también es posible que en marzo sea el nuevo presidente de Chile, comentaban los analistas esta noche.

Por lo pronto, Marín anticipó que no apoyará a Lagos en la segunda vuelta y culpó al gobierno y a la coalición gobernante de la alta votación obtenida por Lavín. "Si la derecha ha crecido, ha sido porque ha existido un ambiente abonado por la política de concertación", que ha gobernado ya 10 años", dijo.

La elección, la tercera tras el fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet, en 1990, se cumplió en absoluta normalidad en todo el país. Tras depositar su voto, el presidente Eduardo Frei calificó los comicios como "fiesta de la democracia", e indicó que en estos 10 años el gobierno de concertación condujo un proceso político, social y económico muy vasto y muy profundo.

Pero el vicepresidente de la Fundación Augusto Pinochet, Hernán Guilloff, lamentó la ausencia en las elecciones de este domingo del ex dictador, detenido en Londres desde hace más de un año, a solicitud del juez español Baltasar Garzón, quien demandó su extradición para juzgarlo por tortura y conspiración para la tortura.

El canciller Juan Gabriel Valdés al referirse al tema, dijo que "estos comicios están basados en lo que Chile debe ser en el futuro, y no en la tragedia del pasado", en alusión a la dictadura pinochetista que se prolongó 17 años.

Así, los acostumbrados tumultos de reporteros, camarógrafos y guardaespaldas alrededor de Pinochet, no se repitieron este domingo. La última vez que el ex dictador acaparó la atención en unos comicios fue el 11 de septiembre de 1997.

En el extranjero, cientos de chilenos residentes en varios países, especialmente de Europa, también celebraron comicios presidenciales simbólicos a manera de protesta para exigir al gobierno de su país el derecho al voto, prohibido en la Constitución que aprobó en 1980 el ex mandatario de facto.