ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Santa Clos ha organizado de manera temprana un intercambio familiar de regalos bien bonito: a partir de que unos diputados que viven del trabajo fueron instruidos para aprobar el presupuesto familiar del 2000, el jefe de la casa beneficiada ha nombrado a un amigo del otro jefe de familia (que vive en el extranjero, más exactamente en Dublín) para que se encargue de jugar a los barrilitos petroleros.
Ese trueque tan decembrino (tú votas en San Lázaro; yo nombro en Pemex) conseguirá, además, una gran paz interior para dos personas: para Carlos Salinas de Gortari, quien ya no sufrirá viendo a un amigo, Rogelio Montemayor Seguy, sin empleo; y para el recién llegado al gobierno de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, quien ya no deberá esmerarse en encontrar huellas de malos manejos de su antecesor, el propio Montemayor, pues éste tiene ahora el manto protector del gabinete presidencial ampliado.
El nuevo Cid Canjeador
Tan bella estampa navideña de amor y paz debe llenar de sosegado júbilo al ex presidente mexicano residente en Dublín, pues ve, acaso con el ánimo del patriarca cuya obra resiste el embate de los malos tiempos (sexenales), cómo su simiente crece y se fortalece: gobernador que él puso, y que le fue fiel, y que sigue haciendo política bajo sus lineamientos, ha sido premiado, al terminar su encargo, con un puesto importante, a pesar del linchamiento habido en los años del zedillismo contra él, contra el nuevo Cid Canjeador, el Mío Don Carlos (nótese cómo esta columna, precavida, con la vista puesta en el futuro, desempolva el uso del don para aplicarlo de nuevo en el caso del ex que cada vez parece menos tal).
Un repaso a la lista reciente de salinistas premiados: Otto Granados dejó el gobierno de Aguascalientes para irse a Santiago de Chile como embajador; Patricio Chirinos dejó temblando el erario de Veracruz, pero ahora es director de uno de los grandes negocios posibles, Aeropuertos y Servicios Auxiliares, donde se negocian las privatizaciones del ramo y se maneja ese tema delicado de las pistas privadas de aterrizaje y el surtido discrecional de turbosina; Manuel Cavazos Lerma dejó el gobierno de Tamaulipas pero fue incorporado a la campaña labastidista, con opciones políticas abiertas, y ahora Montemayor Seguy, a unos días de haber dejado Saltillo, es nombrado ni más ni menos que director de Pemex.
ƑQuién se aleja del salinismo?
Esa insana vocación zedillista de demostrarle al dublinismo su desafecto nombrando a sus principales piezas salientes como funcionarios, o dándoles oxígeno político, fortalece la versión de que, mientras Francisco Labastida declara que el PRI se aleja del salinismo, el presidente Zedillo sigue creyendo que una manera de acercarle el apoyo de ese importantísimo grupo al sinaloense es dándole cada vez más espacios de poder, así fuesen estos temporales y luego destrozables.
Porque, además, con el nombramiento hecho en sustitución de Adrián Lajous, el presidente Zedillo ha puesto a salvo de los afanes justicieros del nuevo gobierno coahuilense a Montemayor (nacido en México, Distrito Federal, el 1o. de agosto de 1947, según el Directorio de Servidores Públicos del Gobierno de México, compilado por José Angel Pescador Osuna y Eliseo Guajardo Ramos).
Los muertos en el clóset
En efecto, las primeras acciones del gobierno de Enrique Martínez y Martínez se encaminaron de manera clara a la búsqueda de los entuertos administrativos hechos por Montemayor Seguy.
Uno de esos episodios oscuros, de inevitable tufo corrompido, fue el de la venta de terrenos de la presa La Amistad que el gobierno de Rogelio había hecho en favor de uno de sus principales amigos y presunto socio, Jesús María Ramón, a quien originalmente había impulsado el propio Montemayor Seguy para que fuese el candidato designado a la sucesión, al estilo mostrado en Tamaulipas por Cavazos Lerma, quien sí había logrado imponer como su remplazo a Tomás Yarrington.
En este caso, sin embargo, Montemayor Seguy no pudo avanzar en sus propósitos, entre otras cosas porque el principal aspirante a la candidatura, el saltillense Enrique Martínez y Martínez, había formado una base social de apoyo que amenazaba con buscar alternativas (de color negro y amarillo) en caso de que el PRI se obstinase en obsequiar las pretensiones virtualmente releccionistas de Rogelio.
Apagados que fueron los ímpetus de Montemayor y su fallido aspirante, el citado empresario de Ciudad Acuña, Jesús María Ramón, pareció firmarse un acuerdo entre el candidato triunfador, Martínez y Martínez, y el gobernador en funciones.
Las finanzas, barril (Ƒde Pemex?) sin fondo
Sin embargo, llegado al gobierno, Martínez y Martínez mostró que no habría condescendencia con el saliente. Tan delicado es el asunto de los pocos fondos dejados por el antecesor y de las presunciones de malos manejos, que el empresario saltillense Eloy Dewi Castilla apenas aguantó unas horas como nuevo secretario de Finanzas, habiendo renunciado sin explicar sus razones, aunque manteniendo la buena relación de siempre con el ahora gobernador Martínez y Martínez, con quien ha compartido desde mucho antes amistad e inclusive contigüidad residencial.
El tamaño del reto surgido en el área de las finanzas públicas (no sólo viendo hacia el futuro, sino sobre todo hacia el pasado montemayorista) hizo que el gobernador Martínez y Martínez echara mano de una pieza de índole totalmente política, y no técnica, como ha sido Javier Guerrero, quien era hasta hace días diputado federal priísta y miembro de la Cocopa, y cuyo crecimiento político en La Laguna (donde ha sido presidente municipal de San Pedro de las Colonias) se dio en beligerante oposición a Montemayor. Guerrero había sido el coordinador de la campaña de Martínez y Martínez y presuntamente buscaría ser senador en los comicios venideros. Las circunstancias, la gravedad de los asuntos financieros coahuilenses, le hicieron entrar de relevo a un área candente.
ƑQuién atentaría contra un virtual cardenal?
Pero, por fortuna, el Santa Clos de la política mexicana le ha quitado importancia a los pecadillos que Montemayor hubiese cometido en su paso por el erario coahuilense. Ni Martínez y Martínez, ni Guerrero, osarán ahora enfrentarse al poderoso director de Pemex, ni se atreverían a difundir públicamente algo que lastimase un nombramiento presidencial (Ƒo ex presidencial?) como el hecho ayer.
Vista por el lado positivo, hay que reconocerlo, la designación hecha ayer aporta, en estos momentos de crisis de las universidades públicas, un grado de avance nada soslayable: el director saliente, Adrián Lajous Vargas, es economista egresado de la UNAM, y sólo había alcanzado una maestría en economía (en el King's College de la University of Cambridge, en Inglaterra, donde en 1969 presentó su muy sugerente tesis sobre La educación superior y el desarrollo económico de México); en cambio, Montemayor Seguy es economista egresado del Tecnológico de Monterrey (su tesis: Consideraciones generales sobre los gastos de consumo en México basado en el análisis de presupuestos familiares) y tiene dos maestrías, una en el mismo Tec y otra en la estadunidense Pennsylvania State University (donde se graduó con un trabajo llamado Hacía una teoría de planeación regional para el desarrollo de la agricultura), y un doctorado en esa misma institución (donde conoció a Luis Donaldo Colosio), con la tesis sobre Un modelo econométrico del sector financiero. El caso México.
Además, el nuevo director de Pemex ha ocupado diversos cargos en la estructura de las secretarías de Hacienda y de Programación y Presupuesto y fue, en el sexenio salinista, diputado, senador y gobernador. Nada hay en su currículum básico que lo ligue a los asuntos energéticos o petroleros. Pero, bueno, si otro coahuilense ya muerto, Oscar Flores Tapia, quiso aclimatar camellos al desierto norteño, Ƒpor qué otro ex gobernador de aquel rumbo no podría intentar la extravagancia de que la riqueza petrolera nacional sea ahora manejada (provisionalmente) desde Dublín?
šAh, bendita Navidadš šBenditos regalos! šGracias te damos, Santa Clos irlandés!
(Por cierto, se le avisa al amplísimo Club de Fanáticos Lectores de esta columna que descansarán del 20 de diciembre al 3 de enero, pues Astillero tratará de desentrañar los misterios del falso fin de milenio durante ese periodo.)