* Hoy se definirá su situación jurídica
Anoche salieron del reclusorio todos los estudiantes del CGH
* Sindicatos y agrupaciones sociales cubrieron las fianzas
Gustavo Castillo García * "Nadie está por encima de la ley y mi deber es hacer que se cumpla", dijo la juez 45 en materia penal del fuero común, Elsa del Carmen Arzola Muñoz, a 43 estudiantes presos en el Reclusorio Norte ųliberados bajo cauciónų que será este jueves, en punto de las dos de la tarde, cuando les dé conocer, junto con sus otros 30 compañeros ya libres, si enfrentarán un proceso penal por los delitos de motín, daño en propiedad ajena y lesiones, o se les declara en libertad absoluta por falta de elementos.
Sin embargo, aun cuando sean exonerados de los cargos, los 73 integrantes del Consejo General de Huelga (CGH) quedarán fichados de por vida. A todos se les elaboró la ficha sinaléctica. Fueron fotografiados de frente, perfil y tres cuartos; se les tomó su estatura, su media filiación y huellas dactilares.
Este miércoles desde las once de la mañana mejoró el ánimo entre los estudiantes y padres de familia, que tres días pernoctaron en los jardines aledaños a la zona de juzgados del fuero común.
Pero fueron pocos los que celebraron con huelgas o goyas el informe de que se reunió el dinero suficiente para pagar las fianzas. Se animaron hasta que se les indicó que las 43 pólizas habían sido recibidas por el personal del juzgado 45, y que bastaban sólo unas horas para que obtuvieran su libertad.
Esta vez el juzgado ya no cerró sus puertas a más pólizas a las tres de la tarde; la juez ordenó que se diera entrada a todos los trámites aun después de esa hora.
Desde las once de la mañana se difundió información en el sentido de que el SITUAM aportó cien mil pesos para el pago de fianzas, ya que los trabajadores aceptaron de manera individual que se les descontara en dos exposiciones 20 pesos para apoyar la causa estudiantil.
Asimismo, que otras organizaciones sociales y gremiales habían aportado dinero, pero que éste aún no había llegado, por lo que varios padres de familia obtuvieron un crédito ųaunque nunca dijeron de qué instituciónų por medio del cual, unido a lo que se colectó a través de boteos, se reunieron los más de 200 mil pesos necesarios para cubrir las fianzas.
Una joven liberada afirmó que "con la aprehensión y el proceso para obtener la libertad, las autoridades lograron parte de su objetivo, ya que la desorganización en el pago de las fianzas y la preocupación de los padres por los hijos, provocaron fricciones y divisiones".
La estudiante de filos destacó el hecho de que muy pocos fueron los casos en que los liberados, como Libier Estévez, acompañaran a los paristas reunidos en el Reclusorio Norte para esperar a la salida de los otros universitarios presos.
"La mayoría se fue con sus padres y, desde que obtuvieron su libertad, no han venido. Muchos les dijimos que se esperaran a que todos salieran; la presión de los padres fue más fuerte, y a algunos los sacaron. Eso desesperó más a los que permanecimos más tiempo dentro; pero aquí estamos ya, de nuevo en la lucha", dijo momentos después de abrazar a sus padres, y llorar en los hombros de sus familiares y amigos la "horrible cosa que es estar tras las rejas".
El día transcurrió sin muchas muestras de alegría. A ratos no hubo ambiente festivo: los estudiantes se reunían en grupos simplemente a platicar o intercambiar ideas respecto de sus compañeros presos. Otros preferían acompañar a los padres y abogados a las puertas de las afianzadoras para conocer de primera mano el nombre de quienes ya tenían pagada su fianza.
El mayor problema lo constituyeron aquellos casos en los que ninguna persona se presentó para saber la situación de cuando menos 15 estudiantes. Sus compañeros tuvieron que hacer las veces de avales ante las afianzadoras e ingeniárselas para saber sus datos personales.
Cerca de las tres de la tarde la mayor parte de las fianzas estaban pagadas y entregadas; sólo cuatro faltaban de ser presentadas y los padres, apurados, corrían de las afianzadoras al juzgado.
Para las cuatro de la tarde todo estaba listo para que los secretarios de acuerdos del juzgado 45 elaboraran los autos de libertad bajo caución. Padres y algunos estudiantes se arremolinaron en torno al juzgado; creían que sería rápido el papeleo, pero la actividad se detuvo por espacio de quince minutos. Los funcionarios comieron rápidamente unos tacos de barbacoa.
Luego del refrigerio, todo el personal del juzgado 45 trabajó de manera coordinada la elaboración de las boletas y la revisión de las pólizas de fianza; el Ministerio Público fue anotando la hora en que llegó cada uno de los formatos ya pagados y el nombre a quien correspondían.
Al filo de las seis de la tarde, la juez Arzola Muñoz informó a los detenidos que habían obtenido su libertad. "Primero las damas y luego los caballeros", les dijo a sus subalternos.
Así fue, y para las siete de la noche con 12 minutos, por la puerta de acceso al Reclusorio Femenil Norte salieron las ocho estudiantes. Cerca de 200 personas formaron una valla que nunca recorrieron, pues en cuanto egresaron se abrazaron de sus compañeros o familiares.
Entonces la fiesta llegó. Se corearon huelgas, se gritaron consignas.
Pero aún faltaban los 35 varones por salir; cuando ellas ya celebraban, en el juzgado 45 a ellos apenas se les estaban entregando sus boletas de libertad, y la juez les advertía:
"Con esta fianza han contraído derechos y obligaciones; como derecho, su liberación; como obligaciones, venir a firmar cada martes e informar de su cambio de domicilio; en caso de no hacerlo, serán reaprehendidos".
Fue entonces cuando la juzgadora les dijo: "Yo respeto cualquier ideal, pero también debo decirles que no hay actos ni nadie por encima de la ley; mi deber es hacer que se cumpla".
Los jóvenes del Consejo General de Huelga salieron pasadas las once de la noche del Reclusorio Varonil Norte, y este jueves deberán acudir a las dos de la tarde al juzgado, para conocer si se les decreta auto de formal prisión o libertad por falta de elementos para procesarlos.