La Jornada domingo 19 de diciembre de 1999

Antonio Gershenson
Monopolio y alternativas

La prensa internacional ha estado prestando atención a la decisión contra el gigante informático, Microsoft, por parte del juez Thomas Penfield Jackson, en el juicio por prácticas monopólicas. El juicio fue iniciado por el gobierno federal y los de 19 estados del país sede de esa misma compañía, o sea, Estados Unidos. No se trata todavía de una sentencia legal, pero sí de un reconocimiento de hechos, que incluyen el uso de un "prodigioso poder de mercado" para obtener "inmensas ganancias" y deprimir la competencia en perjuicio de los consumidores.

Ya antes se habían iniciado juicios en los estados de Nueva York, Luisiana, Florida y Ohio y, con un mayor alcance, en California, en el que se plantea que más de 10 millones de ciudadanos de esa entidad han tenido que pagar un sobreprecio por los sistemas operativos Windows 95 y Windows 98. Otras empresas del ramo se han agrupado para defenderse de ese tipo de prácticas.

Se conoce como sistema operativo el conjunto de programas de cómputo que permite que una computadora use aplicaciones para escribir textos, llevar a cabo operaciones aritméticas dentro de tablas numéricas, crear o editar gráficas o fotos y muchas otras. El control del sistema operativo más usado ha permitido a Microsoft imponer toda una línea de aplicaciones, venderlas caras sin que haya una calidad que justifique el precio y tener a varios de sus dueños entre los hombres más ricos del mundo. En especial, el principal de ellos, William Gates, no sólo lleva varios años como el número uno de la lista, sino que ha estado duplicando su fortuna en menos de dos años, ya varias veces.

El intento de esta empresa de desplazar al programa Netscape, para el acceso a la red mundial Internet, con su Explorer, fue el punto que precipitó las demandas a las que nos referimos. Se enviaba el programa de Microsoft precargado en las computadoras nuevas, presionando a los fabricantes y al mismo tiempo ofreciéndoles utilidades debido a la presión que con este proceso genera, para cambiar a computadoras más rápidas, debido a la mayor lentitud y el mayor tamaño de los nuevos programas. Pero ya antes se había empleado la misma maniobra para imponer el conjunto de aplicaciones Office. Tal vez no hubo tanto escándalo porque la empresa más afectada, Corel, no es estadunidense sino canadiense. El programa Word Perfect, ya emitido por Corel, fue desplazado del primer lugar del mercado de procesadores de textos por el Word de Microsoft, no por calidad ni por precio, sino mediante estas prácticas monopólicas ahora reconocidas como tales por el juez.

Además de las alternativas propiamente comerciales, basadas en el agrupamiento de empresas para defenderse de Microsoft, ha cobrado una mayor fuerza el sistema operativo Linux, desarrollado inicialmente al margen de los grandes mercados. Surgido en Finlandia, país de sólo 5 millones de habitantes, ha sido desarrollado conjuntamente en muchos países, gracias a la Internet, que permite transmitir los programas de cómputo a bajo costo. Un desarrollador mexicano, Miguel de Icaza, principal coautor de un sistema para hacer accesible el Linux al gran público, acaba de recibir un premio internacional por su trabajo. Además de gratuito o muy barato, Linux es un sistema mucho más resistente, seguro y rápido que los de Microsoft. En los últimos meses, grandes empresas como IBM, Intel, Oracle y Dell han comprado acciones de Red Hat, principal distribuidor de Linux. Corel ya sacó su versión de Linux también.

En México, pese a que el artículo 28 de la Constitución prohíbe los monopolios, todavía se exige que cualquier convocatoria o similar que vaya a ser publicada en el Diario Oficial sea entregada con un disquete con el texto... en lenguaje Word.