Ť En 1959 apareció Obras completas; en 1969, La oveja negra; mañana llega a los 78


En espera de las musas, Augusto Monterroso celebra 3 aniversarios

Ť Cumplir años no es mérito, sino hecho biológico, estima el autor guatemalteco radicado en México

Ť Manifiesta escepticismo de que el nuevo milenio mejore las condiciones de vida de la humanidad

César Güemes Ť Si pudiera, Augusto Monterroso se comería un pastel de cumpleaños, él solo, todos los días. "Es lo mejor de la comida ųdice poco antes de que demos comienzo a la entrevistaų, Ƒa quién se le ocurre servir al final lo más sabroso de la vida que son los pasteles. Si por mí fuera, yo me comería uno diario aunque no fuera mi cumpleaños". El caso es que celebra tres, dos de ellos con júbilo y otro con más serenidad que alegría.

Veamos: su libro Obras completas (y otros cuentos) llega este 1999 a los 40 años de vida, mientras que La oveja negra y demás fábulas alcanza los 30. Y el propio escritor, por su lado, cumple 78 de existencia este martes. Los diversos aniversarios son ya motivo suficiente para conversar con él, si bien es preciso sumar a todo esto el hecho de que hoy se da a conocer el volumen colectivo de título Celebración de Augusto Monterroso (Alfaguara), escrito en torno a la vida y la obra del narrador.

Literatura por presión

ųDiga por principio cómo está y cómo recibe este aniversario, por cierto significativo.

monterroso-augusto-3 ųMe doy cuenta que así como algunas certezas se mantienen, hay dudas que ya quedaron atrás; cuento con fidelidades a ideas y con la memoria de diversos momentos tristes o felices. Ahora, no veo que esto sea por el número de años que cumplo, porque si me pongo a pensar me doy cuenta de que toda la vida ha sido así. No he cambiado necesariamente porque haya tenido alguna vez 50 años y luego 60. La formación que tuve, buena o mala, sólo ha ido consolidándose. Las bases son las mismas para la literatura y para la vida.

ųƑCuál es la historia editorial de Obras completas (y otros cuentos), su primer libro?

ųSe relaciona directamente con Henrique González Casanova. De hecho yo no quería publicar ese trabajo. Cuando vine a México, luego de mi exilio en Chile en el 56, fue González Casanova quien me dio un trabajo en la imprenta universitaria. Me incorporé a la UNAM, desde entonces. El, luego de un par de años, muy generosamente me ofreció la posibilidad de editarme un libro de cuentos. Eso me llenó de angustia porque lo único que yo había publicado eran trabajos en revistas de escasa circulación y me sabía tranquilo porque pensaba que pocas personas pudieron leer esos escritos. Pero un libro ya era algo distinto.

''El caso es que pasó el tiempo y como no se llegaba el momento en que yo entregara el libro, Henrique me dijo: o me traes el volumen o te corro. No quería que me convirtiera en burócrata. Me lo dijo muy en serio, aunque tal vez él no tuviera la intención de despedirme. Entonces recogí de varias revistas los 13 cuentos que contiene el libro que finalmente apareció en el 59. Si no hubiera sido por González Casanova, creo que me la hubiera pasado haciendo como que algún día iba a publicar algo".

ųƑQué pasa con La oveja negra y demás fábulas?, Ƒalgo similar?, Ƒle "pusieron presión", como dicen los zapatistas?

ųPues sí, qué curioso. Después de dar a conocer mi primer libro me quedé un poco asustado. Y por otra parte seguí escribiendo cuentos y publicándolos en revistas. Pero no pensaba hacer ningún otro libro tan pronto. Dejé que pasara el tiempo. No deseaba repetir el estilo o la forma de los textos de Obras completas... Y no encontraba un género a mi gusto. Llegó el momento, sin embargo, en que la UNAM dejó de publicar el libro de cuentos, y yo quería que el sello Joaquín Mortiz lo editara. Pero don Joaquín Díez-Canedo no estuvo de acuerdo. Me publicaría pero un texto nuevo con tal de que no me convirtiera en autor de un solo libro. Me pidió que le llevara algo distinto, me lo exigió.

''Pasaba el tiempo y no daba con la manera nueva de hacer cuento. Fue entonces cuando se me ocurrió crear fábulas y me dediqué a ellas. Así es como aparece La oveja negra... Hubo un lapso en que en la revista Siempre! di a conocer ocho de esos textos y tuvieron buena acogida. Pensé: pues a lo mejor debo seguir con esto. Cuando completé 40 fábulas se las llevé a Joaquín y es por eso que el volumen apareció en su casa editorial''.

ųƑCuáles son los aniversarios que le interesa rememorar? ƑLos de una gesta revolucionaria, los de un ser querido, los de un viaje?

ųNo soy muy dado a celebrar aniversarios, ni siquiera el mío. Cuando he cumplido, ya avanzada mi edad, años con terminación en cero o en cinco, no he querido hacer una fiesta. Cumplir años no es mérito, sino un hecho biológico. Luego, internamente tampoco lo celebro porque me doy cuenta que cada aniversario va pesando más que el anterior.

ųAunque los libros propios sí los celebra.

ųPero por una razón: yo los he hecho y en ello veo algún mérito. Me da gusto la celebración de estos 40 y 30 años, respectivamente, a propósito de la aparición primera de dos de mis libros. Sé que no son títulos que se vendan mucho, pero aún con la venta regular que tienen se conservan frescos. Los dos volúmenes se han reditado y traducido a varios idiomas, incluso al latín. Así que hablamos de varias décadas de literatura viva.

ųƑLe dice algo el hecho de que dentro de unos días entremos a un nuevo milenio?

ųSoy pesimista, veo este cambio en el calendario con muy pocas esperanzas de que las cosas se modifiquen. Es decir, que los pobres dejen de ser pobres y que los ricos dejen de explotarlos. Esos son los dos grandes grupos humanos que dentro de unos días me parece que continuarán igual. No veo que haya posibilidades de cambio al menos en los primeros años del milenio. Quizá con el ejemplo de Seattle el cambio se consiga. Pero después.

ųMe habría gustado hablar con usted en esta ocasión de asuntos que no estuvieran relacionados con la literatura, como podría ser el caso de los perros que ha habido en su vida.

ųNo tengo perro desde hace 70 años. Aunque, claro, hay varios de ellos en mi literatura. El último perro que tuve fue cuando era niño. Se llamaba algo así como Hércules. Su muerte, al paso del tiempo, me causó mucha pena. Entonces decidí junto con mi familia no tener más perros. En cambio, de forma posterior me aficioné a los gatos, con el mismo resultado. Ya de adulto tuve una gata de nombre Manón, y ella desapareció un día como suelen hacer los gatos. Eso me produjo mucho dolor y me evitó la posibilidad de tener animales domésticos de ese tipo. Me conformo con las moscas. Por cierto, mis amigos creen que la gata Manón se apellidaba Lescaut, pero no, su apellido era Tropo.

ųCuente cómo es un día en su vida.

ųEn cierta forma ordinario, pero no en cuanto a la posible rutina de trabajo. Las jornadas pueden ser muy variadas. No tengo una vida metódica. Mis días no son iguales unos a otros. Como puedo ponerme a escribir, tal vez lea o escuche música o quizá salga a la calle a no hacer nada. O tal vez me dedique a realizar tareas de la existencia doméstica, como ir por el periódico, realizar pagos en el banco o ir al mercado. Pareciera que es una molestia hacer fila en un banco o buscar la mejor mercancía en un mercado, pero yo lo considero algo bueno porque me ha mantenido siempre en contacto con la gente de carne y hueso. Es decir, este tipo de trabajos me gustan porque no me dejan aislarme. No vivo en una torre de marfil, paso con frecuencia las mismas penalidades que todos en esta ciudad. Así que aunque sean experiencias muy superficiales, si se quiere, me ponen en contacto con la "vida viva", por llamarla así en oposición a la vida de los libros. En cuanto a la existencia de escritor, es muy aleatoria.

ųƑEstá preparando algo?

ųMás o menos sí y más o menos no, porque creo en las musas. Y si una musa no me llama, yo sigo como si nada y no escribo.