Ť Obtuvo 24.22% de votos: Comisión Electoral
Gana el Partido Comunista los comicios legislativos en Rusia
Ť Tendrá en la Duma la fracción más grande con 111 diputados
Ť Rebasó a la coalición oficialista Unidad que logró sumar 23.37%
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 20 de diciembre Ť Al escrutarse los votos en los grandes centros urbanos, el Partido Comunista rebasó a la coalición oficialista Unidad y se convirtió en ganador de los comicios legislativos del pasado domingo.
El mismo fenómeno favoreció a Patria-Toda Rusia que se afianzó en la tercera posición, superando a la Unión de Fuerzas de Derecha. Yabloko y el Bloque de Zhirinovski ocupan quinto y sexto lugares.
Así se desprende de las cifras preliminares dadas a conocer por la Comisión Central Electoral sobre el escrutinio de poco menos de 90 por ciento de las boletas, que ya no pueden alterar significativamente los resultados finales.
El Partido Comunista obtuvo 24.22 por ciento; Unidad 23.37 por ciento; Patria-Toda-Rusia 12.64 por ciento; Unión de Fuerzas de Derecha 8.72 por ciento; Yabloko 6.13 por ciento, y Bloque de Zhirinovski 6.08 por ciento.
Conforme a los resultados preliminares en los distritos de votación directa, que se disponen ya, puede anticiparse que el Partido Comunista tendrá en la nueva Duma la fracción más grande del orden de 111 diputados, lo cual es ostensiblemente menos que los 205 que, junto con sus aliados, tenía en la anterior legislatura.
Unidad se convierte en la segunda fuerza con 72 diputados, seguida de Patria-Toda Rusia con 62, la Unión de Fuerzas de Derecha con 29, Yabloko con 23 y el Bloque de Zhirinovski con 17.
La batalla más importante se dará en torno a los diputados que vencieron en distritos de votación directa y que se presentaron con banderas de "independientes". Son 132 y entre ellos figura gente tan independiente como el magnate Boris Berezovski, la eminencia gris de la Familia presidencial, o Yuri Masliukov, ex viceprimer ministro delegado al gabinete de Primakov por el Partido Comunista.
La capacidad de atracción de diputados "independientes" decidirá la composición final de la Duma, así como la posibilidad de que se escinda Patria-Toda Rusia y su componente regional se suba al carro de la "mayoría constructiva de derecha" que promueve el Kremlin para respaldo del Gobierno de Vladimir Putin.
En esa llamada mayoría constructiva ya se apunta Nuestra Casa es Rusia, que era la segunda fuerza de la anterior legislatura y sacó el domingo un porcentaje muy por debajo de 5 por ciento, pero tendrá en la Cámara 10 diputados que vencieron en distritos mayoritarios.
Entre ellos el ex primer ministro Viktor Chernomyrdin, que ųdicho sea de pasoų podrá legislar con otros colegas suyos que también ganaron una diputación: Serguei Stepashin, por Yabloko; Serguei Kiriyenko, por la Unión de Fuerzas de Derecha; Evgueni Primakov, por Patria-Toda Rusia, e incluso Nikolai Ryzhkov, ex jefe de gobierno todavía de la URSS, por el Partido Comunista.
Patria-Toda Rusia trata de presentar la reelección del alcalde moscovita, Yuri Luzhkov, como gran triunfo pero bien sabe que no es así: no se podía esperar otra cosa ante la red de corrupción que florece en la capital bajo el esquema de pequeños beneficios a los habitantes de Moscú a cambio de grandes utilidades para el entorno de Luzhkov.
Es evidente que la oposición no tendrá mayoría esta vez, la primera en la Rusia de Yeltsin, pues aun una alianza ųpoco probableų del PC y Patria-Toda Rusia, o lo que quede de ésta, sería insuficiente.
Por todo lo anterior, el Kremlin emerge como gran triunfador de estos comicios.
Su meta era impedir que Patria-Toda Rusia no ganara y logró mucho más: un Partido Comunista como triunfador formal pero con la mitad de diputados que antes, una coalición oficialista apenas por debajo, una Patria-Toda Rusia en tercer lugar y con riesgo de escindirse, una coalición de derecha sorprendentemente fuerte y una liberal que puede apoyar algunos proyectos de ley y, por último, un grupo como el de Zhirinovski que aprueba lo que sea, siempre y cuando el precio convenido justifique el esfuerzo de levantar la mano.
El primer subjefe de la Oficina de la Presidencia, Igor Shabdorasulov, llamó hoy a todo esto una "revolución silenciosa". Más bien, asistimos al nacimiento de lo que sería más justo llamar, valga el neologismo, una democracia mediática.
Una democracia en que los medios de comunicación pueden crear una coalición a tres meses de los comicios y volverla segunda fuerza política, sin que se conozca su programa ni sus propuestas, más allá de apoyar a Vladimir Putin.
Una democracia en que la guerra de Chechenia permite aumentar en flecha el índice de popularidad del primer ministro, a partir de este lunes cercano a 50 por ciento de la intención de voto, y alcanzar contundentes apoyos en las urnas.
Una democracia capaz de destruir a la alianza que, hace apenas tres meses, se proponía arrasar el pasado domingo y acabó en un modesto tercer sitio, que no es sino una sonada derrota al clan de la élite gobernante enfrentado al Kremlin y un serio revés a las aspiraciones presidenciales de su líder, Evgueni Primakov.
Una democracia en que el Partido Comunista, en el contexto de una realidad en que lo que sobrarían son los argumentos, no logra articular un programa de gobierno que pueda resultar atractivo a la mayoría de la población rusa, salvo lo que es su electorado cautivo.
Una democracia, por último, en que los partidos de bolsillo y sus circenses líderes suben y bajan, según convenga a quien finalmente detenta el poder y el dinero.
Por ello, en esta primera lectura de lo que pasó el domingo una conclusión no puede evitarse: el triunfo del Kremlin significa, al mismo tiempo, una derrota de la democracia en Rusia. Queda aquí todavía mucho camino por andar hacia una sociedad que aspira ųy debeų ser mejor que la soviética.