Ť Valentín Campa /y IV Ť

Ť Elena Poniatowska Ť

Cuando estaba en la dirección del sindicato ferrocarrilero, entramos en conflicto con Lombardo, con Amilpa y con Fidel Velázquez, quien nos fue a ver a Laborde y a mí para insistir en un entendimiento nuestro con Lombardo, pero era muy difícil, porque teníamos discrepancias muy grandes.

Nosotros, en la coalición de sindicatos industriales, planteamos la lucha de los obreros mexicanos, en plena Guerra Mundial, por nacionalizar las empresas y en Ferrocarriles lo logramos. Nacionalizamos todas las empresas inglesas y estadunidenses que existían en el país.

Lombardo y Fidel nos atacaban, porque decían que esa lucha nuestra le hacía el juego a Hitler, mientras que Avila Camacho, que era el presidente, decía que teníamos razón y nacionalizaba las empresas. Tuvimos problemas tan graves como el plantear que al mismo tiempo que reforzábamos la lucha contra el fascismo, los ferrocarrileros y los mineros éramos los que más aportábamos al intensificar el envío de minerales y metales para la industria militar de Estados Unidos. Teníamos aquí que defendernos, porque en la época de guerra los banqueros y los grandes comerciantes hacían el gran negocio manipulando la carestía de la vida. Por ejemplo, siendo Avila Camacho ya presidente, planteamos un programa del Sindicato Ferrocarrilero, que ya era muy conocido, para forzar medidas contra la carestía. Planteábamos el control de cambios, la nacionalización de la banca, mano a los especuladores y aumento de salarios para compensar el ajuste de las percepciones reales con la devaluación del peso. Dimos la pelea.

En 1943 estaba trabajando aquí, en Nonoalco, precisamente para realizar paros breves, una manifestación y paros por más tiempo, hasta que atendieran nuestros llamados. En la CTM habíamos intervenido, con la representación del sindicato, planteando una huelga general, y Lombardo y Fidel se opusieron mientras que Avila Camacho encauzó el problema a un Consejo Nacional de Economía.

Cuando planteamos esas luchas del 33, hicimos el primer paro de 20 minutos y luego hicimos un gran mitin en el Coliseo. Estaba en el programa, destinado para hablar en un mitin de una manifestación que se haría como a los 15 o 20 días, pero resulta que el descontento era tan grande que se llenó el Coliseo, se llenó la calle, pusimos sonido y se presentó un incidente: habíamos logrado de la Presidencia la autorización para radiar el mitin, y Maximino Avila Camacho, en la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, ordenó que no se radiara el mitin, lo que provocó una indignación enorme. Después de ese mitin, Avila Camacho aceptó nuestro requerimiento de una ley de emergencia para un aumento salarial en relación con la carestía. Lo aceptó. Y al mismo tiempo Lombardo y Fidel nos atacaban, diciendo que con eso estábamos haciendo el juego al fascismo.

El Popular

El día que estábamos firmando en la Secretaría del Trabajo el proyecto que decretó Avila Camacho, salió el periódico El Popular, que dirigía Lombardo, con una cabeza que decía: ''Campa, aventurero que le hace el juego al fascismo'', y al día siguiente: ''Campa está loco", de parte de Lombardo y de Fidel Velázquez. Decían los compañeros: ''ƑCómo es posible entendernos así? No es posible. Son posiciones totalmente opuestas''. Avila Camacho nos oía y todo, pero era muy lombardista pues le tenía una gran admiración.

ųƑA sí? ƑY por qué le tenía tanta admiración?

ųEs difícil saber por qué. Son cosas subjetivas, Ƒno? Claro, Lombardo era un individuo muy culto e inteligente y llegó a tener fases muy buenas. Fue aliado nuestro contra Calles y luego en la formación de la CTM. El periódico El Popular era de Lombardo, con subsidio del gobierno federal de Avila Camacho y con toda la línea reformista de él. Mantenía algunas críticas, pero siempre apoyando al gobierno. Con Vittorio Vidali, Laborde y yo estuvimos examinando todo esto varias veces, y reconoció que era muy difícil entenderlo, pero era un gran admirador de Lombardo.

Ese entendimiento con Lombardo lo tuvimos cuando Amilpa y Fidel Velázquez, por indicaciones de Alemán, lo expulsaron de la CTM. Entonces Lombardo nos planteó un cambio de impresiones, porque él era presidente de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) y al expulsar a Lombardo de la CTM, Amilpa y Velázquez separaron fatalmente a la CTM de la CTAL.

Nosotros teníamos la coalición de sindicatos industriales, que era muy poderosa. Lombardo veía que se creaba una situación muy difícil y quería que lo ayudáramos. Entonces yo le dije a Ocampo que aunque Lombardo había sido muy inconsecuente, ahora estaba en una situación muy difícil y que yo estaba de acuerdo en que lo ayudáramos a salir de ella.

Estuvimos en su casa los líderes sindicales de entonces. Luis Gómez Zepeda, un modesto empleado que luchaba conmigo; Agustín Guzmán, El Negro Ibáñez, Vidali, que era muy amigo de Lombardo. Lo ayudamos e hicimos el congreso de la CTAL en 1947, apoyándonos en la coalición de sindicatos industriales, que era una fuerza muy poderosa.

Hernán Laborde

ųƑY Laborde cómo era? A mí siempre me llamó la atención, porque Concha Michel, la luchadora y cantante de corridos, me contó que fue su compañero durante años.

ųUn compañero muy modesto, muy inteligente y estudioso. El tenía una ventaja sobre nosotros: hablaba y leía muy bien el inglés y también leía muy bien el francés. La literatura internacional, entonces, era casi nula en español. El avanzaba mucho en los conocimientos generales y teóricos de los problemas con base en sus lecturas europeas, y hacía esfuerzos por transmitirnos lo que él leía porque era muy solidario, pero no era igual, y eso le daba ventaja porque leyó a Marx a profundidad. Murió a una edad madura. Tenía unos 54, por ahí.

ųBastante joven.

ųBastante fuerte. Murió de mal de Parkinson. Duró como un año o dos con la enfermedad. Le comenzó muy leve, lo que hizo que el proceso durara mucho tiempo, unos dos o tres años. Cuando el mal lo llevó a que ya no podía leer porque ya no podía ni detener los libros, se desesperó y se dedicó a estudiar científicamente su enfermedad. Localizó, en inglés, unos estudios de una operación cerebral de las neuronas, que son las que dan lugar a la enfermedad, pero sólo eran hipótesis. Trató ese problema por correspondencia con el sabio estadunidense que más conocía la enfermedad y ese sabio se interesó por su caso. Inclusive vino a verlo aquí antes de que lo operaran, porque Laborde eligió operarse prefiriendo el riesgo de morir a seguir viviendo así. Le entraba una temblorina muy fuerte y ya no podía manejar ni escribir ni nada. Podía dictar, pero no había recursos porque estábamos en la miseria y eso era un problema. Aunque el sabio estadunidense dijo: ''Es muy arriesgada la operación'', él, valientemente respondió: "Yo me la juego".

Lamentablemente murió como consecuencia de la operación. Vivió unos días sin la temblorina y estaba muy contento, como todos nosotros, pero a los pocos días murió afectado del cerebro. Yo lo respeto, Ƒverdad? El sabio estadunidense también admiró mucho su actitud. Era un gran camarada, un talento. En el problema de Trotski él asumió una actitud muy firme, muy consecuente, aun conociendo los riesgos, porque entonces la Internacional Comunista tenía una gran influencia y todos nosotros habíamos sido educados en la admiración a la Unión Soviética, inclusive a Stalin.

Aquí en México algunos ejercíamos con mucho cuidado. Laborde fue uno de los que, en el caso de Trotski, llegó a la conclusión de que era una orden directa de Stalin y que era inadmisible tolerar una actitud de ese tipo. Fue muy valiente. El me dijo: ''Esto es cosa de Stalin y Stalin está cayendo por una pendiente donde va a hundirse por su prepotencia y su calvinismo''. Sobre todo fue muy consecuente cuando nos calumniaron y comenzaron a decir infamias contra nosotros, porque nos oponíamos al asesinato de Trotski.

Se desarrolló aquí una tesis, entre los comunistas que nos expulsaron, de que éramos unos sectarios oportunistas. Eramos sectarios porque aceptábamos la alianza con Lombardo, la unidad de acción... pero al mismo tiempo criticábamos a Lombardo en todo lo que tenía de incorrecto. Inclusive ellos llegaron a afirmar que Lombardo era un comunista sin carnet ni credencial. Eso no era cierto. El fue sobre todo un marxista, tal vez el mejor conocedor del marxismo. Decían que éramos unos oportunistas y caían en actitudes realmente infames. Cuando yo fui a la prisión por el movimiento de los sindicatos industriales contra la devaluación del peso de 1948, ellos me atacaban porque decían que yo estaba en la prisión como maniobra de Alemán. Alemán me tenía en la prisión como una maniobra para prestigiarme. Unas cosas bárbaras, totalmente bárbaras.

ųƑY Gómez Lorenzo cómo era?

ųLe decíamos El Canario, porque era de las Islas Canarias. Se hizo mexicano aquí. Estaba totalmente identificado y adquirió hasta los hábitos de los mexicanos. Vino muy jovencito y se incorporó al PC, especializándose como periodista; fue jefe de la redacción de El Machete durante toda una época. Yo incluso fui director de El Machete unos años y él era el jefe de redacción.

ųƑEn qué años tú fuiste director?

ųTe lo voy a decir con exactitud, en 36 y 37. El Canario era el jefe de redacción y fue un factor muy importante para hacer de El Machete un periódico muy fluido. Muy interesante el periodiquito.

El y Laborde editaron El Machete en el periodo de la ilegalidad, un Machetito muy chiquito, pero muy bien hecho. Luchó junto con nosotros muchos años y salió cuando nos expulsaron a nosotros. Entonces ya se hizo un periodista profesional. Estuvo en las Islas Marías en 32 o 33 junto con Revueltas, Gabriel Vadillo y otros compañeros como un año, tal vez año y medio. Entonces estaba Mújica de gobernador de las Islas Marías y los trataba muy bien.

ųBueno, pues yo creo que ya no te quito tu tiempo.

ųNo, no me lo quitas. Tú sabes que estoy encantado de charlar de estas cosas.

Valentín Campa murió a la edad de 95 años el 26 de noviembre de neumonía, en el hospital Manuel Gea González. Durante su vida lo apodaron El Bolchevique. Era un orador fogoso y muy valiente. Permaneció en la cárcel hasta 1970 (el último de sus encierros) y salió del brazo de un sonriente Demetrio Vallejo. De 1979 a 1982 fungió como diputado federal y hasta fue candidato presidencial comunista tres años antes, en 1976. En San Lázaro, los diputados guardaron un minuto de silencio en memoria de un hombre íntegro que vivió hasta el fondo y lo sacrificó todo por sus ideales.