Ť Son rumores de algunos empresarios: Malo y Rubio Oca


Falso, que se rechace a egresados de las universidades públicas

Ť La contratación no siempre se define por la formación: Angel Díaz

María Esther Ibarra /I Ť "Si hubiera dos puestos y dos candidatos, el de mayor jerarquía se lo damos al de la universidad privada, porque sabemos que nos va a responder mejor". Esta afirmación de un empleador no es nueva. Sin embargo, a partir de la prolongada huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), representantes del sector empresarial empezaron a darle vigencia.

Según la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en un informe que dio a conocer en noviembre pasado, entre 1986 y 1999 la colocación de egresados de la UNAM en puestos de dirección de las empresas (como propietarios o directivos) cayó en más de 42 por ciento. En el mismo periodo, estimó, el número de egresados de la máxima casa de estudios que ocupó puestos profesionales intermedios disminuyó 57 por ciento.

A partir de esos datos y en el contexto de la huelga de la UNAM, para la Coparmex es indudable la preferencia de los empresarios por alumnos de otras universidades o, dicho en otras palabras, su rechazo a contratar a egresados de la Universidad Nacional.

"Son rumores o simples expresiones de un grupo de empresarios sobre una posible postura de no contratar a los egresados de la UNAM. Desconozco esa situación, porque tampoco hay datos precisos que pudieran sustentar esas versiones", asegura el secretario de Planeación de la máxima casa de estudios, Salvador Malo Alvarez.

Con él coincide el secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), Julio Rubio Oca: "No tenemos información que dé cuenta de ese fenómeno, que ciertamente ocurrió en el pasado.

En tanto, rectores de universidades estatales también sostienen que sus egresados son empleados en los sectores público y privado, aunque no en todas las áreas, como admite el de la Universidad de Colima, o bien, en algunos campos ųcomplementa el del estado de Méxicoų hasta se los pelean.

Al margen del conflicto de la UNAM, Rubio Oca considera importante informar a la sociedad lo que es la universidad pública y, en particular, a los empleadores, de lo que están haciendo los egresados de las casas de estudio, porque "muchas veces se tiene una imagen distorsionada de sus funciones y logros".

Por lo pronto ųexplicaų, los estudios de egresados realizados con base en la metodología elaborada recientemente por la ANUIES y aplicados en 10 instituciones públicas de educación superior, "permiten mostrar que un alto porcentaje, en promedio 80 por ciento, se encuentra laborando, y una proporción similar ejerce su profesión".

Los mismos estudios, indica Rubio Oca, demuestran que los egresados de las universidades públicas apenas tardan entre seis meses y un año para incorporarse al mercado laboral.

"Estos son datos objetivos y claros para comprobar a la sociedad que nuestras instituciones están funcionando y en constante mejoramiento, sobre todo con los programas que están en marcha y los que establecerá la ANUIES en los próximos años, para fortalecer y consolidar el sistema público de educación superior y que responda mejor a las demandas de los sectores productivos", concluye Rubio Oca.

En su libro Empleadores de universitarios. Un estudio de sus opiniones, Angel Díaz Barriga, director del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) de la UNAM, advierte que no siempre la formación académica de los egresados de las instituciones públicas determina la contratación.

Para Díaz Barriga se "ha construido un discurso mecánico a partir de la relación educación-empleo, descuidando múltiples aspectos de esta complicada y contradictoria relación". Así, agrega, "se plantea que si un egresado no obtiene un empleo se debe a una deficiencia de formación, que si obtienen más empleo egresados de determinadas instituciones es porque recibieron mejor preparación, sin analizar la dinámica que tiene el crecimiento de las fuentes de trabajo en un periodo de crisis, la diversidad y complejidad de las empresas en México, ni las construcciones ideológicas que los empleadores tienen respecto a los egresados universitarios.

"Las explicaciones en torno a la falta de empleo de los egresados universitarios deben buscarse en un conjunto de elementos y valoraciones que, en algunos momentos, se vinculan estrechamente con lo que pudiéramos denominar discriminación de los egresados de instituciones públicas por múltiples factores: ideología, filiación política e incluso situaciones raciales".

Situación que el director del CESU constató al aplicar 60 entrevistas de fondo a empleadores de instituciones de los sectores público y privado: industrias químico-farmacéutica, de la construcción, hulera, automotriz, textil y alimenticia, comunicación de masas, despacho contable, cadena comercial, bancos, seguros, comunicaciones y transportes, paraestatales y secretarías de Estado. Por ejemplo:

Criterios de contratación de un consorcio industrial: "Ser católicos de nacimiento, no pertenecer a ningún sindicato ni partido político, no vivir ni haber vivido en unión libre, estar casados por el civil y la iglesia, no ser homosexuales. Importante: desenvolvimiento personal y presentación física de la persona. Para puestos directos de preferencia tez blanca".

Visión de un empleador recogida por Díaz Barriga: "El origen académico del aspirante es importante para su contratación, porque se relaciona con su nivel cultural. Se considera que el ITEMS y la Iberoamericana responden mejor a las necesidades de la empresa. Sus egresados son contratados aun sin experiencia. Se prefiere a los alumnos de la universidad privada, porque estas instituciones dan cierta seguridad personal e independencia económica, además tienen más capacidad y mentalidad de triunfador".

Un núcleo significativo de entrevistados, asienta Díaz Barriga en su libro, manifiesta una perspectiva de que los egresados de las universidades privadas, por el mero hecho de serlo, están en condiciones de ser postulados para un mejor puesto. Así, "la devaluación que se asigna a la formación que se adquiere en las universidades públicas en algunas empresas se utiliza como factor a priori".

Sin embargo, también destaca que existen otro tipo de valoraciones sobre los estudiantes de las universidades públicas y privadas. Valores que, observa, tienden a beneficiar a los de las primeras.

Empleador del sector público: "La mayoría de los candidatos proviene de la UNAM, tenemos también quienes viene de las universidades privadas, pero no se quedan por el sueldo". Otro entrevistado manifestó: "El comportamiento de los egresados de universidades privadas (se basa) en qué me pueden ofrecer, cuánto voy a ganar, dónde voy a trabajar".

Por ello, concluye el director del CESU, "asistimos a un periodo que se caracteriza por establecer afirmaciones muy genéricas en la relación universidad-empleo.

Las que, independientemente de la base real que las sustenten, han contribuido a generar una serie de prejuicios sobre la finalidad de las instituciones universitarias, en particular las de carácter público".