Ť México ofrece trabajo descalificado como ventaja, afirma investigadora
Los salarios depreciados atraen inversión foránea
Salarios bajos y uso intensivo de la mano de obra son los aspectos que caracterizan al sector laboral en México. ''A nuestro país le ha tocado contribuir con trabajo intensivo y descalificado, y con salarios depreciados, al grado de que hoy este tipo de trabajo se ha convertido en una de las mayores ventajas comparativas que los gobiernos de México ofrecen para atraer la inversión extranjera'', señala un estudio del Area de Investigación de la Universidad Obrera de México.
De acuerdo con datos del estudio Precarización del trabajo y salario, de la devaluación de diciembre de 1994 a noviembre de 1999 el salario mínimo en el país sólo puede comprar 38 por ciento de la canasta básica indispensable (CBI) --incluye 40 productos de consumo mínimo como alimentos y servicios--, por lo que se requiere un incremento salarial no menor al 158 por ciento. Esto se debe a que los precios de la canasta en dicho lapso han aumentado 262 por ciento, mientras los salarios mínimos sólo se incrementaron 86.56.
Por otra parte, las horas de trabajo necesarias para adquirir una CBI han aumentado. Tomando como referente 48 horas de trabajo semanales, en diciembre de 1994 un trabajador que percibía un salario mínimo al día tenía que laborar 77 horas a la semana para adquirir una CBI, es decir, 29 horas adicionales; lo que revela la pérdida de poder adquisitivo del salario previamente acumulada. Para noviembre de 1999, tenía que laborar 124 horas a la semana, lo que representa 76 horas extra de trabajo.
Además --apunta el estudio de la investigadora Laura Juárez Sánchez-- los salarios se han depreciado no sólo por los topes impuestos por el gobierno y los empresarios, sino por el deterioro del llamado ''salario social'', el cual está relacionado con la afectación del nivel de vida de los trabajadores por los sistemáticos recortes presupuestales a los subsidios de productos básicos (como la tortilla, la leche, el pan) así como por la disminución del gasto destinado a la educación, la salud y la vivienda.
Esta situación se agudizará para el próximo año ya que, asegura en el estudio, se prevé que en el Presupuesto de Egresos del 2000 se reduzca la partida a Liconsa en 66 por ciento; la destinada para la reconstrucción de las escuelas en 75 por ciento, y la del Colegio Nacional de Educación Profesional (Conalep) en 50 por ciento menos al de 1999.
El estudio señala que el permanente deterioro del salario mínimo ha conducido a la baja del resto de las remuneraciones del sector productivo y expone como ejemplo que entre 1994 y 1999 las contractuales cayeron 23 por ciento, las de la industria maquiladora de exportación 7, y las de la industria de la construcción 30.
El comportamiento de la inflación y de los salarios muestra cómo en los últimos cinco años los precios de la CBI han estado muy por encima de los aumentos impuestos a los salarios mínimos; por lo que el argumento de los empresarios y del gobierno de que ''el aumento de los salarios es inflacionario'' no puede ser aceptable. Como ejemplo de ello están los precios de la tortilla, la leche y el frijol que se elevaron en 388, 255 y 244 por ciento, respectivamente, mientras los salarios se han mantenido estancados entre 1994 y 1999. (Véase gráfica 1)
En cuanto al empleo, el estudio destaca que durante la actual administración ha habido un déficit de 4 millones 742 mil 818 puestos de trabajo, y 50 por ciento de la población económicamente activa --equivalente a 19 millones de personas-- se ocupa en la economía informal, tal como lo reconoce la propia Secretaría del Trabajo y Previsión Social. (Tania Martínez Cárdenas)