La Jornada viernes 24 de diciembre de 1999

Luis Javier Garrido
La presa

El conflicto de la UNAM, que pudo haberse resuelto en poco tiempo, no ha dejado de agravarse por la intransigencia de las autoridades que se oponen a abandonar el proyecto de privatizarla, pero también por la resistencia de la burocracia universitaria, que defiende sus privilegios y ha hecho de la Universidad Nacional su coto privado.

1. El diálogo del Palacio de Minería ha resultado toda una sorpresa, pues ante los jóvenes estudiantes del CGH que defienden con inteligencia su convicción de que la Universidad Nacional debe continuar siendo pública y gratuita y de que por lo mismo es urgente democratizar sus instancias de gobierno, los integrantes de la delegación "de Rectoría" han asumido una actitud de intolerancia y de prepotencia negándose a aceptar que deben entender a los estudiantes como sus interlocutores en un plano de igualdad, que es un principio que norma cualquier diálogo, lo que los ha llevado a asumir todo el tiempo decisiones unilaterales y una conducta carente del respeto mínimo que debe existir en cualquier encuentro de este tipo.

2. El rector De la Fuente, quien según se informó sigue las discusiones de Minería por un sistema de televisión "de circuito cerrado", al igual que lo hace el equipo de Gobernación que ha definido la "estrategia" contra los estudiantes y los servicios informativos de Televisa, debe estar sumamente preocupado por el bajísimo nivel intelectual y la carencia de argumentos de la mayoría de sus enviados, que obliga de continuo a su emisario principal, Alberto Pérez Blas, un ex funcionario de la Secretaría de Salud, ajeno a la UNAM en los últimos años, a apoderarse del micrófono de continuo para tratar de convencer a la prensa y a los radioescuchas, al más puro estilo priísta, de que las autoridades tienen la razón: ignorando que no es por la vía de la propaganda y tergiversando las cosas a través de los viejos recursos del boletín, de la conferencia de prensa o del desplegado, como la UNAM va a salir de la crisis en la que se halla.

3. De la Fuente pudo enviar al diálogo a una delegación de académicos, pero prefirió mandar a un grupo de bucrócratas que no hacen más que evidenciar que ellos son uno de los principales problemas de la UNAM, pues asisten sin ocultar su disgusto, sabiendo que tienen la fuerza pero no la razón, por lo que no ocultan el encono visceral que guardan hacia los estudiantes, lo que les hace perder de continuo la cabeza en arrebatos coléricos. Los 108 lugares de la delegación oficial están en buena parte vacíos y los pocos asistentes del lado oficial evidencian su falta de interés en el diálogo y su nulo compromiso con la UNAM, lo que los lleva a toda clase de provocaciones baratas, de ofensas y de descalificaciones, que avergonzarían a cualquier universitario. Si lo que pretendía De la Fuente era tener con el encuentro "una pasarela" para medir a posibles colaboradores, el panorama debe ser desastroso para él pues en su casi totalidad los enviados han salido reprobados.

4. El problema fundamental que se presenta en el diálogo de Minería no es por lo mismo el hecho de que los burócratas enviados por De la Fuente, en vez de tratar de convencer (y por supuesto de convencerse), busquen vencer e imponerse a toda costa, a sabiendas de que por esa vía no se puede llegar a acuerdo alguno, sino otro muy distinto que plantea algo de mayor gravedad. Un rasgo característico de estos encuentros es que los burócratas universitarios están exhibiéndose como lo que son: como los miembros de una casta enquistada en el poder que ven a la UNAM como su presa y que no están dispuestos a soltarla, y que actúan por lo mismo políticamente como lo que son: empleados del poder, carentes de principios, dispuestos a defender cualquier cosa que se les ordene para mantener su posición.

5. El problema de la UNAM, como el del país, es un problema de ética. La subsistencia en México de un régimen autoritario por más de medio siglo ha dejado múltiples secuelas, y una de la más preocupantes es que quienes ocupan los cargos de dirección no tienen ya principio alguno. De ahí que a nadie extrañe que los burócratas universitarios hayan sido artífices y cómplices en el proceso de desmantelar a la Universidad Nacional.

6. La UNAM ha sido una presa para todos ellos, y con esa misma lógica la ambicionan ahora cuadros y dirigentes del PRD, dentro y fuera de la universidad, al margen de los principios. La presencia de militantes perredistas en la delegación "de la Rectoría", encabezados por el médico René Drucker, no hace más que confirmar dos cosas que ya se sabían: a) que la dirigencia del PRD tiene un acuerdo con la Secretaría de Gobernación aun desde antes que estallase la huelga con el propósito de evitar las movilizaciones y de terminar con un movimiento estudiantil al que no entiende porque no lo puede controlar, y b) que esto la ha llevado a brindar desde hace meses un apoyo casi irrestricto a las autoridades de la UNAM, que se acentuó ante la incapacidad de los "moderados" para apoderarse del CGH, y que sólo se quebró cuando algunos perredistas tuvieron diferendos con Barnés.

7. La dirigencia del PRD ha actuado ante el movimiento estudiantil con la lógica de que todo lo que está a su izquierda, y por lo mismo fuera del escenario institucional de los partidos, es ilegítimo. Y como el CGH encabeza a un movimiento que se niega a negociar en privado y no es coptable, para ellos debe ser combatido.

8. ƑA quién puede extrañar por todo lo ocurrido durante el verano y el otoño de 1999, que el gobierno perredista de la capital haya reprimido de manera brutal a los estudiantes el 11 de diciembre? ƑO que esas mismas autoridades hayan presentado acusaciones penales aberrantes contra los estudiantes, y que ahora de manera propagandística pretendan retirarlas de manera parcial (pues mantienen la aberrante acusación por "motín", acaso con la pretensión de enviar nuevas señales a Washington) y supuestamente "perdonarlos" cuando ellas fueron las agresoras y quienes deberían pedirles perdón a ellos? ƑO que sus plumas prosigan la campaña de denigración de los muchachos, uniéndose al coro de la derecha ilustrada?

9. Ese es el rasgo de este final de milenio mexicano: que lo que acontece, ya no sorprende.

10. Los estudiantes del CGH siguen planteando, a pesar de todo, algo muy sencillo y que la mayoría de los medios ha buscado ocultar: que se respete el marco constitucional y la universidad pueda ser devuelta a la nación.