Ť Afectados aún, 28 mil habitantes de dos municipios
Carecen veracruzanos de apoyos para caminos, vivienda y empleo
Ť La ayuda anunciada por la SCT y la Sagar todavía no les llega
Angélica Enciso, enviada /I, Gutiérrez Zamora, Ver. Ť A más de dos meses de las inundaciones que afectaron la región, hay comunidades que parecen haber quedado en el olvido. Los apoyos anunciados para reconstrucción de caminos, vivienda y empleo temporal no han llegado, situación que ha dificultado que la vida de sus 28 mil habitantes vuelva a la normalidad.
La población reconoce la ayuda que se dio durante la emergencia, pero expresa su preocupación porque las carreteras de la zona costera, que comunican al municipio con el resto del estado, siguen en malas condiciones, y 20 mil hectáreas de plantaciones de cítricos y plátano presentan daños severos en este municipio y en Martínez de la Torre, por lo que se habrían perdido casi 200 mil toneladas.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) anunció el primero de noviembre que se invertirían 600 millones de pesos del Fondo Nacional para Desastres (Fonden) en la reconstrucción de 287 kilómetros de carreteras y caminos rurales dañados, pero en la Costa Esmeralda, donde estaban los puentes Guadalupe, Vigueta y Casitas las personas que se dedican a rellenar el camino y pedir cooperación son los propios residentes.
La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural anunció el primero de noviembre que apoyaría con 6 millones de pesos del Programa de Empleo Temporal a 7 mil 362 productores de 66 comunidades, pero pocos recursos han llegado a los afectados. Los cheques que les prometieron a los habitantes por limpiar calles y casas no se les han entregado y los programas de vivienda aún están por comenzar.
La superficie cultivable afectada asciende a 154 mil hectáreas en el distrito de Martínez de la Torre, que comprende Papantla, Zamora, Tecolutla, Atzatlán, Tlapacoyan, Misantla, Colipa, Kuchique, Espinal, Nautla y Tenoctitlan. En esta región se tienen 20 mil 900 hectáreas severamente dañadas porque la corriente de los ríos inundó las plantaciones y arrancó árboles de raíz, sobre todo cítricos y platanales, según la delegación de la Sagar en el estado.
Ante esa situación y el próximo fin de año, los pobladores temen que se prolongue más tiempo la incertidumbre en que viven, ya que la ayuda ha desaparecido. "Ya no necesitamos despensas, lo que queremos es trabajar. Si nos dicen que no habrá apoyos, pues entonces ya veremos qué hacer", señala el dirigente de la Asociación Ganadera, Rafael Alvarez.
Antonio Coronado ųubicado en la margen del río Tecolutlaų, rodeado de ranchos de cítricos, con casas de dos pisos y amplios terrenos, tiene sus calles desiertas con ropa y zapatos tirados en el suelo, cubiertos de lodo. Los muebles destrozados bordean los caminos donde antes hubo naranjales, que ahora son madera echada a perder.
Este pueblo y El Cacahuatal prácticamente desaparecieron, por lo que este último será reubicado en la carretera Poza Rica-Nautla, donde el gobierno compró 18 hectáreas para casi 500 familias.
Aquí hay dos albergues donde aún permanecen 18 familias, pero los recursos que se anunciaron para la construcción de viviendas son escasos para los afectados: se les otorgarán 26 pesos diarios durante dos meses, lo que representa mil 560 pesos, cantidad insuficiente para contratar un albañil o autoconstruirla.
Mario Aguilar Ruiz, sobreviviente de Coronado, quien vio morir a su esposa y a 14 personas más con la subida del río en la finca Los Barriles, el 5 de octubre, dice que con su sueldo semanal de 250 pesos en la chalana ųpanga con la que se cruza el río Tecolutla para llegar a esa poblaciónų no podrá pagar un albañil que cobra al menos 100 pesos por día. "Y si yo voy a construir la casa, Ƒpues cómo va a quedar?"
Plantaciones devastadas
Las inundaciones en este municipio ocasionaron que el río Tecolutla destruyera el malecón y las casas estuvieran bajo el agua varios días; hubo 20 mil damnificados, de un total de 28 mil habitantes, y 460 viviendas, de las 768 dañadas, deberán ser reconstruidas, según Protección Civil.
La principal actividad es agrícola y ganadera, pero 539 hectáreas quedaron destrozadas y se perdieron casi 6 mil toneladas de cítricos, lo que afecta a unos 300 productores. Los árboles de cítricos y platanares fueron arrancados de raíz, y cerca de 2 mil 500 cabezas de ganado desaparecieron.
Donde aún se mantienen en pie naranjales y toronjales, la arena y el lodo cubre el suelo. Los agricultores dicen no tener recursos para limpiar, ya que se requieren entre 10 mil y 20 mil pesos, además de que la producción que no se ha cosechado se ha comenzado a perder. Dicen que pasará tiempo para que la actividad se normalice.
"Aquí, si anda mal la naranja, tenemos problemas; si el ganado se pierde, también. El municipio depende del campo. Si se cae este mercado estamos perdidos, porque es la fuente generadora de empleo, y lo que va a pasar es que se van a incrementar el desempleo, la migración y la delincuencia", explica Rafael Alvarez.
Preocupado, expresa, que las fincas no se pueden recuperar con facilidad. En los ranchos donde los árboles quedaron devastados, éstos tardarán cinco años en crecer y empezar a producir, mientras que los platanares se llevan un año, pero para rehabilitar todo se requiere dinero que no tienen.
Hugo Baraldica, de Tecolutla, relata que hace unas semanas estuvo aquí el director de Ganadería, Ignacio Lastra, quien les prometió que se haría un programa para recuperar ese sector. "Pero no hemos sabido nada, ni una llamadita nos han hecho".
Ausencia de apoyos
En el ejido El Pital, de Martínez de la Torre, que cuenta con cinco comunidades, la queja de los habitantes es el manejo de los recursos, ya que se han concentrado sólo en un poblado, mientras que el resto, como Sementeras, carece de recursos.
"Las despensas las controló el comisariado ejidal y no envió nada a esta comunidad; los apoyos del Programa de Empleo Temporal no han llegado", explica Pablo Celis, responsable de vivienda de esta comunidad, mientras presenta una lista de 36 personas a las que se les inscribió y no se les ha entregado el cheque.
En esta comunidad, donde habitan 2 mil 300 personas y no existe centro de salud, gran parte de los agricultores renta sus platanares, ya que no tienen dinero para limpiarlos y darles mantenimiento, agrega.
Francisco Celis, habitante de Sementeras, explica que las cinco poblaciones ubicadas en esta zona corren un alto riesgo, ya que el río Bobo esta azolvado. "Con otra lluvia que dure algunos días, y más en este tiempo de nortes, podríamos tener más inundaciones. ƑQué es lo que quieren que pase, que no terminan de mandar los apoyos para la reconstrucción?"