Elba Esther Gordillo
México 2000: los valores
Pensar, imaginar, recrear el país y el mundo que somos y seremos a la vuelta del siglo y del milenio, se antoja como un necesario reto político y humano para dar cuenta de dónde estamos como sociedad, como país, como humanidad, y poder atisbar caminos que nos acerquen a nuevos sueños, a nuevas utopías.
Muchas cosas han cambiado, y ya las transformaciones que se anuncian abrirán para la especie humana, a un tiempo, ventanas de oportunidades y umbrales de riesgo. Las primeras reclaman inteligencia para aprovecharlas, los segundos requieren generar respuestas prácticas, que no sólo reaccionen sino que anticipen respuestas.
En buena parte de la humanidad se extiende un pensamiento milenarista que advierte de peligros sin fin o promete esperanzas sin par. Ello pone de relieve dos de las más importantes tensiones que han animado a las mujeres y a los hombres: el temor de perder lo que se tiene, poco o mucho, material o espiritual, que lleva a privilegiar la estabilidad y a asumir una actitud preservadora, o el anhelo de cambiar el statu quo, que impulsa a la transformación y a adoptar una actitud innovadora en previsión de futuros posibles y en la construcción de mejores escenarios.
Por ello parece sano y deseable hacer un alto, aprovechar el conocimiento del pasado y beneficiarse del pulso del presente, a fin de estar en condiciones de proyectar reflexiones sobre lo que puede ocurrir, lo que se quiere ser y lo que se tiene que evitar.
Naturalmente, estamos ante un desafío de inteligencia política que supone como una de sus prioridades, un reto de valores. Y éstos son los valores de la sociedad mexicana, que están íntimamente entrelazados con la ética política y con la ética social. Nada obtendremos del esfuerzo presente y futuro en el vasto escenario de la acción de la sociedad, sin la práctica plena de los valores.
Uno de los retos atendibles es el buen aprovechamiento de las riquezas naturales, pero nuestra característica de país continental, el crecimiento poblacional, así como las transformaciones sociales y económicas advierten de riesgos cuyas perspectivas de urgencia se acortan en algunos casos amenazadoramente.
La repetida y en diversos casos previsible irrupción de desastres naturales, dada nuestra ubicación en un espacio vulnerable a los accidentes climáticos, sismológicos y vulcanológicos, ofrece riesgos constantes y advierte de la necesidad de extender y consolidar una cultura de protección civil. Cuestión, también, de ética social.
El agua y la ecología constituyen otros de los temas cruciales en la agenda de la seguridad socioambiental de la nación. Son motivo también de alerta, el agravamiento de los impactos del efecto invernadero sobre el medio ambiente y los volúmenes de producción de residuos tóxicos de las industrias contaminantes, así como las consecuencias de la deforestación en el cambio climático. Ecología y economía se entrelazan, pero también se enfrentan en prioridades y tiempos.
La modernización productiva y la globalización del comercio, las finanzas y las comunicaciones en que se inserta México plantean el problema de la armonía de su transformación interna y su integración provechosa a los flujos mundiales, sin perder soberanía, sino fortaleciéndola en todos los órdenes como supremo valor de nuestra convivencia nacional e internacional.
El riesgo de acentuar la presencia de dos o tres Méxicos podría profundizar: el México del norte y parte del centro, crecientemente integrado a la economía estadunidense; el México pobre y marginal del sur-sureste, y un México transfronterizo, intermedio entre los dos países (la "Mexamérica" que temen los estadunidenses) debatiéndose entre las exigencias y las oportunidades de su absorción por el american way of life.
De nueva cuenta, está el debate sobre las razones con otros marcos intelectuales y donde operan las persistentes causas estructurales, en que los valores deben jugar su papel.
Las tendencias contradictorias suponen riesgos y peligros. Una vez más, la luz que nos ilumine en este difícil camino deben ser los valores de nuestra sociedad.