Ť La Zona del Canal modificó el desarrollo urbanístico, expresa funcionario
Terminará fuente de desequilibrios sociales en Panamá
Fernando Martínez, corresponsal, Panamá, 26 de diciembre Ť En cinco días terminará casi un siglo de ocupación cuando los panameños reciban finalmente el control total del Canal, y con ello llegará a su fin un esquema de apartheid que llegó incluso a modificar el desarrollo urbanístico de las ciudades terminales de la región interocéanica.
Con la desaparición de la Zona del Canal, nuestras ciudades se abren "como un abánico", dice a La Jornada George Kourani, planificador urbano de la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) y uno de los consultores que elaboró el Plan General de Uso de Suelo de las áreas revertidas.
El Canal dividió el istmo en dos, y desde su construcción (1904-1914) hasta el primero de octubre de 1979, fecha de inicio de la ejecución de los Tratados Torrijos-Carter, los estadunidenses controlaron incluso la única vía de comunicación terrestre ųel puente sobre el Canalų entre la región metropolitana y ocho de las nueve provincias que se extienden hacia la frontera con Costa Rica.
"Se han perdido incontables beneficios por el desarrollo potencial de las áreas ocupadas por Estados Unidos que por casi un siglo sirvieron como muro de contención a cualquier actividad mercantil o industrial", afirma el economista Roberto Méndez.
La Zona del Canal distorsionó el desarrollo urbano al impedir el crecimiento racional de las ciudades de Panamá y Colón. En el caso de la ciudad capital, en vez de crecer en forma concéntrica se vio forzada a expandirse en una sola dirección. En ese sentido, Kourani destaca que las redes de intercomunicación interna se limitaron a sólo tres arterias viales, y todas las redes de servicios, agua, telecomunicaciones, energía eléctrica, sanitarias, se construyeron sin poder traspasar las fronteras cercadas del enclave.
El geógrafo Omar Jaén Suarez, asesor de la ARI, sostiene que además de estimular un crecimiento anárquico, la Zona del Canal como enclave geográfico de tipo colonial se convirtió en una fuente de desequilibrios sociales. El ejemplo es la ciudad de Colón, una pequeña isla de 200 hectáreas unida a tierra firme por un único corredor terrestre que, según Jaén Suárez, "es técnicamente una ciudad enclave, sin ninguna posibilidad de expansión física, estrangulada de un lado de tierra firme por la Zona del Canal y del otro por la Zona Libre de Colón".
En los mil 640 kilómetros cuadrados de la franja territorial ocupada por Estados Unidos, en los que 15 poblados para uso civil y 12 para uso militar, sólo 7 por ciento estaba dedicado a la operación y el funcionamiento de la vía interoceánica.
Las comunidades o poblados de la Zona, bajo leyes y control de agencias estadunidense, obedecían a un ordenamiento basado en la segregación racial y laboral: para militares, para trabajadores civiles estadunidenses y trabajadores civiles no estadunidenses. Destaca Kourani que existía una categoría todavía inferior: aquellos que trabajaban para Estados Unidos, pero no calificaban para vivir en áreas bajo su jurisdicción ni hacer uso de sus parques o centros recreativos.
El llamado Plan General de Usos de Suelo pretende establecer un ordenamiento planificado de las áreas transferidas y los recursos en ellas existentes, aunque corresponde al gobierno desarrollar los proyectos sociales. Pero si bien "el esfuerzo inicial ha estado dirigido a la captación de la mayor cantidad de inversionistas, también se han puesto en marcha numerosos proyectos destinados a favorecer a los sectores sociales de menores ingresos", asegura Kourani.
Ahora, después de haber captado cerca de mil 500 millones de dólares en inversiones en estos últimos cuatro años para el desarrollo de puertos, aeropuertos, turismo y un nuevo ferrocarril transístmico, las áreas devueltas a Panamá aportaron el año pasado 10 por ciento del PIB nacional, "lo cual indica ųconcluye el funcionarioų el enorme potencial de desarrollo que tendrá la región".