PARABOLA Ť Emilio Lomas M.
Ť La gran diferencia
entre ser empresario y funcionario
Ť Nafin en ''quiebra
técnica''; un ''agujero'' de 20 mil millones
Ser funcionario público en nuestro país se ha convertido en una forma de vida bastante rentable, tal como recientemente lo constatamos al enterarnos de las jugosas pensiones que reciben funcionarios de primer nivel como es el caso de los flamantes secretarios de Hacienda y de Turismo, José Angel Gurría y Oscar Espinosa Villarreal, respectivamente. Ellos sólo son el ejemplo más visible de cómo la política se ha mercantilizado y cómo se pueden hacer ricos a costa del presupuesto. No obstante, hay diferencias en el origen de las riquezas. Carlos Slim Domit resulta ser un ejemplo paradigmático del hombre de negocios en nuestro país cuya audacia y trabajo lo han llevado a ser una de las figuras más prominentes en la actividad empresarial. Su historia habla por sí misma. De acuerdo con la revista Expansión, que recientemente lo reconoció como uno de los mejores empresarios del año, Slim Domit comenzó su despegue en las ligas mayores de negocios en 1983 en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), así como en las Fábricas de Papel de Loreto y Peña Pobre, Hoteles Calinda, Cigatam y Sanborns. El año pasado comenzó a dirigir el Grupo Carso y conoce muy bien cada una de las empresas que conforman el emporio que su padre iniciara con el nombre de Grupo Galas en 1980. Desde sus comienzos realizó varias operaciones que en corto plazo aumentaron la liquidez del grupo hasta tener alrededor de 700 millones de dólares en flujo de caja, y disminuyeron su Costo Integral de Financiamiento (CIF). Entre las actividades que describen su capacidad en los negocios y que lo hicieron merecedor al premio como empresario del año están que el primero de diciembre de 1998 la controladora mexicana vendió a Continental General Tire US la propiedad accionaria de Compañía Hulera Euzkadi y General Tire. Grupo Carso adquirió el 19.4 por ciento del capital social de la subsidiaria estadunidense y consiguió 18.9 millones de dólares en efectivo. El 21 de abril de este año Grupo Sanborns colocó en la BMV 138 millones de títulos, es decir, 15 por ciento del capital accionario; la operación generó un ingreso cercano a los 250 millones de dólares. En mayo, Grupo Sanborns compró la Pastelería Francesa El Globo. La subsidiaria de Carso desembolsó 783.6 millones de pesos para controlar 98.18 millones de su capital social. Hacia septiembre adquirió 14.1 por ciento del capital social de ComUSA, empresa estadunidense dedicada a la comercialización de equipo de cómputo, con una inversión de 86.4 millones de dólares. En ese mismo mes la controladora invirtió 37.5 millones de pesos para comprar 9.24 por ciento de Grupo Comercial Gomo, una distribuidora de electrónicos y electrodomésticos. Otro negocio que logró el joven empresario fue la compra de la mayoría accionaria del Ferrocarril del Sureste, a través de Empresas Frisco, filial de Grupo Carso. Una variante de la riqueza creada a través de los negocios aunque distinta a la de Slim es la de el joven empresario Emilio Azcárraga Jean, del grupo Televisa, a quien también Expansión reconoció. Si bien Azcárraga Jean tiene una fortuna heredada de su padre, ello no le ha impedido continuar su labor en los negocios. Otros de los premiados por su destacada labor empresarial son Alejandro Ramírez Magaña, de Organización Ramírez; Angel Lozada Gómez, del Grupo Gigante, y Roberto Albarrán Campillo, de Jugos del Valle.
Melée
Y mire usted, la gran diferencia que existe con los negocios de Oscar Espinosa Villarreal, pues por donde pasa siempre hay huellas de corrupción. Más allá de las cuantiosas irregularidades detectadas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en, por ejemplo, el otorgamiento de empréstitos a Uniones de Crédito como la que encabezaba el ex marido de Adriana Salinas de Gortari, Luis Yañes, la Unión de Crédito del Valle de México (Unicreva) --a la que se puede atribuir poco más de 10 por ciento del desfalco total a Nafin-- y el destino incierto que esos dineros tuvieron, Carlos Sales Gutiérrez ha sido muy preciso en el deslinde de responsabilidades: 50 por ciento de los créditos concedidos por Nacional Financiera en el sexenio salinista fueron autorizaron a proyectos empresariales carentes de viabilidad y sin garantías de ley. Es decir, alrededor de 235 mil financiamientos fueron concedidos durante el ejercicio de Oscar Espinosa Villarreal como director general de la institución, y el ahora secretario de Turismo sabía que dichos créditos difícilmente serían recuperados, si es que el fin --efectivamente-- hubiera sido ese. De hecho, según lo han revelado fuentes de primer nivel de la propia institución, el ''agujero'' financiero que reporta hoy en día Nafin se aproxima a los 20 mil millones de pesos, de los cuales las estimaciones más optimistas señalan que se llegarían a recuperar, a lo largo de seis o siete años, tan sólo 8 mil millones, es decir, sólo 40 por ciento del quebranto. Para paliar esa delicada situación, una de las primeras disposiciones del equipo de mando en Nacional Financiera ha sido la promoción de un fideicomiso, cuyo objetivo sería captar recursos para refinanciar parte de los quebrantes en contra de Nafin, en el ejercicio de la vieja filosofía ''de lo perdido, lo que aparezca''... La situación de Nacional Financiera es preocupante, no sólo porque es uno de los pilares de la banca de desarrollo en el país y cuya función social es atender los requerimientos crediticios de las micro, pequeñas y medianas empresas nacionales, sino que a nivel internacional es el agente financiero del gobierno mexicano y en muchas ocasiones su representante ante los organismos financieros internacionales, públicos y privados, bilaterales y multilaterales, de tal suerte que su deterioro en nada contribuye a la imagen de recuperación económica promovida por el propio presidente Ernesto Zedillo.