La Jornada martes 28 de diciembre de 1999

Arturo Alcalde Justiniani
Por una agenda laboral democrática

El año que termina fue fructífero en diagnósticos sobre las causas que mantienen al sector laboral al margen de la modernización que requiere el sector productivo y la sociedad en general. Ha quedado claro que sobre la base de la simulación constante, no lograremos mejorar la productividad, la equidad y la seguridad social tan reclamada. Todos los supuestos pactos, diálogos y encuentros se ahogan en un mundo de intereses creados negándose a una transformación que permita a los factores de la producción expresar sus puntos de vista, que logre rescatar el sentido de responsabilidad para lograr que la creciente globalización y competencia transite a favor de empresas fuertes y trabajadores satisfechos.

La llave de la transformación laboral está en lograr una auténtica concertación entre trabajadores y empleadores, y ésta supone información, transparencia y compromisos recíprocos. Para lograr este espacio de colaboración se requiere, como un primer paso, liberar los controles que impiden el nacimiento y desarrollo de las formas naturales de asociación profesional y su acceso a la contratación colectiva.

Durante el año que termina, no sólo se generaron diagnósticos, sino también se fortaleció la convicción de apoyar una agenda mínima con la participación de los más amplios sectores de la población. Se trata de hacer un frente común contra la corrupción sindical campeante y el control corporativo. La agenda se compone de cuatro puntos: en el primero se reclama suprimir el férreo control estatal que impide de origen la libre asociación gremial. En el registro libre de sindicatos y directivas, así como el respeto a la autonomía y de radio de acción y representación de los gremios, se sustenta este primer apartado.

El segundo aspecto se orienta a lograr, en la práctica, respeto a la libre decisión de los trabajadores cuando deciden cambiar de un sindicato impuesto a uno representativo y legítimo. Se reclama suprimir los requisitos administrativos que discrecionalmente y al margen de la ley imponen los tribunales de trabajo como condición previa, para admitir en trámite una reclamación legal, así como el respeto a garantías elementales en las votaciones, incluyendo padrón de votantes previamente conocido, voto secreto y lugar neutral de votación.

El tercer tema de la agenda se refiere a la necesaria participación de los trabajadores en la firma, revisión y terminación de los contratos colectivos de trabajo. En la medida en que son los trabajadores los destinatarios de estos pactos colectivos y tomando en cuenta que en su contenido encuentra lugar la esencia de la concertación laboral, sólo con la participación de los propios trabajadores, adquirirán legitimidad y vida propia. Los contratos de protección patronal se sustentan en esta ausencia de participación.

El último punto de la agenda hace referencia a la necesaria neutralidad de las autoridades laborales para que, más que a controlar, se dediquen a prevenir y apoyar los factores de la producción en su esfuerzo cotidiano por producir y competir en el mercado en beneficio de propietarios, trabajadores y consumidores.

Lograr el máximo apoyo para esta agenda es un excelente propósito para un nuevo año.