Ť Es parte de la ficción de los corridos, dice la mujer de 50 años en entrevista


Camelia La Texana: ''yo no maté a Emilio Varela''

César Güemes Ť Luego de diversas pesquisas, contactos, llamados telefónicos a números siempre distintos, finalmente la señora Camelia María, conocida en su momento como Camelia La Texana, accedió a conceder una entrevista para este diario. Hasta donde tenemos noticia, es la primera que permite, luego de que su identidad fuera establecida, hace diez años, por una agencia de investigación estadunidense. El viaje a su casa en la ciudad de México, donde actualmente reside, es en el asiento trasero de un auto con ventanas selladas y con una división interior que impide observar por dónde circula el vehículo. Luego de ir y venir, de dos horas de trayecto, el transporte entra a una cochera y sólo dentro de ella es posible abrir las puertas. Es la única condición que ha puesto Camelia La Texana para conceder la plática: discreción absoluta.

ųDiga por principio cual es su relación con los aparatos de justicia del país.

ųExcelente, si alguna vez tuve un quever con la ley, no con la justicia de México, ya fue saldado.

ųƑCumplió alguna condena?

ųHubo cierto conflicto en el que me vi involucrada y eso me generó una sanción administrativa.

ųƑNarcotráfico?

ųPropiamente contrabando. Antes, usted todavía es joven para recordarlo, muchos productos provenían de Estados Unidos sin pasar por la aduana. Un delito que entonces era considerado falta administrativa.

ųƑA qué atribuye que se le haya asociado al tráfico de sustancias ilegales?

ųA la mala suerte o a la casualidad.

ųƑNo es una coincidencia excesiva?

ųPor eso las coincidencias se llaman como se llaman.

ųSin embargo, usted es la mujer a la que aluden los corridos sobre Camelia La Texana.

ųAsí es. Pero todo está muy deformado. Mi nombre es Camelia María, María en este caso es apellido.

ųAun así, el alias con el que se identificó en alguna época de su vida fue La Texana.

ųPor mal nombre hubo quien me llamó así, hace tiempo. Es herencia de mi madre, de Texas. Mi padre era de Tijuana, en paz descanse. Yo nací en Topolobampo, Sinaloa.

ųƑConoció o tuvo noticia de alguna persona que se dedicara al narcotráfico?

ųUno conoce mucha gente en la vida. En el norte de México y en el sur de Estados Unidos es muy fácil coincidir en un sitio público con personas dedicadas a esa actividad. Es posible que estuviera cerca de alguien así, pero sin saberlo.

ųHe observado que su casa es en realidad una residencia. ƑDe qué vive, señora?

ųDe la industria textil. Mi marido y yo exportamos géneros. Si usted revisara la procedencia de todos y cada uno de los objetos que hay en esta su casa, no encontraría nada irregular.

ųSe mantiene muy en forma. ƑQué edad tiene?

ųCumpliré 50 el año entrante. La forma se mantiene con ejercicio y una comida balanceada. No hay secreto.

ųƑMe permite preguntarle cuál es la verdad en el caso de Emilio Varela?

ųEs una verdad muy sencilla. Emilio se llamaba en realidad Hermilo. El sí se dedicaba a labores prohibidas por la ley. Nos conocimos, nos acercamos y por último nos dejamos de ver. Me enteré de su fallecimiento por lo que se decía en los corridos.

ųšCómo! ƑUsted no estaba cerca de Varela cuando él muere?

ųNi remotamente, a él lo asesinaron en San Isidro y yo estaba entonces en Jalisco. Eso que se dice que lo baleceó Camelia La Texana es cuento, chisme, ficción. Lo mataron por el tipo de negocios a los que se dedicaba, es todo lo que llegué a saber. Además, tampoco tuve un hijo de él ni nunca mantuvimos cercanía en asuntos de dinero. Emilio o Hermilo fue un hombre de los que viven rápido y se acaban rápido.

ųUsted es Camelia La Texana, con todo respeto.

ųVamos a decir que lo fui en un tiempo. Hoy mi nombre es otro, si me permite.

ųLas grabaciones de los corridos donde la mencionan son numerosas. ƑEso le ha reportado algún beneficio económico?

ųNi un solo peso. No me lo ofrecieron y no lo hubiese recibido. Además, no podía presentarme en las casas de los compositores para pedirles algo así como ''derechos de propiedad'' sobre un apodo.

ųSe estaban metiendo con su vida, señora.

ųEso era inevitable. Cuando comenzó todo esto, que por cierto no fue con Los Tigres del Norte sino con un conjunto norteño muy humilde, ya no hubo manera de detenerlo.

ųSu historia o parte de ella es un éxito todavía.

ųA la gente le gustan ese tipo de anécdotas. Veo que aquí en el centro del país al público le agrada escuchar historias en las que las mujeres son fuertes, decididas, de empuje.

ųLe pregunto por último: Ƒconoce de armas, señora?, Ƒsabe disparar?

ųNo tengo una sola arma en esta casa.

ųPero, Ƒsabe disparar?

ųHay cosas que las manos nunca olvidan.