Ť Miles de damnificados se irán al norte y a EU


La ayuda al norte de Veracruz llega a cuentagotas: papantecos

Ť En la costa, aún esperan que el mar les devuelva cadáveres

Andrés Morales, corresponsal, Veracruz, Ver., 27 de diciembre Ť Indígenas de distintas zonas del norte de Veracruz aún esperan que el mar les devuelva los cadáveres que arrastraron las aguas generadas por las torrenciales lluvias de octubre que, de acuerdo con cifras oficiales, dejaron 124 muertos, aunque la población asegura que serían más de 500. Por ejemplo, en comunidades de seis municipios el agua alcanzó niveles de 6 a 18 metros, y poblaciones como Martinica, Tres Naciones, Sabaneta, Ojite de Matamoros y Coronado se dieron por "desaparecidas" unos días después de que se desbordaron los ríos.

A dos meses de que ocurriera la "peor tragedia de la década", como la describió el presidente Ernesto Zedillo, buena parte de los habitantes de las regiones devastadas por las inundaciones siguen esperando ayuda, a la par que aumenta su pobreza con la pérdida de sembradíos y viviendas, y se intensifica la migración hacia ciudades del norte del país y Estados Unidos.

En municipios afectados del norte y el sur de Veracruz muchos pobladores ųprincipalmente jóvenesų empezaron el éxodo porque es insuficiente el apoyo gubernamental para resarcir los estragos en agricultura e infraestructura, y no hay empleo ni dinero para el sustento básico.

De acuerdo con la Alianza Ciudadana Papanteca, miles de indígenas de la sierra del Totonacapan abandonarán sus comunidades durante los próximos meses para emigrar a las ciudades o introducirse de manera ilegal a Estados Unidos. La organización prevé que muchos pueblos perjudicados se convertirán en "comunidades fantasmas", no por los daños causados por las lluvias sino porque la gente se irá.

Afectadas, 490 comunidades

De acuerdo con cifras gubernamentales, se desbordaron 14 ríos que inundaron 490 poblaciones de 105 municipios, lo que dejó unas 550 mil personas damnificadas, de las cuales 91 mil 610 perdieron todas sus propiedades en los primeros 15 días de octubre.

La región norte de Veracruz sufrió estragos de tal magnitud que luego de la primera evaluación oficial el gobernador Miguel Alemán Velasco describió a Gutiérrez Zamora, Papantla, Poza Rica, Alamo, Cazones y Tecolutla como una "gran laguna".

En estos municipios el agua alcanzó niveles de entre 6 y 18 metros de altura y destruyó todo a su paso. Días después de los desbordamientos se dieron por "desaparecidas" poblaciones como Martinica, Tres Naciones, Sabaneta, Ojite de Matamoros y Coronado. Ahí, los habitantes lograron salvarse huyendo a los cerros y trepando a los árboles más altos.

El subsecretario de Seguridad Pública, Alejandro Montaño Guzmán, señaló que el desbordamiento del río Tecolutla causó la muerte a 124 personas. No obstante, la diócesis de Papantla y vecinos de la localidad estimaron que habrían fallecido más de 500. Incluso, indígenas del Totonacapan y habitantes de municipios costeros del norte de Veracruz aún esperan que el mar devuelva los cadáveres que arrastró el afluente.

En cuanto a pérdidas materiales, las aguas destruyeron 22 mil viviendas, dañaron 92 mil 189 hectáreas de cultivo, y causaron la muerte de 23 mil 400 cabezas de ganado vacuno, porcino y equino.

Los cultivos más afectados fueron de maíz, frijol, caña de azúcar, cítricos, pastizales y árboles frutales. Se perdió 14 por ciento de las 644 mil hectáreas que anualmente se cultivan en la entidad.

El caudal de los ríos desbordados destruyó también 950 metros de escolleras y azolvó los puertos de Tuxpan y Coatzacoalcos, para cuya rehabilitación la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) destinó 60 millones de pesos, y por lo menos 2 mil 500 pescadores permanecieron inactivos durante tres semanas.

La propia SCT apuntó que hubo daños en 287 kilómetros de carreteras estatales y federales, y mil kilómetros de caminos rurales quedaron bloqueados y semidestruidos por las corrientes de agua o el desgajamiento de cerros. En total, fueron afectadas 114 carreteras y cayeron 22 puentes.

En 85 municipios la red de agua potable se colapsó y quedaron contaminados unos mil pozos artesianos, además de que en 15 días no se tuvo comunicación telefónica por los daños que sufrieron 32 mil líneas. En otros 12 municipios la energía eléctrica se interrumpió varios días.

Además, el desabasto de comida y agua potable provocó el encarecimiento de los productos básicos ųun kilogramo de arroz llegó a costar 30 pesosų y la aparición de la rapiña. El Ejército Mexicano mantuvo toque de queda en Gutiérrez Zamora durante una semana.

Durante octubre anterior, la única forma para llegar al norte del estado fue la vía aérea, por lo que se establecieron "puentes" desde Jalapa y Veracruz, además de enlaces marítimos que se realizaban con dificultad por las malas condiciones climatológicas. Sólo así el Ejército y la Armada lograron realizar rescates y llevar víveres y medicamentos a los damnificados.

A su vez, el secretario estatal de Educación y Cultura, Juan Maldonado Pereda, indicó que resultaron con daños diversos 2 mil 800 planteles: 19 se derrumbaron y 355 registraron afectaciones que provocaron la suspensión temporal de actividades. Más de 300 mil alumnos no acudieron a clases o las tomaron en instalaciones alternas.

Además, el sector salud reportó nueve clínicas colapsadas y afirmó que las afectaciones más severas ocurrieron en los hospitales de Poza Rica, Gutiérrez Zamora, Papantla y Las Minas, donde se deberán edificar nuevos nosocomios y se requerirá una inversión de 195 millones de pesos.

En los municipios asentados en la Costa Esmeralda, al igual que en la zona norte y algunos puntos del sur veracruzano, el sector turístico y comercial calcula que sufrió pérdidas por 60 millones 955 mil pesos, por los daños en cientos de negocios y centros comerciales, la destrucción de cuatro hoteles y afectaciones diversas en 15 paradores.

Más de 250 mil empleos perdidos

La Secretaría de Desarrollo Social estableció un programa de empleo temporal, al cual se destinaron 2 millones 184 mil pesos para el pago de 84 mil jornales en 44 municipios. No obstante, se infiere que la pérdida de empleos rebasaría las 250 mil plazas laborales.

Francisco Jiménez Reyes, dirigente de la Alianza Cívica Papanteca, aseveró que se aproxima otra tragedia a las regiones azotadas por el temporal, pues la pérdida de cultivos y viviendas incrementó en forma alarmante los índices de pobreza. Sostuvo que en la sierra de Papantla "decenas de miles" de miembros de la etnia local abandonarán sus comunidades en los próximos meses para emigrar hacia entidades del norte del país y Estados Unidos.

La cifra de desplazados podría aumentar ante los estragos en el resto de los municipios donde miles de familias perdieron todas sus propiedades, y a dos meses de distancia, al "ya no estar en la mira nacional", han visto disminuidas considerablemente la ayuda humanitaria y financiera que reciben. El gobierno proporciona apoyos a "cuentagotas", argumentó Jiménez Reyes.

El gobierno estatal calcula que para reconstruir las zonas afectadas: rehabilitar escuelas, hospitales, viviendas, carreteras y áreas de cultivo, se requieren por lo menos 620 millones de pesos, cifra que se solicitó al gobierno federal a través del Fondo Nacional de Desastres Naturales, del que sólo han recibido unos 220 millones.

A pesar que el gobernador Alemán Velasco prometió que en seis meses "Veracruz quedará como nuevo", el retraso en las acciones es evidente y el presidente de la Cámara Mexicana de Construcción en la entidad, Carlos Ramírez Duarte, dijo que la reconstrucción concluirá en un periodo mínimo de tres años.

El gobierno alemanista fue blanco de severas críticas a nivel estatal y nacional, pues persisten acusaciones de habitantes y organizaciones civiles sobre la "politización" de la ayuda a los damnificados, sobre todo en la región norte, donde el director de Seguridad Pública, Valentín Romano, y el subsecretario de Desarrollo Político, Nicodemus Santos Luck, fueron denunciados por impedir la llegada de víveres a municipios gobernados por la oposición.

Por su parte, la Iglesia católica y agrupaciones indígenas acusaron a Alemán Velasco de intentar "minimizar" las afectaciones en la sierra del Totonacapan, con el afán de no perjudicar el Festival del Fin de Milenio, programado para realizarse en la zona arqueológica El Tajín y promocionado internacionalmente. En sendos llamados, las diócesis de Papantla y Tuxpan pidieron a las autoridades estatales no condicionar la ayuda a los damnificados en aras de intereses políticos.

"Durante una semana, no llegaron víveres ni medicinas, querían matar de hambre a los indígenas para no dañar un proyecto turístico, y la invasión de centros ceremoniales provocó el enojo de los dioses y por eso castigaron a los pobladores", relató el sacerdote indígena Antonio Santiago. Finalmente, el macrofestival fue postergado para el 21 de marzo.

Hasta el momento, entre los afectados persiste la duda acerca de si el desbordamiento de los ríos en la zona norte fue causado por las precipitaciones pluviales derivadas de un frente frío que se mantuvo estático varios días en aguas del Golfo de México o si ocasionaron las desgracias el desfogue y apertura de compuertas en las presas ubicadas en el estado de Puebla.

La Comisión Nacional del Agua negó cualquier maniobra y se deslindó de los sucesos, pero habitantes de Gutiérrez Zamora sostienen que en la tarde del 5 de octubre, autoridades locales alertaron sobre la "corriente que venía", pero el gobierno estatal guardó silencio, mientras los secretarios de Comunicaciones y Salud, Alfonso Gutiérrez de Velasco y Mauro Loyo, vacacionaban en el extranjero.