La Jornada jueves 30 de diciembre de 1999

Sami David*
Frente al 2000

La violencia, sin duda alguna, fue la característica del siglo que concluye. La imagen del hongo de Hiroshima y Nagasaki y su secuela aterradora, constituye el icono más contundente de la barbarie humana. Y el holocausto judío, a manos del nazi fascismo. Desde la perspectiva mexicana, la Revolución de 1910 determinó la lucha por reivindicar los derechos individuales y sociales, mismos que se traducirían en la normatividad de nuestra Constitución de 1911.

Los movimientos de estudiantes en 1968, el viaje a la Luna, en 1969, el terremoto de 1985, también exteriorizan fechas relevantes para los mexicanos. 1994 representa otro signo revelador para los mexicanos. Y en especial para los chiapanecos. La rebelión étnico-campesina generó dinámicas, diversos signos que han influido en la correlación de fuerzas políticas y sociales en el país.

Para muchos, pasamontañas y capuchas expresan idealismo. Imágenes determinantes, símbolos reveladores de movimientos sociales. Frases y consignas que expresan las luchas de los diversos grupos humanos. "Amor y paz", "venceremos", "el pueblo unido, jamás será vencido". Slogans, frases contundentes que resumen la ideología, la dinámica del movimiento, los anhelos de transformación.

En el ámbito científico la radio, la TV, el internet, la telefonía celular, medicamentos prodigiosos. Y la lucha interminable frente al cáncer y el sida. La revolución tecnológica enfrentada a la pequeñez del ser humano, a los odios y rencores, a la pugna por el poder. Un avance espiritual a trancos ante el desarrollo científico-tecnológico. El hombre caminando en el espacio y en la Tierra la esterilidad de las bajas pasiones.

El siglo que concluye es, a todas luces, un siglo de contrastes. Aunque la violencia lo caracteriza. Frente a los logros de la ciencia y la tecnología, el hombre continúa debatiéndose en contradicciones. Claroscuros, sombras y resplandores que preludian la entrada al año 2000.

En este recuento, conviene resaltar los derechos humanos, muy ligados al siglo que ya concluye. La libertad en todos los órdenes ųde movimiento, de pensamiento, de expresiónų, la defensa del medio ambiente, también manifiestan al siglo XX. Es obvio que los Derechos Humanos nacen junto con el individuo, aunque en el ámbito social la importancia y la valía de cada ser humano debe ser considerada, siempre, en cualquier ley, código o reglamento.

Lo deseable es que en el nuevo milenio la convivencia pacífica y civilizada represente el ideal de las legislaciones. La justicia cívica supone, necesariamente, la protección de derechos y libertades. Por eso quiero ser gobernador de Chiapas, para ofrecer justicia y bienestar social para todos; para conseguir un desarrollo digno, donde confluyan más educación y más cultura. Pienso en un gobierno con alto sentido de honestidad y aprecio a la moral republicana. Mi compromiso es la defensa de la gobernabilidad. Ahí radica, precisamente, la unión de futuro para los chiapanecos, con una clase política responsable.

*Senador de la República.