Ť Inseguridad, "lógica secuela" de la colonización


Cargado de desconfianzas, el traspaso del Canal de Panamá

Ť Los que lucharon por la soberanía no están hoy en el poder

Ť Nada garantiza que Washington "se olvidará" del país istmeño

Stella Calloni, enviada, y Fernando Martínez, corresponsal, Panamá, 29 de diciembre Ť Un gran reloj en la Colina donde se encuentra el edificio de la administración del Canal marca las horas, los minutos y los segundos que faltan para que la vía interoceánica y zonas adyacentes, convertidas desde principios de siglo en una inmensa sede de bases militares estadunidenses, pasen definitivamente a manos panameñas.

Pero este histórico traspaso está cargado de desconfianzas que se ven reflejadas en un editorial del diario La Prensa, según el cual 150 años de presencia estadunidense han generado un temor histórico y la lógica inseguridad, secuela de los procesos de colonización.

En su carta semanal, la Oficina Nacional de la Pastoral Social de la Iglesia católica sostiene que toda la historia de la presencia militar de Estados Unidos en Panamá demuestra "la hegemonía de sus intereses... y es muy parecida a la historia que se da en el ámbito de la violencia doméstica que sufren mayoritariamente las mujeres de nuestra sociedad". La Iglesia recuerda que Pete Romero, subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, "ha dicho que la transferencia del canal no quiere decir que Estados Unidos apagará las luces, cerrará las puertas y se olvidará de Panamá".

Acaso por esta razón la bandera de Estados Unidos no será arriada al mediodía en la ceremonia final del 31 de diciembre, sino que será retirada en algún momento en soledad, para que no sufra una "humillación" pública al ser remplazada por la bandera panameña.

El chantaje de Moscoso

Este no es el final esperado tantos años. Como una ironía del destino, no son los sectores que lucharon por esta reivindicación soberana los que están hoy en el poder. Y esa realidad se refleja las últimas horas en la lucha política interna, cuando el Ejecutivo virtualmente chantajea a los legisladores de la oposición con no entregar el presupuesto para las obras necesarias en los circuitos que representan, si no ratifican la designación del ex presidente Guillermo Endara como magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

Sin embargo, aún no se ha logrado la mayoría necesaria debido a la resistencia de los legisladores del Partido Revolucionario Democrático (PRD-torrijista), y de la Democracia Cristiana, a pesar de amenazas e intentos de sobornos. Esta situación se ha convertido en un escándalo político de envergadura, e incluso hizo reaccionar al PRD, y la decisión de uno de sus legisladores, el empresario Fito Duque, quien inesperadamente votó por Endara, llevó a establecer una unidad firme y salir al ruedo desafiante.

Aunque Duque alegó razones de "amistad personal", su posición fue debatida en una reunión urgente de la dirección del PRD, que podría revocar el mandato del legislador si éste persiste en su actitud.

Mientras, entre los militantes torrijistas es inevitable la frustración ante el hecho de que sean precisamente los sectores que el general Omar Torrijos enfrentó, después de encabezar el golpe de 1968, para lograr la derogación de los Tratados coloniales de 1903, los que hoy se beneficiarán con la llamada reversión del Canal. Tampoco los proyectos para la vía responden a la consigna de Torrijos, aún escrita en algún muro de la ciudad: "La Zona del Canal para el pueblo".

Ramiro Vázquez Chambonet, líder de las juventudes del 58 que fueron un pilar de la llamada revolución torrijista, reseña este sentimiento: "Llegamos al 31 de diciembre de 1999 en un país que no ha logrado superar la amargura de la invasión (estadunidense) del 20 de diciembre de 1989, punto culminante que condujo a la ruptura de las diversas fuerzas sociales, y a pesar de la década transcurrida no se ha logrado rescatar el consenso nacional y seguimos profundamente divididos y con las heridas aún abiertas".

En estas horas tensas, Ramiro Vázquez recuerda con nostalgia aquellos días en que la Federación de Estudiantes de Panamá estaba en las calles, en que "Torrijos interpretó los sentimientos de la nación y pudo reagruparla, incorporando muchas fuerzas sociales marginadas y a través de esa unidad estableció un consenso nacional, favorecido de alguna manera por la situación internacional del momento, para llevar adelante las negociaciones y liquidar la situación colonial".

Pero ahora son otros los desafíos y Vázquez habla de la necesidad "de identificar los nuevos objetivos de la nación, como consolidar la unidad jurisdiccional y la soberanía única de Panamá sobre su territorio, así como la capacidad de definir su propio destino".

Sin embargo, hay varios temas que amenazan el futuro independiente de Panamá, entre ellos el proyecto del gobierno de Mireya Moscoso de suscribir un acuerdo para acopio e intercambio de información de inteligencia con Estados Unidos, bajo el pretexto de que es necesario para garantizar la seguridad del canal contra supuestas amenazas terroristas. El Plan Estratégico de Seguridad Nacional menciona el combate al narcotráfico y las amenazas fronterizas, y esto ya ha llevado a convertir al Servicio de Protección Institucional en un cuerpo remilitarizado, bajo la asesoría estadunidense.

El acuerdo fue una propuesta de Estados Unidos para concluir oficialmente su presencia en Panamá, pero prolongarla de manera menos obvia. Vázquez recuerda que Panamá siempre continuará teniendo importancia geopolítica por su posición geográfica, por el Canal y "el puesto de avanzada en la región que significó para Estados Unidos su presencia militar. Incluso a lo largo de un siglo construyó un sistema de comunicaciones y de seguridad que bordea todo el mar interior del Caribe, cuyo punto receptor no se ha desmantelado". Y esto ha pasado ahora a manos del reciclado Servicio de Protección Institucional.

Advierte también que la doctrina militar estadunidense ha variado a tal nivel que ya no necesitan los complejos de grandes bases militares, y ahora su presencia es tan sutil que se ha reconvertido en asociaciones con grandes empresas de su complejo militar industrial como la Bell South, concesionaria de la telefonía celular en Panamá, o la Kansas Railroad, concesionaria del ferrocarril transístmico, entre otras.

"Y no es cierto que toda la capacidad operativa que existía aquí se fue para Miami o Puerto Rico. Se ha redistribuido por Ecuador, Perú, Colombia y otros países. Por citar un ejemplo, en Colombia los efectivos estadunidenses, supuestos asesores en la lucha contra el narcotráfico, son ya más de 2 mil". Y todos esos efectivos rondan las fronteras de Panamá.

A los temores que deja el colonialismo en su retirada ųun sondeo divulgado por La Prensa revelaría que 72 por ciento de los panameños piensa que su país no está en condiciones de defender el Canalų, se unen los miedos reales ante las emboscadas que sufren las débiles democracias de la región y ante los nuevos planes de seguridad estadunidenses que continúan coartando esos caminos democráticos. Nadie puede decir a ciencia cierta aquí qué es lo que vendrá mañana. Cuando hayan concluido los festejos comenzará otro momento en la historia nacional, pero son muchos los panameños que saben que aún deberán andar un duro camino.