Ť Gira del candidato panista por el Centro Histórico
Pedido de Vicente Fox a los Reyes Magos: "šLos Pinos!"
Ť Viajó en Metro, saludó a ambulantes y huyó de niños de la calle
Juan Manuel Venegas Ť Medio siglo de vida dejó atrás Vicente Fox Quesada y por un momento, como si volviera a tener siete años, gustoso, se animó a posar con los Reyes Magos de la Alameda Central. "ƑQué les vas a pedir Vicente?". Y el guanajuatense, entusiasmado, montado en el elefante de cartón-piedra, alzó los brazos y contestó: "šLos Pinos!"
Y su petición se convirtió en grito que sus simpatizantes corearon al ritmo que marcaban las dos manos en alto del ųpor lo menos en ese momentoų niño Vicentillo (como le decían allá en San Cristóbal hace 50 años): "šLos Pinos, Los Pinos, Los...!" El muchacho estaba feliz, al grado que compartió su elefante con dos niños indigentes que alguien le acercó. El seguía posando ante el medio centenar de cámaras que lo seguían desde la estación Revolución del Metro.
Hay que cuidar la cartera
El candidato presidencial de la alianza PAN-PVEM realizó este jueves una gira por el centro de la ciudad de México. Para empezar, y como no lo hacía desde 1994, se decidió a viajar en Metro. Eligió la estación Revolución de la línea dos Toreo-Taxqueña.
Antes de entrar, sobre Puente de Alvarado, se acercó a los puestos de ambulantes, preguntó cómo iba la venta, saludó a uno que otro transeúnte y, como ya es costumbre en él, alzó en brazos a cuanto niño o niña se le cruzó en el camino: "šQuihúbole amigocho (a)!", decía a los pequeños que besaba, mientras aprovechaba para pedirles a sus respectivos padres que "lo calen", le den su voto y lo apoyen para "sacar al PRI de Los Pinos y acabar con la corrupción".
Es "por el bien de ellos", comentó refiriéndose a los "amigochos" que sostenía en brazos.
Y ahí va Fox. Niño que ve, niño que se convierte en punto de su atención. Cuando se va de largo, no falta alguien de su equipo que lo detiene: "Vicente, aquí está un niño que te quiere saludar" ųllama por ahí Martha Sahagún, su jefa de prensaų; "šA ver, a ver... aquí hay un niño šdejen que se acerque!", abre paso Manuel Arciniega. La escena se repite una y otra vez y, por fin, entra a la estación. Los empujones entre la bola de reporteros, simpatizantes y colaboradores hacen recordar cualquier lunes en hora pico.
ųƑVamos nada más a Bellas Artes? ųinquiere el candidato mientras camina rumbo a los torniquetes.
ųSí, son sólo dos estaciones ųcalma su secretario Felipe Zavala.
En eso se encuentran con un par de jóvenes que, guitarra en mano, se ganan la vida rolando en los vagones.
ųšQuihúbole mi Fox! ųdice uno.
ųšQuihúbole cuate, qué cuentas! ųacepta el diálogo el candidato de las botas.
ųšEsto va hasta el full... pero de rateros. Mejor cuida tu cartera!
ųAh, qué bueno que me dices, no vaya a ser la de malasų dice, y tras la recomendación, saca su billetera de la bolsa trasera del pantalón para guardarla en la camisa.
Los dos jóvenes los despiden adaptándole una rola: "Ella convirtió la noche en un poema de... Fox. Ella prometió mil días de alegría también para Fox...".
Ya en los vagones: "šOra sí, Vicente, pa'que veas lo que sienten las sardinas!" y entre los pisotones: "ƑAsí sentirán las tepocatas?"
Vicentillo en la Alameda
Saliendo de la estación Bellas Artes y percatándose en seguida de la tradicional feria que cada año se instala en la Alameda Central, el candidato busca a los famosos Reyes Magos que cobran 30 pesos por una fotografía con los niños.
Fox escoge su escenografía: en el adornado entarimado (el fondo quiere ser la imagen de un castillo de colores) están el caballo de Melchor, el camello de Gaspar y el elefante de Baltazar. Y aparece entonces el niño Vicentillo que con sus manos ondeando en el aire hace su petición.
Animado por un joven regordete con la cara pintada de negro (la tradición dice que él personifica a Baltazar), se trepa al elefante y ahí permanece, muy sonriente, más de cinco minutos. El regalo que pidió es ya una obsesión...
"Qué gacho, mejor ya ni vengas..."
Fox deja su elefante y llama a los reporteros a dirigirse al Palacio de Bellas Artes. "Vamos adelante... vamos al arte", dice, pero es detenido por Arciniega que ya para entonces consiguió que se acercara un niño de la calle (Juan Jesús) que invitará al candidato "a ver a los cuates" que están en el parque.
Va el guanajuatense y lo que se encuentra son niños, jóvenes perdidos, inhalando thiner. Con la mirada perdida, los ojos casi en blanco y la boca reseca, los indigentes poco o nada entienden de la presencia del panista. Sólo uno se le acerca: "šNo seas gacho, suelta una lana para comer... no seas gacho, ándale!"
Vicente lo rehuye. Se le ve impactado. Como que no esperaba que después de pedir su regalo a los Reyes iba a encontrar esta realidad. Niega las monedas que se le piden y se aleja con el compromiso de "volver el lunes". Emprende la huída y no falta entonces el grito: "šEres un pinche culero, no te queremos más aquí, ojete... eres un gacho!"
El candidato de la coalición verdiazul no quiso más saber de eso. Aceleró el paso a Bellas Artes para ver la exposición México eterno, arte y permanencia.