Ť La jefa de Gobierno presidió el festejo; cantó y convivió con capitalinos
Miles de personas recibieron el 2000 en Reforma
Laura Gómez Flores y Agustín Salgado Ť Con un desfile alegórico, presentaciones de diversos artistas y menos asistencia de la esperada, el gobierno capitalino festejo en Paseo de la Reforma el comienzo del nuevo año.
El acto denominado Gran Mitote congregó en la Diana Cazadora, el Angel de la Independencia, la glorieta de la Palma y el Monumento a la Revolución a miles de personas desde las dos de la tarde del último día de 1999 hasta ya entrada la madrugada de ayer.
El momento cumbre del festejo fue a la medianoche, en el monumento a la Independencia, cuando el tenor Ramón Vargas despidió al siglo con Las golondrinas.
A las 18 horas comenzó el festejo. La jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles Berlanga, dio en la Puerta de los Leones el banderazo de salida a más de 30 carros alegóricos que recorrieron Paseo de la Reforma. Algunos de ellos representaban a cada una de las 16 demarcaciones políticas, con elementos típicos del lugar, que permitieron a los asistentes identificarlos fácilmente.
La mandataria acompañó a pie a los carros hasta Florencia, donde le salió al paso el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. La aparición la confundió algunos segundos. Repuesta del asombro lo saludó. El encuentro duró unos minutos, en los cuales jugueteó con el hombre de estatura mediana que portaba una máscara del ex mandatario.
Una vez que el promotor del libre comercio se retiró, deseándole parabienes, Robles siguió observando el paso de los carros alegóricos hasta casi las 20 horas, tiempo que fue aprovechado por la gente que pasaba por el lugar para saludarla. "Es agradable y sencilla; lo más importante es que tiene pantalones", decían algunas mujeres que no perdieron la oportunidad de verla de cerca.
Artistas como Los Purépechas, Cecilia Toussaint, Astrid Hadad y Qué payasos amenizaron los festejos y brindaron su talento para que las últimas horas del siglo XX se convirtieran en un tiempo de festejos.
A pesar de que la venta de bebidas embriagantes estuvo prohibida los citadinos encontraron la manera de adquirirlas e incluso ingerirlas en la vía pública.
Al término del desfile de carros alegóricos algunos de los concurrentes optaron por dirigirse a la plaza de la Constitución, con la ilusión de encontrar algún lugar para escuchar a Juan Gabriel. Los que decidieron quedarse se concentraron en el Angel para escuchar a Ramón Vargas.
Sin embargo, la "luz" de este siglo no fue para todos, pues algunas familias del noreste de la ciudad celebraron en tinieblas, como resultado de una falla eléctrica, que fue reparada 24 horas después.
Llegada la medianoche, la gente con reservaciones y pagos de hasta mil 500 pesos por cubierto departió en algunos de los de los hoteles y restaurantes de Paseo de la Reforma, donde los meseros se quejaron de la "pequeña propina" que les dejaron, luego de esmerarse en el servicio.
Otros capitalinos, con botellas de sidra o tequila y tortas, esperaban impacientes la última campanada del año; en tanto, policías con radio en mano y en ayunas ųal no probar bocadoų vigilaban que no se rompiera el orden.
Cerca de ellos, trabajadores de la Dirección General de Servicios Urbanos y de la subdelegación de Servicios Urbanos de la delegación Cuauhtémoc miraban los cúmulos de basura que se concentraban por la avenida y su pequeña cena que compartirían rápidamente para festejar, que en el mejor de los casos fue pollo, frijoles y pan acompañados de refresco y sidra. "No tuvimos para más, así que algo que le caiga a la panza está bien", dijeron.
Una situación similar vivieron los encargados de la iluminación y montaje en el Angel de la Independencia, que hasta cerca de la una de la mañana pudieron comer algo.
El director de la DGSU, Francisco González Gómez, informó que mil 200 trabajadores recolectaron 800 toneladas de basura.
Hoy se realizará el último de los 14 festejos organizados por el gobierno capitalino: la rosca del milenio.