Bernardo Bátiz Vázquez
Libertad de votar
La extraña conducta del presidente de la Cámara de Diputados, José Francisco Paoli Bolio, quien se retiró sin votar cuando su voto era decisivo para poner candados a una parte de los fondos destinados al rescate bancario, nos lleva al ingrediente fundamental de la representación nacional: Ƒlos diputados y senadores pueden votar libremente o deben estar sujetos a la disciplina de su partido o de su grupo parlamentario en forma ineludible? La respuesta no es fácil y nos lleva a varios comentarios.
Ciertamente no fue Paoli Bolio el único diputado de oposición que con su ausencia dio al PRI un triunfo en un asunto de gran interés nacional; otros diputados del PRD, del PT y del verde apoyaron abiertamente la posición priísta a favor de los dineros públicos para la banca privada, sin tomar en cuenta las opiniones de sus compañeros de partido ni otras consideraciones expresadas por grupos sociales interesados en el asunto; sin embargo, la abstención de Paoli fue la más notoria por su alta posición tanto en la Cámara como en su grupo parlamentario y porque él y otros compañeros de su partido habían sido ya señalados por un rumor: haber recibido una fuerte cantidad de dinero por apoyar la creación del IPAB.
Otro hecho que no podemos hacer a un lado es que al subcoordinador del grupo priísta Fidel Herrera se le atribuyó haber agregado a los apotegmas del cinismo uno más, que estará al lado de los célebres dichos de Hank González y del Tlacuache Garizurieta. Unos días antes, según se dijo, Herrera afirmó con su ironía característica: "en política lo que se vende es más barato".
Este nuevo ingrediente nos indica que en broma o en serio en las filas de la cúpula priísta de la Cámara de Diputados ya se consideraba la posibilidad de comprar votos de opositores, no para sacar adelante el presupuesto, que de cualquier manera iba a salir, sino para asegurar algunos puntos para ellos muy importantes como la libre disposición de los fondos destinados a los bancos, sin la limitación o condicionamiento que había propuesto el PAN, apoyado por el PRD, y que consistía en que de una parte de dichos fondos no se podría disponer en tanto el PRI no devolviera lo que había recibido del Fobaproa.
La afirmación de Herrera viene de alguna manera a inquietar a los compañeros de partido de Paoli y a enturbiar el asunto, puesto que ya no se trata solamente de saber si Paoli y los otros diputados simple y sencillamente hicieron uso de su libertad de voto, según su propia convicción, sino que se atraviesa la duda derivada de la broma o denuncia del veracruzano.
En teoría política y constitucional, no hay duda de que siendo los diputados representantes de la nación, no de sus partidos ni de sus distritos ni de sus sectores, deben votar de acuerdo con su conciencia y con absoluta libertad. Yo en algunas ocasiones he votado en forma diferente a los grupos parlamentarios de que he formado parte y siendo coordinador expresé en la tribuna, con motivo de algún asunto incierto, que los diputados del grupo votarían según su convicción. Me ha tocado también participar en debates entre integrantes del mismo partido, con la aclaración de que en todos los casos las diferencias de criterio fueron expresadas abiertamente o bien en debates internos o bien en la tribuna parlamentaria.
Ciertamente los diputados tenemos un compromiso con la ciudadanía que no vota por nosotros como personas solamente, sino como integrantes de una propuesta partidista, de un programa y de una doctrina política; tenemos que ejercer nuestra libertad de voto en congruencia con las propuestas sustentadas en campaña y en las plataformas electorales, y si no lo hacemos así, a lo menos que nos exponemos es a lo que le está sucediendo a Paoli Bolio, quien recibe una dura crítica tanto dentro como fuera de su partido.
Siendo el diputado Paoli Bolio mucho más conocido y prestigiado que los otros oposicionistas que votaron con el PRI, lo menos que podemos esperar de él es una clara, amplia y sincera explicación de su conducta porque los hombres públicos, como los toreros, reciben el aplauso si lo hacen bien, pero también se exponen a los cojinazos, si no agradan al respetable.