Ť PURASANGRE
Sombra y luz del siglo
1. Determinar dentro del lapso de los más recientes cien años mexicanos que acaban de cumplirse quién es la luz y quién es la sombra puede ser tarea inútil o maniquea. Sin embargo, la historia, acompañada con su natural y necesaria dosis de mitología, arroja un saldo indubitable. El villismo fue el que hicieron hombres y mujeres a principios del siglo que se acabó. En él destaca por su ecuánime integridad Felipe Angeles (que no transcurra el 2000 sin invocar su imagen) desde su participación en el movimiento, luego por la distancia que puso con éste y por último con su muerte.
2. Pero la sombra y la luz están en otro lado. Una sombra paradójicamente luminosa y una luz oscurecida: Rodolfo Fierro y Francisco Villa. Decir que Villa no pudo existir sin la asistencia de Fierro es poco y vago. El general habría realizado mucho de lo que hizo con el auxilio cercano de algún otro de sus lugartenientes. Pero ciertamente Fierro le infundió a la Revolución Mexicana, ahora la "revolución nacional del siglo pasado", un sello indeleble. El, ferrocarrilero de oficio, pagador del ejército villista, general del mismo en su momento, tiene el papel de sombra o de tiniebla densa. Matador de hombres fue su segunda profesión y la ejerció con singular energía. Célebre y asediado por el homicidio de personajes como William Benton o Tomás Urbina, Fierro fue un técnico del ajusticiamiento ya al frente de un pelotón de fusileros, ya con el revólver en la mano que Martín Luis Guzmán hizo formar parte de la literatura.
3. Llegado el tiempo se recordarán episodios nacionales atroces ocurridos entre 1900 y 1999 en nuestro mexicano domicilio. El más reciente, absurdo, inconcebiblemente mal enfocado, el asesinato continuo de jóvenes mujeres en Ciudad Juárez. Pero esa es otra historia, como diría Robert Ressler, cazador de homicidas, ex agente de la FBI, quien estuvo en el país a fin de estudiar el caso y se fue de él con sus propios honores, pese a que su propuesta de solución seguramente será la acertada.
4. Que no comience el siglo sin tomar nota del talento operativo de Francisco Villa. Que no termine sin recordar que nuestra historia del XX pasa por necesidad a través del plomo de Rodolfo Fierro y su sombra luminosa.
Ť César Güemes Ť