Arnoldo Kraus
El Gran Jubileo 2000: de los judíos a Chiapas
No hay duda que la llegada del año 2000 cimbró a todos. Para algunos, el cambio de cuatro números obligó a celebrar con mayor gozo la llegada del nuevo año. Otros destinaron su tiempo al efecto Y2K o a discutir si el milenio se inicia éste o el próximo año. Para los más, la miseria les obligó a quedarse a la verja de tanta festividad.
A su vez, la tradición cristiana ha invitado a sus feligreses para renovarse espiritualmente y a quienes practican otros credos para dialogar. Hizo suyas también las urgencias de los pobres y solicitó a las naciones ricas condonar las deudas de los países pobres. Así se lee en la Bula convocatoria del Gran Jubileo 2000: "se ha de crear una nueva cultura de solidaridad y cooperación internacionales, en la que todos asuman su responsabilidad en un modelo de economía al servicio de cada persona". Dentro de otros muchos propósitos --yerros en relación a indígenas, mujeres, científicos-- se pide perdón a los judíos por las tibiezas y omisiones frente a la masacre nazi.
Agrego la palabra silencio y regreso al título: de los judíos a los indígenas chiapanecos. O mejor aún: Ƒpor qué se removió a Raúl Vera de Chiapas?
Vera llegó como obispo coadjutor a la diócesis de San Cristóbal hace cuatro años. Considerado como políticamente conservador, la miseria y la injusticia modificaron su postura. Hace unos días, Luis Hernández Navarro escribió: "rápidamente padeció las consecuencias de su compromiso con la solución de la problemática local: el grupo paramilitar Paz y Justicia lo amenazó de muerte, y el gobierno federal lo presionó por sus denuncias ante la responsabilidad oficial en la masacre de Acteal". Esta y otras observaciones atestiguan el compromiso de Vera hacia los pobres y el descontento del gobierno, como anteriormente sucedió con Samuel Ruiz.
Si el "perdón contemporáneo" de la Iglesia hacia los judíos se finca en sus omisiones y tibiezas --Ƒes el silencio sinónimo de corresponsabilidad?--, entonces Vera, en Chiapas, entendió bien el mensaje del Gran Jubileo. En este inicio de siglo, ser religioso implica no sólo solidarizarse con los más pobres o los inermes, sino identificarse y ser la voz de los sinvoz. Eso hizo el obispo Vera. Aunque la modifico, regreso a mi pregunta, Ƒcuáles son los propósitos para alejarlo de Chiapas?
La globalización ha traído un sinfín de males, sobre todo para los pobres pero, al lado de su prima modernidad, las comunicaciones instantáneas, amén de ser la norma, son benéficas. Las imágenes de la miseria en Chiapas han recorrido el mundo con la misma celeridad que los bombardeos sobre Kosovo. Esta fotografía viva de la desgracia impide el silencio y aplasta los refugios intelectuales o religiosos: "no sabíamos". Así, la brutal injusticia, Acteal y la invasión militar que se vive en Chiapas, son hechos conocidos en el Vaticano y el resto del orbe. No hay forma de decir, como se sostuvo durante seis larguísimos años en relación a la solución final, que no se sabía.
Emerge, obligada, la cuestión siguiente: en el translado del obispo, Ƒexisten presiones o intereses comunes entre el gobierno y clero mexicanos que hayan llegado al Vaticano? El sentido humano y el de fraternidad no permiten dudas: la voz de Vera importa más en Chiapas que en Saltillo. Si este 2000 debe abrirse como un "no silencio", Ƒpor qué pedirle a Vera que calle?
La masacre perpetrada por los nazis contra judíos, gitanos, lisiados, testigos de Jehová, comunistas y homosexuales parece lejana, pero es muy reciente. Tan reciente que sus brazos u otros similares siguen golpeando. Quizá por lo fresco y la persistencia de las atrocidades que sigue cometiendo el ser humano contra el ser huamano en el Jubileo del año 2000 se inscribió la idea del perdón hacia los judíos. Este es un tema complejo cuyas cavilaciones no caben en este espacio, pero de alguna forma se concatenan con la situación de los indígenas en Chiapas y el valor que debe tener cualquier culto religioso.
Bien dice una antigua tradición jasídica cuando afirma que lo cierto es que el camino más sencillo hacia Dios pasa por los otros hombres. En ese tamiz, para estar cerca de Dios es necesario estar con otros seres humanos, que en el contexto del poder e impunidad como sello de nuestra especie y nuestros tiempos implica pensar en los débiles. Débil es ser pobre, "otro", "distinto", indio.
No concuerdo con el papa Juan Pablo II cuando dijo, después de visitar el campo de concentración de Mauthausen, que el Holocausto era un regalo a la humanidad. De ser cierto lo anterior, entonces, Ƒla masacre y miseria de los indios son el nuevo presente?