Guillermo Almeyra
Las hipotecas de 1999
1. Los Balcanes y las guerras en Europa
Este último año del siglo lleva consigo las hipotecas de 1999. Para hablar sólo de las principales están la mal resuelta crisis japonesa, la explosiva combinación entre la situación económica y el nacionalismo en China, la disolución de la economía y del Estado en Rusia (que es el enfermo de Europa), el lento crecimiento económico europeo y la altísima desocupación estructural en los países de la OCDE, la instalación de la guerra en el continente europeo, desde la pírrica "victoria" de la OTAN contra Yugoslavia que ha abierto la Caja de Pandora en los Balcanes. Por supuesto están también el conflicto indio-paquistaní, el del Medio Oriente, la tragedia africana, la explosiva situación en Indonesia, las crisis en Argentina y Brasil, por no hablar de Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela; el deshilachamiento de las socialdemocracias y el agotamiento de los márgenes de maniobra de los popular-nacionalismos y la constante reducción del flujo de capitales de inversión a los países llamados "emergentes" (o mejor dicho, crecientemente "sumergentes"). Como no es posible hablar de todo sin correr el riesgo de no hablar de nada, trataré de encarar hoy la hipoteca balcánica dejando para otras ocasiones las demás, pero con la advertencia de que todas ellas se potencian e interinfluencian, y que en todas ellas se entreteje la actividad del Departamento de Estado, del Departamento del Tesoro y del Pentágono como resultado de una mundialización que, en buena medida pero no únicamente, está dirigida por los intereses estadunidenses.
El artero ataque contra Yugoslavia dejó a Slobodan Milosevic en el poder e intacto al ejército yugoslavo, a los cuales sólo podría haber derrotado una intervención terrestre de la OTAN que ésta no podía realizar. Esa guerra, la primera internacional en Europa en este último medio siglo, marcó el fracaso de la OTAN como instrumento militar y político, la impotencia de la aviación y de la alta tecnología para conquistar el terreno y la oposición política entre Europa y Estados Unidos. Europa salió de la guerra de los socialdemócratas con el desprestigio y la derrota política de éstos, con la división entre Inglaterra (sometida a Estados Unidos), y el bloque francoalemán, y con un golpe a las esperanzas de integración de Rusia y de los países del antiguo Pacto de Varsovia en la órbita de la Unión Europa. El nacionalismo ruso creció y el temor de Moscú a la expansión de la OTAN se vio justificado. Estados Unidos, que quería convertir a la "familia" del Kremlin en su servidora, serruchó el piso a esa política y trabajó para el chauvinismo y para los militares rusos (como se ve en el caso checheno y se verá a cada rato en este último año del siglo). Los europeos vieron igualmente que la guerra contra Yugoslavia era también para dominar la OTAN y dominarlos a ellos, y que en cualquier guerra futura no combatirían los "marines" y la conclusión ha sido, por consiguiente, la búsqueda de una política y de instrumentos de seguridad propios. La matanza de civiles yugoslavos (de todas las nacionalidades, en Serbia y en Kosovo) mostró el carácter real de la política de Washington y de los gobiernos socialdemócratas: neocolonialista, imperialista, racista. La ocupación de Kosovo reforzó el expansionismo de los partidarios de la Gran Albania y llevó a Yugoslavia al borde de la ruptura entre Serbia y Montenegro. Al abrir la Caja de Pandora del rediseño de las fronteras, Europa y Estados Unidos han preparado el terreno para una nueva guerra internacional en el sur europeo y para el desarrollo del racismo y de los genocidios. Con un ejército serbio intacto, con la crisis croata después de la muerte del fascista y genocida Tudjman que alentará al nacionalismo, con Milosevic que cabalga el chauvinismo, con el expansionismo albanés y la "limpieza étnica" antiserbia en Kosovo se está preparando una nueva guerra en los Balcanes, que sólo podría retardar o incluso impedir la incorporación de todos los países balcánicos a la Unión Europea con una política de reconstrucción social. De modo tal que la aventurera política balcánica presentará su factura en Europa (en la estabilidad de los socialdemócratas belicistas), en Rusia, bajo la forma de un poder de la ex KGB, y en Estados Unidos mismos. Quien viva, verá, dicen los franceses.