Ť Luc Besson retoma en una cinta la figura de la libertadora de Orleans
Juana de Arco vuelve a henchir de nacionalismo los pechos franceses
Ť El trabajo del director europeo se suma al cúmulo de obras artísticas en honor a ella
Mónica Mateos Ť Hay plegarias que sí son escuchadas, como la que encabeza el cúmulo de oraciones a santa Juana de Arco: ''Señora, concédenos un gran amor por nuestra patria''.
La heroína francesa, mártir de la religión católica, emblema de la derecha contemporánea, vuelve por sus fueros, ahora mediante la nueva película que sobre ella realizó el cineasta Luc Besson.
En un mundo donde gana terreno el nacionalismo, la exaltación de la figura de la guerrera de Orleans ha encontrado una trinchera que popularizará su imagen: el cine.
Ya se verá en cuánto se incrementa el número de personas que acuden a venerar la estatua dorada de Juana de Arco, que se encuentra en la rue Rivoli de París, y no lo hacen precisamente por motivos espirituales. En los últimos años miles de franceses se han manifestado en ese sitio por cuestiones como el rechazo a la instauración de la moneda común europea, el euro.
De heroína a mártir
Juana de Arco nació en 1412, en Donremy, Francia. Su padre era campesino y su madre una mujer muy piadosa que le inculcó una exaltada devoción por Dios y la Virgen María. Juana nunca aprendió a leer ni a escribir. Cada sábado recogía flores del campo para llevarlas al altar y cada mes, de forma puntual, se confesaba y comulgaba. Su gran deseo era llegar a la santidad y no cometer ningún pecado.
A los 13 años comenzó a escuchar voces que primero le decían "sé buena, Juanita". Luego identificaría al arcángel Miguel, a Santa Margarita de Antioquia (protectora de las campesinas y embarazadas, cuya imagen se la observa con un pie sobre un dragón), y a Santa Catalina de Alejandría (protectora de las muchachas) como los seres que sólo ella veía y que le aconsejaron un día: ''Es preciso que tomes el estandarte de Dios, luches en el sitio de Orleans y conduzcas al rey a Reims para su coronación''.
Francia estaba en muy grave situación, porque la habían invadido los ingleses, quienes se iban posesionando rápidamente de muchas ciudades.
Las voces convencieron a la pobre niña campesina e ignorante de que estaba destinada para salvar a la nación y al rey, entonces le contó a sus familiares y vecinos. Aunque no le creyeron, su insistencia y ruegos fueron tales que convenció a un tío suyo, quien la llevó con Roberto de Baudricourt, el comandante del ejército de una ciudad vecina. Ella le dijo al capitán que Dios la enviaba para llevar un mensaje al rey. El militar no le creyó.
Pero un año después Juana volvió a presentarse ante el comandante y éste, ante la noticia de una derrota que la niña le había profetizado, la envió con una escolta para que fuera a ver al rey.
El 6 de marzo de 1429 "reconoce" a Carlos VII entre centenares de caballeros reunidos en un salón, "guiada por las voces". Esta "hazaña" hizo que el rey cambiara su opinión acerca de la joven campesina.
También tuvo a su favor que ya no faltaba sino una ciudad importante por caer en manos de los ingleses. Era Orleans. Y estaba sitiada por un fuerte ejército inglés. El rey Carlos y sus militares creían perdida la guerra. Pero Juana les inyectó fe. Pidió al monarca que le concediera a ella el mando sobre las tropas. Cuando la nombraron capitana, Juana mandó hacer una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y se lanzó a la batalla (cualquier similitud con la muy mexicana Guerra Cristera y más recientemente con la acometida del candidato del partido de la derecha mexicana, Vicente Fox, al hacer proselitismo con un estandarte de la Virgen de Guadalupe por delante, Ƒes pura coincidencia?).
Al frente de diez mil hombres, la joven capitana se dirigió hacia Orleans. Animados por Juana de Arco, los soldados franceses lucharon como héroes, expulsaron a los invasores y liberaron varias otras ciudades. La adolescente no luchaba ni hería a nadie, el "trabajo sucio" se lo dejó al reanimado grupo de combatientes.
Así se cumplió la profecía del mago Merlín que decía que una mujer enlodaría Francia (Isabel de Baviera) y otra la salvaría. Después de sus resonantes victorias, Juana logró que el temeroso rey Carlos VII aceptara ser coronado como jefe de toda la nación.
Pero vinieron luego las envidias. Empezó una época de sufrimiento y de traiciones contra la heroína. Muchos empleados de la corte del rey tenían celos de que ella llegara a ser demasiado importante y empezaron a intrigar.
Faltaba algo muy importante en aquella guerra francesa contra Inglaterra: conquistar París, la capital, que estaba en poder del enemigo. Hacia allá se dirigió Juana de Arco con sus valientes. Pero el rey, desconfiando ahora de quien lo había apoyado, le retiró sus tropas. La muchacha fue herida en la batalla y hecha prisionera por los ingleses, ante la apatía de la corona de Francia.
A partir de ese momento padeció humillaciones e insultos todos los días, a toda hora, pero seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria había sido por voluntad de Dios.
En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Así que los enemigos de Juana no dudaron en afirmar que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses. Fue juzgada en Rouen por la Santa Inquisición durante tres meses, siendo encontrada culpable de herejía.
El 30 de mayo de 1431 fue quemada viva en la hoguera. Murió rezando e invocando al arcángel San Miguel. Tenía apenas 19 años. Dos décadas después su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera el juicio que se había hecho contra ella. El papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de Francia avaló su inocencia.
A partir de entonces, Francia la adoptó como su mayor y mejor ejemplo de patriotismo, apoyada por la Iglesia, que en 1909 beatificó a Juana de Arco y en 1920, durante el periodo del papa Benedicto XV, la canonizó, es decir, le reconoció el "don" de hacer milagros. Al fin ya había hecho uno bien grande que sigue teniendo efecto cada vez que alguien suplica: "šOh, señora!, concédenos un gran amor por nuestra patria''.
Odas a la libertadora
La película de Luc Besson que se estrenará el próximo 14 de enero en México se suma a la enorme cantidad de obras de arte y filmes que la figura de la ''libertadora francesa'' ha inspirado durante siglos.
El duque de Orleans fue de los primeros en escribirle poemas a Juana de Arco, en 1450. Después vendrían las mejores plumas y pinceles de Francia para ensalzar a la santa: Voltaire, Paul Claudel, André Malraux, Pierre Dubois, Jean-Auguste-Dominique Ingres, entre otros. En 1935 el compositor francés Arthur Honegger estrenó su oratorio dramático Juana en la hoguera, basada en los poemas de Claudel.
En 1896, el escritor estadunidense Mark Twain publicó su novela Juana de Arco, en ella hay un diálogo entre el caballero de Metz y el paje de la joven capitana donde ambos la definen:
Metz: Su cualidad más señalada es tener unos ojos que ven.
Paje: ƑOjos que ven? Eso no es gran cosa. Supongo es lo corriente...
Metz: No, muy pocos tienen esa virtud. Los ojos corrientes sólo son capaces de ver la superficie de las cosas y de juzgar a través de ellas. Pero los ojos que de verdad ven, son los que profundizan y leen en el corazón y en el alma, descubriendo en ellos capacidades ocultas que los ojos vulgares no logran descubrir. Sólo digo que el mayor genio militar fracasa cuando carece de ojos que ven...''.