Ť La semana política en Estados Unidos
Ť Los candidatos se determinarán más temprano que nunca
Ť La competencia presidencial se reduce de cinco a tres meses
Ť Bradley aventaja a Gore en las encuestas, y McCain a Bush
Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 8 de enero Ť Hace unos meses todo indicaba que los precandidatos presidenciales Al Gore y George Bush llegarían a estas fechas para comenzar una competencia casi simbólica en sus respectivos partidos, Demócrata y Republicano, en las elecciones primarias antes de coronarse como los aspirantes a la Casa Blanca.
Pero eso, al parecer, no será el caso. Sin embargo, probablemente se conocerán quiénes serán los candidatos de cada partido más temprano que nunca.
El ciclo electoral comenzará este año con los primeros procesos electorales de cada partido para elegir el candidato --elecciones primarias-- programados para el 24 de enero en Iowa, y el segundo paso se dará el primero de febrero en New Hampshire.
Por primera vez el nuevo calendario de primarias, realizadas por el partido en cada estado, acelera todo el proceso a tal grado que es probable que se determine la candidatura a la presidencia la tercera semana de marzo. Las elecciones primarias sirven para determinar cuál precandidato presidencial tendrá el apoyo de cada estado.
Para marzo, por el nuevo calendario electoral se habrán seleccionado más de 70 por ciento de los delegados. Antes, la competencia de primarias duraba desde principios de febrero hasta junio, y en gran medida las elecciones primarias del 7 de marzo (cuando 15 estados participan en las primarias demócratas y 12 en las republicanas) han cambiado todo el itinerario, en particular porque en esa fecha compiten los dos estados con mayor numero de delegados, California y Nueva York.
Otra serie de primarias se realizará el 14 de marzo, con seis estados más, incluyendo dos claves, Texas y Florida.
Al comprimir el calendario electoral, las estrategias electorales también han debido cambiar. Una de las razones por las cuales las cúpulas de los partidos decidieron comprimir los tiempos de competencia fue reducir la pugna interna entre precandidatos dentro de los partidos.
Algunos sospechan que también fue para privilegiar a los favoritos de las cúpulas, en este caso el vicepresidente Al Gore y el gobernador George W. Bush. Por eso se esperaba que al llegar a este punto, ya casi estaría garantizada la coronación de ambos.
Sin embargo, las hasta ahora sorprendentes campañas del demócrata Bill Bradley y del republicano John McCain han puesto en cierta duda lo que antes se pensaba eran los destinos seguros de los "favoritos" de ambos partidos. Así, ahora los próximos tres meses podrían ofrecer una competencia mucho más intensa de lo que se esperaba, tanto por los retos internos como por el calendario comprimido.
Pero también podría ser una competencia relámpago. Todo depende de si Bradley y McCain pueden descarrilar los trenes de los favoritos, que cuentan con el apoyo más amplio de sus cúpulas, tienen operaciones electorales más amplias y, en el caso de Bush, tienen muchos más recursos que sus contrincantes. Algunos expertos señalan que si Bradley o McCain no logran ganar en Iowa o New Hampshire, podría marcar su fin a principios de febrero.
Sin embargo, algunas encuestas registran que por el momento McCain y Bradley están ganando a Bush y Gore, respectivamente, en New Hampshire. El próximo gran enfrentamiento sería la megaprimaria del 7 de marzo, donde los retadores de los favoritos tendrán que demostrar su habilidad para montar campañas efectivas en ambas costas del país al mismo tiempo.
Por todo esto, y ahora con el calendario comprimido, el factor clave más que nunca es el dinero. Con menos tiempo para hacer campaña, la distribución geográfica de los estados claves implica hacer enormes inversiones en publicidad en los medios y en recursos humanos para promover el voto.
Con las ventajas de Gore y Bush, pocos estadunidenses esperan una sorpresa, aunque esta posibilidad no se puede descartar hasta el momento, y si todo va como se está apostando, esto terminará rápidamente y sin sorpresas. Con ello, el enemigo de los candidatos y de las cúpulas políticas de este país será el aburrimiento de la población ante la falta de por lo menos la apariencia de un espectáculo político que insiste en llamarse "la democracia".