Ť El prelado nunca se calló ante la opresión, afirma la Confraternice
Lamentable para indígenas, el cambio del coadjutor
Claudia Herrera Beltrán Ť La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), que agrupa a 79 asociaciones religiosas y civiles, consideró que el traslado del obispo Rául Vera a Saltillo es lamentable para los indígenas católicos chiapanecos y refleja que la jerarquía católica no está de acuerdo con la teología india, que representan obispos como el saliente de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, y el de Tehuantepec, Arturo Lona.
El presidente de Confraternice, Arturo Farela, explicó que les tomó por sorpresa la remoción de Vera como obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas cuando se esperaba que él fuera el sucesor de Ruiz, pues señaló que a diferencia de muchos jerarcas católicos, Vera no se quedó callado ante la opresión de los indígenas e hizo un trabajo importante de concientización sobre este problema.
Aunque los evangélicos tienen diferencias con Ruiz y Vera, señaló que ambos hicieron una labor extraordinaria, "titánica" en defensa de los indígenas y han mantenido una relación de cordialidad y respeto con otras iglesias.
Respetuoso de las decisiones internas de la Iglesia romana, Farela consideró que la remoción del obispo coadjutor posiblemente se deba a que la jerarquía católica no está de acuerdo con la teología india y busca unificar la teología hacia dentro de la misma iglesia, aprovechando que "son muy pocos los obispos con esas convicciones teológicas".
Dijo ignorar si el papa Juan Pablo II "pasó por encima del derecho canónico", pues Raúl Vera hacía mención antes de su cambio de que las leyes de la Iglesia católica le asistían para convertirse en obispo residencial en la diócesis chiapaneca.
Relación de respeto y de fraternidad
Explicó que con Ruiz y Vera las iglesias evangélicas ųcon fuerte presencia en Chiapasų han tenido una relación de respeto y de fraternidad, ya que en ocasiones los líderes evangélicos llegaron a asistir a reuniones ecuménicas en la catedral de San Cristóbal de las Casas, o Samuel Ruiz estuvo presente en eventos organizados por Confraternice en esa diócesis.
No obstante esta reciprocidad con las iglesias, criticó a los prelados porque ųdijoų sólo han defendido a los indígenas católicos que siguen su línea pastoral, sin preocuparse mucho por los que tienen una posición teológica e ideológica distinta.
Farela definió a Vera como un "siervo de Dios honesto", que sufrió una metamorfosis a su llegada a Chiapas (en octubre de 1995) al hacerse compasivo con los más desprotegidos, aunque ųinsistióų tuvo una visión reducida, porque defendió sólo a los que compartían sus creencias.
Ante la próxima salida de Ruiz de la diócesis chiapaneca, se pronunció porque su sucesor sea también un "hombre de Dios", con una posición más equitativa respecto a otras iglesias y que pueda coadyuvar al proceso de pacificación en la entidad, "poniendo los intereses de Dios por encima de los terrenales o políticos".
Consideró que el nuevo obispo no podrá transformar la diócesis en poco tiempo, porque los sacerdotes que predican ahí comparten la cosmovisión de Ruiz y Vera, y sufrirá la conversión que vivió Vera a favor de los indígenas.