Ť Chiapas en la historia de México* Ť
Ť Emilio Zebadúa Ť
Durante varios días del verano de 1998 las lluvias cayeron sin interrupción sobre Chiapas. Las aguas torrenciales provocaron la peor inundación del siglo. Se llevaron consigo las laderas de los montes, enterraron bajo toneladas de lodo a poblados enteros, mataron a decenas de habitantes de la costa y la sierra, y cortaron las comunicaciones de esas regiones. Cerca de 35 pueblos permanecieron aislados y la vía del ferrocarril quedó interrumpida, mientras que la carretera que une Tonalá y Tapachula fue destruida en varios puntos. El agua que descendió de las montañas desbordó al menos 15 ríos y se llevó varios puentes.
Frente a la emergencia, el gobierno federal tuvo que efectuar acciones especiales de rescate y apoyo a las víctimas. A las actividades de auxilio se sumaron la Cruz Roja, el Ejército y varios gobiernos extranjeros, incluido el Vaticano. En casi 30 municipios un número indeterminado de pobladores quedó sin vivienda, muchos se desplazaron en busca de refugio y alimento. Agua y medicinas tuvieron que ser transportadas por aire para cubrir las necesidades básicas y evitar la proliferación de enfermedades contagiosas. Cerca de un millón 200 mil personas resultaron afectadas. Una de las zonas más prósperas del estado sufrió una de las peores tragedias naturales de la historia contemporánea.
Camino sinuoso
Causas de fuerza mayor ųde carácter natural o políticoų han colocado a Chiapas en un lugar especial en la historia reciente. En los últimos años ha ocupado, en más de una ocasión, el centro de atención nacional (e internacional). Su propia historia, un tanto aislada del resto de México, nunca ha estado del todo marginada de los procesos más amplios que han moldeado a la nación en su conjunto. Algunas de sus características demográficas, económicas y sociales colocan al estado hasta abajo en los índices de desarrollo, y han contribuido a crear condiciones políticas y culturales de excepcionalidad. Aun así, Chiapas ha avanzado (si bien, más lentamente y en forma desigual) por el mismo camino que el resto del país. Casi por terminar el siglo XX, sin embargo, este camino ha dado giros inesperados.
Chiapas es el estado más pobre de México. De sus 111 municipios, 37 son considerados con un "grado de marginación muy alto", la mayoría de ellos localizados en las regiones de los Altos y la Selva. Chiapas tiene el índice de mortalidad más alto del país, aun así, la tasa de crecimiento anual de la población superó la del nivel nacional entre 1970 y 1990. Hay un médico por cada mil 130 personas. Las principales enfermedades (desnutrición, anemia, infecciones intestinales, tumores del estómago, afecciones perinatales e infecciones respiratorias) dan prueba de la pobreza general. Además, Chiapas es el estado con mayor número de casos reportados de cólera y muertes ocasionadas por la tuberculosis. El analfabetismo alcanza el nivel más alto del país. El promedio de escolaridad de la población de 15 años o más es de cuarto grado. Más aún, 29 por ciento de todos los habitantes del estado mayores de 15 años no tiene instrucción educativa alguna, menos del 14 por ciento cursó los seis años de primaria. Alrededor del 26 por ciento de la población habla una lengua indígena y 8.5 por ciento son monolingües. De todos los estados de la República, Chiapas es uno de los estados con más habitantes que no hablan español.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, la población es de alrededor de 3 millones y medio de habitantes radicados en 20 mil localidades, aunque concentrados en unos cuantos municipios, principalmente en los Altos y el Soconusco. Los municipios con mayor población son Tuxtla Gutiérrez (la capital del estado desde fines del siglo XIX), Tapachula, Ocosingo, San Cristóbal de las Casas, Las Margaritas, Comitán, Villaflores, Tonalá, Chilón y Palenque. Las montañas y los ríos que lo cruzan dividen al estado en varias regiones, con distintas altitudes, climas y tierras. Alrededor de 99 por ciento de las comunidades tiene menos de 2 mil 500 habitantes, menos de 25 por ciento de los habitantes vive en poblaciones de más de 15 mil residentes, la mitad de éstos viven en comunidades con menos de 100 mil habitantes.
Casi la mitad de la población dedicada a actividades productivas trabaja en el sector agrícola y, de toda la población, más de la mitad sobrevive con menos de un salario mínimo. La industria que existe es de relativa baja tecnología y se halla concentrada en la manufactura de tejidos, muebles, cuero, alimentos y bebidas, y algunas estructuras metálicas. En el ciclo 1994-1995 se sembraron 1.4 millones de hectáreas, más de dos terceras partes dedicadas a la producción de maíz, la mayor parte para el autoconsumo. Sólo 5 por ciento de las tierras cultivadas tiene sistema de riego, el resto depende de los ciclos de lluvia que, de acuerdo con el año en particular, son escasas algunas veces o, en ocasiones, excesivas. A pesar de la pobreza de la mayoría de su población, la contribución de Chiapas al producto nacional es fundamental. Chiapas aporta cerca de 6.5 por ciento del petróleo y alrededor de 23 por ciento de gas natural, así como 8 por ciento de electricidad en el país.
Inserción en la memoria reciente
Su lugar en la historia reciente de México no se ha derivado, sin embargo, de sus bienes materiales. Su valor estratégico no es económico; recientemente ha sido si acaso de carácter político y cultural. La ocupación de San Cristóbal de las Casas y varias otras cabeceras municipales en los Altos y la Selva durante las primeras horas del 1o. de enero de 1994 por parte de unos 3 mil militantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) han colocado la "cuestión indígena" en el centro de la discusión nacional. En la actualidad hay un intenso debate sobre los derechos, las condiciones de vida, la cultura e incluso la identidad de los indígenas y los pueblos indios. Desde el levantamiento de los zapatistas, la política mexicana cambió irremediablemente: la izquierda se redefinió, el Ejército Mexicano se desplegó sobre el territorio chiapaneco, las negociaciones y los acuerdos en la capital del país se volvieron más complejos y delicados, la atención internacional se enfocó en Chiapas, y la globalización en la que se ha inscrito México desde mediados de los ochenta fue puesta de cabeza.
Recientemente el gobierno federal ha invertido más recursos y ejercido un poder más directo en Chiapas que probablemente en ninguna otra entidad de la República, pero ciertos elementos constitutivos de la historia del estado han seguido su propia dirección y ritmo. Las alteraciones producidas en la vida cotidiana de los chiapanecos por fenómenos diversos no han evitado, sin embargo, que prevalezcan las tendencias históricas en la política estatal. Ni el poder ni la riqueza han sido redistribuidos en una forma que permita un desarrollo más equilibrado de Chiapas.
Por eso, el progreso del estado a fines del siglo XX (cuando termina la historia que este libro narra) depende, por una parte, de que se reconozcan plenamente las desigualdades ųeconómicas, sociales, políticas y culturalesų que han caracterizado a Chiapas desde sus orígenes y, por otra, de la necesidad de generar un esfuerzo nacional en favor del desarrollo de Chiapas que modifique estructuralmente su propia historia; sólo así se podría aliviar la marginación del estado.
El libro no puede ser más que una breve síntesis de una historia larga y compleja del territorio y la sociedad que hoy conocemos como Chiapas y que, junto con las otras 32 entidades, forma la República Mexicana. Cubre un periodo demasiado largo para cualquier libro, pero más aún para uno que está obligado a ser breve. Esta obra tiene la ventaja de ofrecer una perspectiva que abarca el largo plazo.
Con base en lo mejor de la historiografía de cada periodo propone una síntesis, a la vez que hila un argumento histórico que, en suma, describe a Chiapas. Trata de mostrar lo que ha cambiado y lo mucho que, a pesar del tiempo transcurrido, permanece inalterado. La historia del estado tiene como propósito destacar lo que le es propio a Chiapas y a sus habitantes y, por otro lado, insertar su historia en la historia más amplia de la región y del país del que forma parte. La historia de Chiapas es parte de la historia de México, pero también es una historia propia.
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* El presente fragmento forma parte del libro Breve historia de Chiapas, que próximamente el Fondo de Cultura Económica y El Colegio de México pondrán en circulación