La Jornada martes 11 de enero de 2000

José Blanco
UNAM: propuesta y plebiscito

Existe ahora una propuesta para la reforma de la UNAM, y está en curso de organización una consulta plebiscitaria sobre el futuro de la institución; ambas --propuesta y consulta-- fueron aceptadas por el Consejo Universitario.

Al plebiscito del próximo 20 de enero deberán acudir todos los universitarios, a efecto de superar el conflicto y abrir la puerta a la reforma universitaria.

La Propuesta para la reforma universitaria y la solución del conflicto tiene tras sí un largo recorrido. Los medios y algunos sectores de universitarios han hablado de una propuesta del rector, lo cual comporta alguna imprecisión. Es de él, por cuanto la hizo suya y la propuso al Consejo Universitario; es también de este último por cuanto la ha adoptado; pero es antes una construcción hecha con las demandas del CGH, y respaldada, matizada, precisada y ampliada con los juicios y tesis de extensos segmentos de la comunidad universitaria.

"La presente propuesta incorpora y sintetiza los planteamientos esgrimidos ante el rector por la comunidad universitaria... También ha sido elaborada con base en los trabajos realizados por la Comisión de Contacto del Consejo Universitario y por la Comisión para el Diálogo y el Consenso Universitario. Responde a su vez, integralmente, al pliego petitorio del CGH". Tal es el párrafo inicial de la Propuesta, y describe un proceso real.

La propuesta será devuelta a la comunidad universitaria a efecto de que la ratifique a través del plebiscito. Procesado éste, la UNAM contará con una propuesta de consenso para solucionar el conflicto y para iniciar la reforma de la universidad, a través de unos foros de discusión en cada dependencia universitaria, que culminarán con un congreso universitario general.

La propuesta fue entregada por la comisión del rector al CGH, después de ser aceptada por el Consejo Universitario. El orden de estas decisiones no fue comprendido por el CGH. Debía ser así porque los contenidos de la Propuesta revocan o cambian algunas normas del propio consejo. Hacer entrega de la propuesta global --demanda por los paristas--, primero al CGH, habría sido una grave violación a la legalidad universitaria.

La demanda más generalizada de la comunidad es la realización de un congreso universitario. Fue, sin embargo, una demanda originada por el CGH. Una de las aportaciones de la comunidad a la Propuesta fueron las bases generales organizativas del congreso.

De otra parte, algunos sectores universitarios, así como algunos comentaristas de los medios, han mostrado preocupación, o han tenido un juicio adverso, sobre la forma como la Propuesta atiende las otras cinco demandas del CGH. Es evidente que esa forma --en seguida referida-- no hace sino preservar dos ámbitos ineludibles en la UNAM: las normas de la legislación universitaria, y las normas de la academia.

En efecto, respecto a las demandas no académicas: 1) se retiran las actas contra universitarios participantes en el paro, y se formula un informe sobre las condiciones de seguridad de la UNAM; 2) se establece un mecanismo de regularización de todos los alumnos (indispensable bajo cualquier circunstancia); y, 3) se dejan sin efecto las reformas realizadas al Reglamento General de Pagos, para dejar vigente el aprobado el 20 de diciembre de 1966 (un reglamento es indispensable porque la Ley Orgánica establece las cuotas en su artículo 15, y esta ley es inmodificable por la UNAM); el tema sobre el reglamento de pagos, no obstante, será debatido en el congreso universitario.

Respecto a las demandas académicas, el congreso definirá lo procedente sobre los Reglamentos Generales de Inscripciones y de Exámenes (en tanto, quedan vigentes), y sobre la relación UNAM-Ceneval (en tanto, queda sin efecto). Estos dos puntos son enteramente secundarios en comparación con los temas académicos de fondo que debatirá el congreso; no es extraño que esta reunión universitaria deba hacer definiciones sobre esos dos puntos y sobre muchos más.

El CGH no pudo capitalizar su victoria; le ganó nuevamente el maximalismo gramatical: quería ver las respuestas a sus demandas, en la forma idéntica de su propio texto. Aún más: para nuestro asombro dice que la Propuesta (que es la suya propia) es una "imposición". Cosas veredes.