Ť La indiferencia radicalizó las posturas estudiantiles


Labastida y Barnés provocaron el autoritarismo del CGH: Imaz

Ť El congreso debe ser un espacio donde se reconstruya el mapa político de la universidad, considera el ex líder estudiantil

Elena Gallegos /II y última Ť Carlos Imaz no oculta su preocupación porque en distintos momentos del conflicto en la UNAM ''las lógicas y los discursos'' de Barnés y Labastida coincidieran con los de algunos sectores al interior del CGH. Habla además del congreso que se perfila en la universidad como un espacio indispensable para la reforma y para recomponer el mapa político en la institución.

Cuando la amenaza del paro se cernía sobre la universidad -en abril del año pasado-, Proceso hizo públicas unas declaraciones de Imaz sobre una charla que éste sostuvo con el entonces rector Francisco Barnés de Castro.

-ƑEsto dio pie a que se dijera que el PRD estaba detrás del movimiento? ƑPensó entonces que la huelga se prolongaría tanto tiempo?

-No. Nadie jamás imaginó este resultado. Por otro lado, mi intención de hacer pública la conversación con Barnés, en la que también estuvo presente el doctor Francisco Ramos, fue llamar la atención sobre un hecho muy preocupante: encontré un rector sin argumentos, en una lógica mesiánica y más dispuesto al conflicto que a asumirse como responsable de la institución. Esa actitud se empata con la del gobierno federal y explica el alargamiento.

''Por lo demás creo que fue correcto y que es correcto dialogar. Eso no contamina, no envenena. No puede haber una permanente descalificación de los actores políticos al intercambio de puntos de vista''.

-Pero el discurso entonces giró entorno de que el PRD estaba detrás...

-No fue consecuencia de esa charla -insiste.

Imaz explica: "Unos días después, la rectoría comenzó una ofensiva en contra del PRD. Creo que era una estrategia acordada con la Secretaría de Gobernación, que conducía entonces Francisco Labastida. Con ello pretendían construir un escenario de conspiración para no admitir que había un conflicto social real.

"Con eso buscaban además desacreditar al movimiento poniendo en evidencia su legitimidad y su espontaneidad real, enfocar baterías contra el PRD como una organización que estaba desestabilizando a la UNAM, e inhibir nuestra posibilidad de opinar sobre esos sucesos. Nosotros no aceptamos desconocer la legitimidad del movimiento. Aclaramos que el PRD no intervenía como tal en la universidad y dejamos claro que no estábamos detrás sino a un lado de los estudiantes, porque creíamos en lo justo de sus demandas.

"Recuerdo que conforme se iban cayendo sus hipótesis de conspiración, construían nuevas: que si el EZLN, que si Marcos, que si los eméritos, que si el EPR...''

-En un diario se publicaron fotografías de una reunión en la casa de Ricardo Pascoe, en la que estaban usted y dirigentes estudiantiles...

-Sí, y formaba parte de esa misma lógica de construir la conspiración, pero ya con actividades de espionaje. Por eso presenté una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos por violación a las garantías individuales. En esos días, además, el secretario Labastida declaró que él tenía información desde la universidad y prácticamente aceptó que contaba con agentes de seguridad ahí.

"Les contesté entonces -porque también PRI y PAN se metieron al asunto- que era una lástima que ellos no pudieran hablar con jóvenes y que la responsabilidad política de un dirigente partidario era conocer de manera más directa como se están percibiendo los procesos''.

Moderado es igual a perredista

-Eso trajo consecuencias. Esos muchachos fueron catalogados al interior del CGH como moderados y moderado era sinónimo de perredista...

-Aquí es donde se empiezan a empatar ciertas lógicas -dice convencido-. El discurso de descalificación de rectoría y Gobernación empieza a ser el mismo discurso de algunos sectores al interior del movimiento, y esa coincidencia la veremos en distintos momentos.

''Es curioso, cuando la autoridad exacerbaba y se negaba a dialogar, veíamos la estrategia Barnés-Labastida que pretendía encaminar las cosas a una salida violenta, de confrontación, con la idea de que no había ninguna otra salida. Hoy, cuando se construye la posibilidad de una solución democrática y mientras las autoridades universitarias hablan de plebiscito, ese mismo sector al interior del movimiento es el que habla de represión, violencia, sangre''.

-Según usted, Ƒcoinciden en el CGH esos núcleos que tildaron de moderados a un sector de estudiantes y lo que representa Labastida?

-šAsí es! šAsí es! No sé que más esté detrás, pero lo que sí es claro es que las posturas son extraordinariamente coincidentes. Curioso es también que ese sector del movimiento que se lanzó contra el jefe de Gobierno Cuauhtémoc Cárdenas nunca descalificó a Labastida, quien decía que había grupos armados en la UNAM. Hay pues un empate que empieza a ser consistente en discursos y en lógicas.

-En los hechos, los jóvenes que se reunieron con ustedes terminaron fuera del CGH.

-Sí, y esto es parte de la evaluación que el propio movimiento estudiantil tiene que hacer de sí mismo. La descalificación, el autoritarismo, la imposición unilateral, la actitud de ''si no dices exactamente lo que yo digo estás contra mí''... de nuevo es coincidente con la actitud de Barnés.

''Una de las características más importantes de los movimientos estudiantiles en México ha sido, justamente, la contraria: la democracia radical y directa, la del espacio abierto a todos. Parece que para ese sector del CGH, que se le ha ido en descalificar, el movimiento termina con el fin de las ideologías. El hablar de violencia y la existencia de alambres de púas evidencian que se está generando una descomposición al interior del CGH.

''Los miles de jóvenes que participaron en el plebiscito previo a la huelga se fueron alejando de las escuelas, de las asambleas. El discurso se endureció. Pero hay que decirlo, ese endurecimiento lo produjeron también la cerrazón de Labastida y Barnés''.

-ƑLos acusa directamente de la ultrarradicalización del movimiento?

-Sí, y hay que analizar esto con cuidado: más allá de las posibles relaciones perversas que pueda haber o de lo deliberado que pudiera ser ese empate de lógicas, la postura de Labastida-Barnés, su absoluta negativa a la sola posibilidad de un congreso, generaron también el endurecimiento como un acto-reflejo.

''Otro elemento que intervino en que se nutrieran esas tendencias autoritarias y políticamente torpes en el CGH, es el hecho de que la autoridad universitaria violentó los acuerdos del congreso que tuvimos en el 90, y aquí uno de los responsables centrales es el ex rector José Sarukhán''.

El CEU discutía con todos

-A usted se le acusó de tratar de ''negociar'' en el marco del conflicto...

-šLo rechazo absoluta, categóricamente! Un movimiento sólo es posible que negocie por medio de sí mismo. Yo lo viví. El movimiento del CEU era muy abierto, discutíamos con todos; con quienes coincidían con nosotros y también con la derecha en sus propios espacios...

-Pareciera que mientras en la universidad se cohesiona la derecha, la izquierda sufre una grave división, Ƒcomo queda la izquierda en la UNAM?

-La situación en términos de posiciones ideológicas no varía sustancialmente. Las posturas que hoy enarbola el CGH han estado presentes siempre, incluso son los mismos personajes, los mismos que plantearon que en el movimiento del CEU hubo una traición. Nunca lo han podido documentar ni explicar.

''Al contrario de lo que ellos -te repito: los mismos de siempre- sostienen, lo cierto es que el CEU logró detener la reforma neoliberal en la UNAM y entendió que el problema es de correlación de fuerzas y que la lucha es continua, porque las fuerzas neoliberales seguirán buscando imponer su visión.

''Tampoco creo que la derecha universitaria esté cohesionada. El famoso grupo de Sarukhán y Barnés, incapaz de entender los procesos sociales, también confrontó a sectores de la burocracia, sectores que piensan en la institución como un coto de poder, como un espacio de proyección personal. En más de un sentido, lo que encontramos hoy es una universidad muy fracturada. Por eso pienso que el congreso es fundamental. Debe constituirse en el espacio en el que se reconstruya el mapa político de la universidad y se haga la reforma".