* El pueblo ha triunfado: etnias; Mahuad, preso en una base en Quito
Toma pacíficamente el poder en Ecuador una junta cívico-militar
* El nuevo gobierno rebelde está integrado por un dirigente indígena, un abogado y un general
Reuters, Afp, Dpa y Ap, Quito, 21 de enero * Una junta cívico militar --integrada por un dirigente indígena, un civil y un general-- asumió esta noche el poder el Ecuador, tras una rebelión pacífica indígena que obligó al presidente Jamil Mahuad a abandonar el palacio de gobierno y su detención en la base aérea de esta capital.
Los indígenas habían comenzado a sitiar Quito desde la víspera para exigir la renuncia de Mahuad, y hoy recibieron el respaldo del ejército. Los altos mandos castrenses le indicaron al presidente que debía renunciar para evitar "un estallido social".
La declaración de las fuerzas armadas se produjo después de que el gobierno desconoció la sorpresiva sublevación y amenazó con castigar a los militares que se sumaron a la toma del Congreso, de la Corte Suprema y de otras oficinas públicas, y a cuyos autores calificó de "sediciosos".
Mahuad, con apenas 17 meses en el poder, descartó su dimisión pero en las primeras horas de la tarde debió abandonar el palacio de gobierno, e insistió en minimizar la rebelión indígena.
A mediodía, aseguró: "No renunciaré a mi cargo y llegaré hasta donde Dios quiera", y añadió: "Esa es una insinuación que no puedo aceptar... porque no puedo renunciar y sumir a Ecuador en el caos", y advirtió a indígenas y a militares que sólo po-drían tomar el poder por la fuerza.
Cientos de indígenas, acompañados por el coronel Lucio Gutiérrez y un grupo de oficiales, tomaron a mediodía la sede del Congreso, desconocieron los poderes del Estado y designaron una junta de salvación, que esta noche fue sustituida por una junta cívico-militar, tras una reunión de más de tres horas en el palacio de gobierno.
Desde su salida del Palacio de Carondelet el paradero de Mahuad era desconocido, aunque varios presidentes latinoamericanos y el secretario general de la Organización de Estados Americanos, el colombiano César Gaviria, insistían en que se en- contraba en una institución castrense bajo la protección de efectivos militares.
Durante horas reinó la confusión, pero esta noche la junta cívico-militar anunció la destitución de Mahuad y la creación de "un gobierno del pueblo ecuatoriano".
La junta está constituida por el jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas, general Carlos Mendoza; por Antonio Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), y por Carlos Solórzano, ex presiden- te de la Corte Suprema.
El nuevo gobierno, aseguró Solórzano, "hará los cambios que el pueblo espera".
"Quiero decir que el pueblo ecuatoriano ha triunfado --declaró Vargas--. Nosotros vamos trabajar por el pueblo, y luchar contra la corrupción. Ese es el objetivo".
Vargas, quien habló en lengua quechua, dijo que Mahuad estaba detenido en la base aérea quiteña, pero no ofreció detalles.
El estado de convulsión que vivió el país desde temprana hora dejó dos personas muertas y unas 13 heridas, y esta noche una multitud se concentraba frente a la sede de gobierno para expresar su apoyo a los sublevados, pero otro grupo más de manifestantes se reunía en el norte de Quito en apoyo a Mahuad.
La crisis entre el Ejecutivo y los militares fue precipitada por el copamiento, por la mañana, de la sede del Congreso por unos mil 500 indígenas apoyados por soldados, entre quienes se encontraba un coronel y varios oficiales de baja graduación.
Los indígenas, que llegaron a Quito desde diversos puntos del país, exigían la disolución de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, a los cuales calificaban de "corruptos" y de "fracasar" en la administración del país, y planteaban la integración de un gobierno de salvación nacional integrado por representantes de las fuerzas armadas, la Iglesia católica y sectores sociales tras la decisión de Jamil Mahuad de decretar la dolarización del país.
Los ocupantes de la sede legislativa nombraron una junta cívico-militar integrada por el coronel Lucio Gutiérrez, por Carlos Solórzano y por Vargas. Gutiérrez --que esta noche cedió su puesto "con gusto"--, llamó a una "lucha pacífica, pero tensa e implacable", de todos los ecuatorianos para propiciar el cambio de gobierno.
Anunció que las tres ramas de las fuerzas armadas daban el apoyo a los indígenas, y "le pedimos al pueblo honrado de Ecuador que nos acompañe".
Según el coronel, "estamos aquí para romper las cadenas que nos atan a la más espantosa corrupción y para derogar ese modelo ignominioso para cambiar las estructuras del Estado y fortalecer las instituciones democráticas".
El gobierno reaccionó y desconoció la sublevación indígena y militar, que calificó como grupo de insurrectos, y anunció que aplicaría firmeza para poner fin a la acción; en una primera reacción las fuerzas armadas exhortaron a los indígenas y a los militares a deponer su actitud.
Las dos principales ciudades ecuatorianas, Quito y Guayaquil, vivían un estado de convulsión con miles de personas en las calles que gritaban consignas contra el gobierno, mientras trabajadores, estudiantes, indígenas y mujeres corrían por las calles con banderas de Ecuador y de la Conaie, en tanto que el comercio cerró sus puertas y se suspendió el transporte público.
La confusión se generalizó en Quito, donde se produjeron manifestaciones que dejaron al menos dos muertos y ocho heridos, especialmente alrededor del Congreso.
"Fuera Mahuad", "que se vaya", eran consignas que proclamaba la gente en la calle, mientras los soldados trataban de mantener la tranquilidad.
En Guayaquil, los manifestantes tomaron las instalaciones de la gobernación provincial, y se desataron actos de vandalismo, producto del descontrol causado por la crisis política que transcurre en esta nación, y en medio del desorden fueron quemados cuatro vehículos.
El dirigente de los choferes de taxis de Ecuador, Pedro Alava, anunció que las bases de su organización decidieron apoyar el levantamiento indígena y que las 50 mil unidades que existen en el país bloquearán las calles de todas las ciudades hasta que la junta de salvación asuma el poder.
El presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Mario Ruiz Navas, advirtió que "el remedio podría ser peor que la enfermedad", al comentar el intento de los indígenas y de los militares por arrebatar el poder político a Mahuad, en tanto que los partidos políticos opositores, el Socialcristiano, de Jaime Nebot, e Izquierda Democrática, de Paco Moncayo, se pronunciaron por la renuncia de Jamil Mahuad.
Varios ministros del gobierno de Mahuad insistieron durante horas en que el presidente no iba a renunciar, y el vicepresidente Gustavo Noboa se declaró dispuesto a asumir el poder para "defender el sistema democrático", e invitó a los militares a "deponer su indisciplinada actitud".
Una encuesta reveló que 90 por ciento de los ecuatorianos considera que el presidente no cuenta con el respaldo popular para mantenerse en el poder, mientras que 71 por ciento respalda el movimiento indígena.
Desde hace tiempo, Mahuad aceptó que el país atravesaba por la más grave de sus crisis económica, con una inflación de más de 60 por ciento, y que 60 por ciento de la población vive en la pobreza.