* Ecuador despertó con nuevo gobierno


La junta cívico-militar, sueño de una noche de verano austral

* En las sombras maniobraron militares, empresarios y políticos

Ramón Vera Herrera, enviado, especial para La Jornada, Quito, 22 de enero * En horas de esta madrugada sufrió un vuelco espectacular el resultado del levantamiento popular pacífico que derrocó al presidente Jamil Mahuad e instaló una junta cívico-militar transitoria en espera de un plebiscito que decidiera el rumbo de Ecuador.

A las 7 horas los ecuatorianos despertaron con la noticia de que el vicepresidente de la nación, Gustavo Noboa, asumía con todas las formalidades el cargo de la presidencia de la república, santificado por la derecha del Partido Socialcristiano, por los empresarios y por todas las fuerzas armadas del país.

La autoproclamada Junta de Salvación Nacional había durado escasas tres horas.

Hacia las 23:50 horas del viernes, una vez que la Junta de Salvación Nacional logró penetrar y sesionar en el Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo, el general Carlos Mendoza, ministro de Defensa del gobierno de Mahuad y jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas, fue proclamado parte de la junta en sustitución del coronel Lucio Gutiérrez, líder visible de los militares que apoyaron el levantamiento popular, quien declinó en su favor.

"Con gusto cedo mi cargo al general Mendoza, en aras de la unidad de las fuerzas armadas... No me mueve ambición alguna, ya he cumplido con mi deber histórico de estar del lado del pueblo", dijo Gu- tiérrez en ese momento.

Al asumir el cargo con los otros dos miembros de la junta cívico-militar --Carlos Solórzano Constantine, ex presidente de la Suprema Corte de Justicia, y Antonio Vargas, dirigente de la Confederación de Comunidades Indígenas y presidente del Parlamento de los Pueblos--, el general Carlos Mendoza, ante una pregunta de la prensa preocupada por las garantías individuales, declaró: "No vamos a ser nosotros quienes coartemos la libertad de expresión del pueblo ecuatoriano y más ahora después de haber respetado la voluntad popular. Es más, desde este momento, queda derogado el estado de emergencia".

Hoy, entre las primeras medidas del gobierno de Noboa está mantener la dolarización y su tipo de cambio con el sucre, continuar con el estado de emergencia y man- tener el orden constitucional.

Pero la confusión comienza aquí porque fue el propio Mendoza quien se puso a disponibilidad de Noboa, y a fin de cuentas respaldó la salida de deslegitimar la junta y entronizar al hasta ayer vicepresidente.

Corría el rumor de que el resto de la junta y un número indeterminado de simpatizantes estaban en el Congreso y seguían tomadas las sedes de algunas oficinas guber- namentales y el Palacio de Justicia, pero todas las inmediaciones se mantienen aseguradas por la policía.

Mientras, la esposa del coronel Lucio Gutiérrez denunció que un operativo militar lo detuvo por la mañana, al igual que a los coroneles Fausto Cobos y Jorge Brito.

 

Cómo explicar este giro

 

En Ecuador corre en estos momentos una versión: que los altos mandos del ejército se sumaron con la ola del movimiento para derrocar a Mahuad aprovechando el llamamiento que les hicieron los mandos medios, pero maniobraron para posicionar a Noboa en la presidencia de la república, en el último minuto.

Otra versión es que las conversaciones entre la oficialía de las fuerzas armadas efectivamente logró aglutinarlas de parte de la gente, pero las presiones internacionales, sobre todo la del gobierno de Estados Unidos y las agencias financieras internacionales, las obligaron a este golpe de timón "constitucional".

Pese a lo oscuro del resultado, hay varios frutos que los ecuatorianos comienzan a valorar y serán parte de la memoria común.

Quienes hablan de un golpe militar olvidan o encubren que un levantamiento popular, muy comprometido con una postura pacífica, logró paralizar el país a partir de decisiones tomadas de abajo hacia arriba en las 22 provincias.

Este movimiento pudo convocar a una oficialidad sensible y responsable, considerada heroica por derrotar a Perú en el río Cenepa, que le apostó a obedecer la voluntad popular, insistió en dialogar con los altos mandos todo el día de ayer y llamó a la unidad de las fuerzas armadas y a que se pronunciaran en favor de la gente, por la revocación del mandato.

 

Soldados institucionales

 

Les hicieron entrega de un cargo popular y no desconocieron su autoridad militar. La declaración de Fausto Cobos, hoy ex director de la Escuela de Guerra, hecha cuando el movimiento tomaba el Congreso no deja duda: "Soy un soldado institucional, disciplinado, jamás he sido arribista. He venido a conversar con el coronel Lucio Gutiérrez porque soy su amigo, su compañero y su superior. Le he dicho que le demos una oportunidad a nuestro mando militar para que tome las decisiones adecuadas para que las fuerzas armadas estén en la línea que deben estar, que es justamente con su pueblo. No me envía el comando militar. Toda la Academia de Guerra a la cual yo comando me pide que asuma esta responsabilidad. Y nuestros subordinados son los jueces de nuestras acciones".

Agregó: "Por eso pido a todos mis compañeros de armas que eviten el enfrentamiento entre soldados y eviten el derramamiento de sangre de nuestros compatriotas que están en una lucha política con objetivos lícitos. Yo participo de eso. El país entero se da cuenta que el sector indígena es un estamento importante que ha sido rezagado a lo largo de la historia y que tiene que tener un espacio político en este país. Tiene que tener un espacio en las decisiones trascendentes. Respeto la jerarquía militar. Pero debemos conversar con ese mando para que se nos escuche".

Hoy, el sueño ecuatoriano de una democracia popular se sumerge de nuevo hacia los ríos subterráneos. Casi toda la gente ha desaparecido ya de Prado del Arbolito y sólo quedan los restos de los palos quemados y el olor a verdura pasada y un poco de lodo, mientras grupos de indígenas trepan a los camiones, amarran bultos y una que otra asamblea transcurre bajo unos toldos azules y rosas.

Se les ve pensativos, pero al fin y al cabo derrocaron a Jamil Mahuad. Es muy pronto para conocer el desenlace de una historia que a Washington y a los empresarios ecuatorianos les repugnó por ser tan contraria, por ser tan subversiva.

Los parlamentos seguirán sesionando y ya se verá, más pronto que tarde.

Pero el pasado viernes, mientras los gases continuaban atronando en la calle Espejo, dos payasos bajitos, bien lumpen en sus modos y su ropa, reunían a unos 40 curiosos que paseaban por el Parque de la Politécnica con un sketch en donde el engaño y la mentira eran el ridículo.

Y en el lago cercano algunas parejas quichuas remaban --por primera vez-- en lanchas alquiladas.