* Ricardo Legorreta, primer latino en obtener la medalla de oro de la AIA


La tecnología abrumadora causó un caos estético en la arquitectura

* Las nuevas generaciones saben que deben crear ciudades que hagan felices a los habitantes

Mónica Mateos * El arquitecto Ricardo Legorreta (DF, 1931) es el primer latinoamericano que obtiene la medalla de oro que otorga anualmente el Instituto Americano de Arquitectos (AIA, por sus siglas en inglés). Además, su nombre será inscrito en granito a la entrada del edificio sede de ese organismo fundado en 1857, ubicado en Washington. Por su contribución a la humanización de la arquitectura con un alto sentido profesional, el AIA ha homenajeado a 57 creadores como Thomas Jefferson, Le Corbusier, Frank Lloyd Wrigth, Louis Sullivan, César Pelli y Louis Kahn, entre otros. Algunos años el premio se ha declarado desierto.

El próximo 28 de enero, el a La funci—n del arquitecto es crear espacios para la felicidad de los habitantes, no aparecer en revistas y disfrutar de la fama, pues eso es secundario, define en entrevista Ricardo Legorreta n Foto: Carlos Cisneros rquitecto mexicano recibirá el galardón por ''su habilidad única para diseñar espacios que lo mismo son monumentales sin perder el estilo que recupera las tradiciones arquitectónicas indígenas, demostrando un gran conocimiento del color y la luz. Legorreta conecta el pasado con el futuro mediante la arquitectura, usando su propia inventiva e innovadoras propuestas", señala el instituto en la exposición de motivos.

Entusiasmado no sólo por su premio sino por el reto de construir actualmente espacios en lugares tan diversos como Japón, Israel, Hawai y San Francisco, Legorreta detiene unos minutos su labor frente a los planos para conversar con La Jornada acerca de su optimismo por el trabajo arquitectónico de las nuevas generaciones, las cuales están impulsando "una nueva ética profesional, como una revolución, que propondrá el diseño de espacios que hagan feliz a la gente, por encima de intereses económicos o políticos. Porque ese es el verdadero oficio de un arquitecto".

 

La función social del hogar

 

-Según formuló Le Corbusier, la casa es una "máquina de residir" que idealmente debe ser funcional, es decir, plantea cierta desacralización de la morada humana. Por eso llama la atención que la AIA haga referencia a que su trabajo recupera las tradiciones arquitectónicas ancestrales que, en principio, consideran el espacio donde se habita como un lugar venerable. ƑQué opina al respecto?

-El planteamiento de Le Corbusier se dio en un momento en que el mundo tenía puesta su ilusión en la tecnología y creo que el arquitecto exageró la función de ésta. La casa es ante todo un ambiente y un espacio humano. Cuando se habla en arquitectura de ''función'' se aplica el término sólo a cuestiones físicas, es decir, que debe haber luz, que debe de caber el sillón, pero considero que la función emocional de una casa es más importante. Una casa puede ser bellísima pero si no da paz y tranquilidad no está cumpliendo una función vital.

''Esto lo aplico no sólo al diseño de lugares donde vivir, sino de cualquier tipo de espacio. Incluso hay sitios con diseños arquitectónicos pésimos pero humanamente muy buenos. Por eso, para mí es fundamental que cada casa sea el reflejo de la vida del propietario, no del arquitecto. Los arquitectos tenemos el defecto de pretender decirle a la gente cómo deben vivir y es todo lo contrario. Las casas deben ser a la medida de quien las habita, lo mismo los espacios públicos. En este sentido, una de mis filosofías es respetar la función social de todo lo que construyo''.

-ƑCómo conjuga esta idea con la recuperación de las tradiciones arquitectónicas mexicanas?

-Una de las tendencias del dominio de la tecnología es tratar de desarraigarnos de nuestras costumbres, con el argumento de la globalización. No creo en eso. No podría ni quiero quitar de lo que hago nuestras raíces. Disfruto y estoy orgulloso del ser mexicano. Aunque en muchas ocasiones me han tachado de nostálgico o que tengo un afán de regresar al pasado, no es eso. Hay que hacer una arquitectura que corresponda al 2000, pero sin perder las estructuras básicas mexicanas, y no me refiero a ponerle a todo pisos de barro, esa es sólo la forma. La profundo radica en no perder el romanticismo, porque así somos en México, y también complicados.

"Si yo no hubiera sido mexicano dudo mucho que hubiera hecho una arquitectura que mereciera el premio de la AIA, porque ha habido un esfuerzo por hacer un trabajo con valores humanos en un mundo donde la tecnología nos abruma. Cuando ésta domina, empieza a perder importancia la estética porque se privilegia el desplante tecnológico. La tecnología y el comercio han traído un caos estético enorme. Mucha de la arquitectura que se hace actualmente está regida por cuestiones comerciales, lo cual está destrozando las ciudades.

 

Ciudades humildes

 

-En este sentido, Ƒcuál debe ser la responsabilidad de los arquitectos?

-Tengo una ilusión y soy optimista al respecto: en el próximo siglo surgirá un movimiento de arquitectos que se concentrará en hacer mejores ciudades, mejores ambientes, más que monumentos a ellos mismos o edificios muy llamativos. Una ciudad debe tener obras únicas y monumentos, pero el mayor porcentaje de edificios debe ser una arquitectura de una humildad enorme.

"Un ejemplo son los pueblos mexicanos, que tienen su iglesia, su zócalo, y el resto del lugar es, arquitectónicamente, de una humildad maravillosa. Eso hace mejores ciudades. Pero el gremio está no sólo dominado por el ego, sino por el comercio, la política y la moda. ƑCuánto podríamos hacer si los arquitectos revitalizáramos la ciudad de México? Por ejemplo, la colonia Doctores o el Centro Histórico, en lugar de estar destruyendo los bosques de Cuajimalpa. Pero nos sometemos al promotor que gana dinero al fraccionar terrenos. La función del arquitecto es crear espacios que hagan felices a la gente, no salir en las revistas y volvernos famosos, eso es secundario. Las nuevas generaciones están más comprometidas con esta idea".

-ƑCuál es el rumbo actual de la arquitectura en la ciudad de México?

-Tenemos la característica, por tradición, de ser individualistas, de buscar, cada uno, ser diferentes, pero una cosa es la diversidad con armonía y otra el caos. Hemos caído en él por querer hacer cosas que llamen la atención.

"En la ciudad de México domina el comercio, el desarrollo inmobiliario son estudios ambientales, lo cual provoca una expansión de la urbe que no toma en cuenta las consecuencias obvias, como la destrucción de los bosques o del sistema vial.

"Solucionar esto no es fácil. Deberíamos de ir en el proceso inverso y recuperar el orgullo de vivir en el centro de la ciudad, porque la gente tiene la idea de que es mejor vivir en la colonia nueva que en la tradicional. Por ahí se podría empezar. La ciudad necesita restructurarse, respetar la vida de las colonias, crear corazones en cada una de ellas, pues al crecer, el Distrito Federal perdió su corazón y ahora es demasiado grande para tener uno solo.

''Nos hemos dejado llevar por la moda, por la cercanía a las ideas culturales de Estados Unidos. Tenemos que respetarnos a nosotros mismos y no pensar que si el mundo presenta como símbolo de progreso y mejora lo que sucede allá, eso es la verdad''.