* El grupo fue incómodo para la medianía: Sheridan
Los Contemporáneos animan la responsabilidad intelectual
* Resistieron a espejismos de su tiempo, consideró el ensayista
Yanireth Israde * Los Contemporáneos, ese grupo de escritores mexicanos que en los treinta se distinguió por su irreverencia, su rigurosidad, la ironía de sus plumas y su tenaz defensa del individuo, continúa como una referencia vital en el México del 2000. Aún más: "Su presencia impulsa casi todo lo que se emprende con responsabilidad intelectual", afirmó Guillermo Sheridan, al recordar las palabras que el poeta Octavio Paz escribió respecto de ellos: "En un sentido estrictamente intelectual, casi todo lo que se está haciendo ahora en México se debe a Los Contemporáneos, a su ejemplo, a su rigor, a su afán de perfección".
Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Gilberto Owen, Jorge Cuesta, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, Carlos Pellicer y José Gorostiza, principales miembros de aquel círculo de "forajidos" (en palabras de Jorge Cuesta), que resultaron "incómodos para la medianía" (según Sheridan), cumplirían por esta época su primer centenario. Para celebrar el acontecimiento y con la intención de "saldar una deuda que Francia tiene con ellos por su labor como promotores de nuestra cultura", explica Jean-Louis Silvy, directivo de la Alianza Francesa, esta asociación organizó un homenaje que comenzó el jueves 20 con una mesa redonda y que culminará el próximo 29 de junio con una disertación del poeta José Emilio Pacheco.
A la conferencia de apertura asistieron Javier Garciadiego, José Luis Martínez, Guillermo Sheridan y David Huerta, quienes hablaron de la época convulsa que tocó vivir al grupo y su legado cultural.
Sheridan, director de la Fundación Octavio Paz, ofreció un acercamiento al espíritu intelectual de los escritores que editaron, de 1928 a 1931, la revista Los Contemporáneos.
''La suya -dijo- es una herencia incómoda para el país de la malechura, que muy frecuentemente venera a la diosa desidia''.
"Ellos fueron -prosiguió Sheridan- la última generación de escritores mexicanos que desdeñó las seguridades del pedagogismo; la última que no se arropó detrás de las certidumbres ideológicas, que no hizo bandería de la corrupción política, que practicó el higiénico non servian del individualismo que caracteriza a toda la gran literatura moderna.
''Su ejemplo nos obliga a guardar distancia ante espejismos similares a los que ellos resistieron en su momento: el espejismo nacionalista, el populismo acogedor, el facilismo que acoge acríticamente a las conciencias y las arropa, el coqueteo con las causas seguras, la prédica para convencidos, el sentimentalismo como recurso y religión, la subordinación a las expectativas del mercado foráneo''.
Destacó que los escritores, quienes no sólo se desempeñaron como editores, sino también como poetas, traductores, críticos, dramaturgos, cineastas, narradores, publicistas y servidores públicos, enfrentaron vilependios tanto de nacionalistas revolucionarios como de ultramontanos, y un par de veces fueron requeridos al Ministerio Público. "En pocos escenarios de la modernidad, un grupo de escritores tuvo que enfrentar, a la vez, las resistencias de la academia, las del Estado, y muchas veces las de sus propios colegas escritores, como lo hicieron ellos".
''No deja de ser interesante que los contrafuertes del edificio literario mexicano moderno hayan sido erigidos por una generación de pensadores -la del El Ateneo- y otra de poetas y críticos -la de Los Contemporáneos- y encima de las dos Alfonso Reyes, pensador, poeta y crítico''.
En su turno, Javier Garciadiego habló de las complejos años que les tocó vivir, en medio de la Guerra Cristera y las pugnas por la sucesión del poder, luego del asesinato de Alvaro Obregón. Fue una época violenta: hubo tres asesinatos de candidatos presidenciales en menos de un año. En materia económica el panorama no fue tampoco halagador, pues las consecuencias de la crisis mundial de 1929 provocaron en México diversos estallidos sociales. Es precisamente en ese año cuando se funda el Partido Nacional Revolucionario, precursor de lo que hoy es el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
A la par de la violencia se registraban los primeros intentos de instituciones modernas. Sin embargo, el entorno de la época ''no interesó mayormente'' a Los Contemporáneos, quienes prefirieron dedicarse a la creación y por eso fueron tildados de ''conservadores''.
Remarca Garciadiego: ''Los Contemporáneos convivieron con el México bronco, radicalizado, popular, con el México macho por decreto".