* Rememoró Samuel Ruiz su gestión ante mil personas


Sin cabida en San Cristóbal, quien dé la espalda a los pobres

* El trabajo por la iglesia autóctona, entre sus legados

Juan Balboa, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 23 de enero * Caminando "con la luz de Dios" en el túnel del tiempo, el obispo Samuel Ruiz García revivió hoy los pasajes más impactantes y trascendentales de su trabajo pastoral en la región en las últimas cuatro décadas y, como hace 25 años cuando clausuró una Asamblea Diocesana, ratificó que el "caminar en una opción por los pobres, es una opción necesaria de la diócesis de San Cristóbal de las Casas".

Al participar como un actor más de una obra "viva, vivida" que escenificaron más de mil religiosos y laicos en el teatro Zebadúa de esta ciudad, sin titubeos y teniendo a su lado al ahora obispo de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera López, Ruiz García, uno de los dos obispos en funciones que participó en el Concilio Vaticano II del papa Juan XXIII (el otro es Juan Pablo II), revalidó el legado que deja a quien habrá de presidir una de las diócesis con mayor número de feligreses indígenas en México: el trabajo diocesano por los pobres y marginados, por la iglesia autóctona y por la teología india.

Sentado en uno de los balcones de honor del teatro más importante de sus principales enemigos, los llamados auténticos coletos, con un micrófono de solapa inalámbrico y atento al guión redactado para la obra de "teatro vivo" de sus 40 años de trabajos pastorales, Ruiz García fue contundente al recordar, dentro de su papel de actor principal, su profecía sobre la Iglesia de los pobres. "Declaramos solemnemente, no por decreto sino porque el Espíritu así nos lo indica, que caminar por una opción por los pobres es una opción necesaria en nuestra diócesis. Por tanto, si bien no todos podemos llevar el mismo paso, todos tenemos el deber de caminar, ninguno tiene el derecho a estar sentado. Aquel que no quiera caminar por esta opción sabe bien dónde está la puerta de salida de esta diócesis".

Ruiz García, acompañado siempre del obispo Raúl Vera, vivió, escuchó, vio y participó en una escenificación de las diferentes actividades que marcaron a la diócesis de San Cristóbal de las Casas en las últimas cuatro décadas, y que se mantienen vivas en el quehacer cotidiano de un batallón religioso integrado por más de 8 mil catequistas que "llevan la palabra de Dios" a regiones chiapanecas como los Altos, selva y norte de Chiapas.

Durante 195 minutos, el obispo de San Cristóbal de las Casas revivió pasajes de su vida en las montañas, valles, cañadas, selvas y ríos que, de vez en vez, le hacían un nudo en la garganta, le provocaban una leve sonrisa, el agua se le arremolinaba en los ojos y los recuerdos lo torturaban de felicidad.

El guión hecho ex profeso por párrocos, religiosos, catequistas y laicos siguió la ruta de la evangelización no de los indígenas sino más bien la conversión del propio Samuel Ruiz en Chiapas: el Movimiento de Catequistas, el Congreso Indígena, la opción por los pobres y marginados, la llegada de miles de refugiados guatemaltecos, el surgimiento de las diferentes áreas del gobierno diocesano, los orígenes del pueblo creyente, la integración de la Comisión Nacional de Intermediación, el tercer Sínodo Diocesano, la masacre de Acteal, la presencia del obispo Raúl Vera López y su propia renuncia a la diócesis.

 

Un sínodo diocesano

en medio de la guerra

 

El vicario general de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Toussaint, dio la bienvenida a los asistentes al jubileo diocesano por los 40 años de servicio episcopal de Samuel Ruiz García. Al hablar de la realidad de Chiapas, Toussaint hizo un recuento de las cuatro décadas de vida, amenazas, intimidaciones y persecuciones que han sufrido sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos, catequistas y los propios obispos diocesanos por "asumir un compromiso de opción por los pobres" y una búsqueda de paz y justicia.

Juan Ojeda, uno de los religiosos que participaron en el Congreso Indígena, dijo que este hecho fue un acontecimiento que marcó el trabajo pastoral de la diócesis, pues se escucharon las necesidades de las comunidades de tzotziles, tzeltales, tojolabales y choles.

Recordó que entre las principales demandas del congreso, organizado por la propia diócesis de San Cristóbal de las Casas, se encontraban la devolución de las tierras comunales que "les quitaron a nuestros padres"; la organización de cooperativas de producción para defenderse de los acaparadores; el mantener la medicina antigua, entre otros.

Con coros, canciones y expresiones poéticas, unos mil religiosos, laicos e invitados de diferentes continentes viajaron en el túnel del tiempo, hasta llegar al momento del arribo a la diócesis del obispo Raúl Vera López.

Como un actor más dentro del gran teatro vivo del trabajo de Samuel Ruiz García, don Raúl respondió así a una pregunta sobre su caminar por la diócesis. "Lo primero que valoré fue el puntacho de don Samuel de convocar a un sínodo en medio de la guerra. Me admiró que en toda la diócesis se sabía del concilio. Valoro cómo el sínodo (la reflexión pastoral de Samuel Ruiz) ayudó mucho en esta etapa de la guerra, cuyo objetivo es hacer cachitos a esta región.

"El sínodo ha hecho ver las experiencias pastorales, ha hecho ver cómo la palabra de Dios ha venido caminando y ha estimulado a la diócesis. A mí me ha dado muchos ánimos, lástima que lo voy a implementar en otro lado", concluyó entre aplausos y vivas.