UNAM: noticia y numeralia

 

* José Blanco *

En esta primera aproximación tomo el universo de los alumnos. Votaron en el plebiscito 139 mil 997 alumnos de una población escolar de 241 mil 294 (1998), lo que equivale a 58 por ciento; 60.5 por ciento de licenciatura y 54.4 de bachillerato.

Con relación al levantamiento del paro, los alumnos votaron no, apenas en 7.9 por ciento; 7.5 en la licenciatura y 8.4 en el bachillerato; con nueve décimas de diferencia, puede decirse que tienen el mismo criterio.

En el bachillerato, 89.7 dijo al levantamiento del paro, y en la licenciatura 91.6 por ciento. La base social estudiantil del CGH es estrecha y tiende a disminuir, como lo indica el hecho de que sólo uno de cada diez, dijeron no a la propuesta institucional (pregunta 1), pero dos de cada uno de esos diez, dijeron SI al levantamiento del paro.

Las escuelas con dos puntos porcentuales o menos por encima del promedio de la licenciatura, respecto al no al levantamiento, fueron Filosofía, Ingeniería, Medicina, Química, Psicología, Economía, Artes Plásticas, Acatlán e Iztacala.

Las escuelas con más de dos puntos porcentuales por encima del promedio, pertenecientes al campus CU, fueron Ciencias, Trabajo Social (con el mayor índice: 14.8 por ciento), Enfermería y Música; de los campus multidisciplinarios, Aragón y Zaragoza. Las primeras representan sólo 6.3 por ciento de la población escolar de la licenciatura; las segundas, 14.9 por ciento.

Es necesario subrayar que el mayor índice por el no al levantamiento del paro, correspondiente a Trabajo Social, es bajo: 84.2 por ciento de los alumnos votaron al levantamiento. En esta escuela, de otra parte, sólo votó 34.4 por ciento de su población escolar.

En una cifra igual al promedio de la licenciatura, o por debajo de él, por el no al levantamiento del paro, se ubicaron Derecho (3.2 por ciento), Políticas (7.5), Contaduría (4.7), Veterinaria (5.7), Odontología (6.4), Arquitectura (6.9), Cuautitlán (6.4) y Acatlán (6.3).

Es especialmente notorio el caso de las "escuelas" de licenciatura que en el CGH aparecieron como "radicales". Su proporción de voto por el no al levantamiento lo desdice claramente: Ciencias (11.8 por ciento), Ciencias Políticas (7.5), Filosofía (8.6), Economía (8.3), Trabajo Social (14.8) y Acatlán (6.3). En esas mismas escuelas votaron por el en proporción de 87.1 por ciento (Ciencias), 91.0 (Políticas), 90.3 (Filosofía), 90.1 (Economía), 84.2 (Trabajo Social) y 93.0 (Acatlán).

Resulta transparente que la ultra en estas escuelas de licenciatura corresponde, en el sentido descriptivo del término, a pequeños grupúsculos encajados en mayorías ajenas a los intereses políticos de tales grupúsculos. Resulta transparente que éstos han logrado imponer su dominio sobre pequeñas minorías, que a su vez deciden el destino de las mayorías, merced a la total desorganización de los estudiantes. Bastaría la presencia activa de una fracción de las mayorías, en las asambleas estudiantiles, para definir un rumbo absolutamente diferente para las mismas. Resulta igualmente transparente que estas "escuelas" en el CGH, determinantes en sus decisiones, no eran tales "escuelas" ni una real representación de las mismas, sino grupúsculos apoderados de la voluntad de todos.

Lo sé; en nada de eso hay novedad, pero ahora tenemos la posibilidad de visualizarlo con claridad y de poder medirlo en una primera aproximación.

Los universitarios están cobrando conciencia gradualmente de la decisión colectiva que acaban de tomar. La conciencia del hecho se amplía y se dan cuenta que su acción colectiva decidirá la suerte de la universidad.

Los universitarios estaban atomizados y paralizados. La completa desorganización de los académicos y de los alumnos permitió que prosperara un movimiento sin consenso universitario. Ahora crecientemente se convencen de que hay problemas complejos que resolver; pero no están de acuerdo con el paro. La visita del rector a las comunidades comenzó a movilizarlas, y la movilización dio ya un gran paso con el plebiscito.

En sus momentos críticos y en sus momentos estelares, la universidad estuvo movilizada. Es necesario mantener la movilización ahora: de ella depende el éxito de la reforma de la institución, que comprende también la transformación de las conciencias. *