* ITACATE

 

La verdadera historia

del chocolate/ I

 

El Fondo de Cultura Económica recientemente publicó este libro, cuyos autores son Sophie D. Coe y Michael Coe. Ambos son reconocidos investigadores en diversos aspectos de las culturas prehispánicas. Ella había publicado Americas First Cuisines, libro en el que se dedican tres capítulos al chocolate. Este tema fue su gran pasión y reunió, como puede constatarse mediante la lectura de La verdadera historia del chocolate, una amplísima bibliografía en torno del cacao, árbol que -se afirma en el prefacio- es la más estudiada de las plantas originarias de América. No pudo ver el libro terminado, pues murió cuando tenía escritos los dos primeros capítulos, razón por la cual su esposo Michael Coe, especialista en temas mayas, decidió como una manera de compromiso amoroso llevarlo hasta el final basándose en los apuntes y bibliografía que dejó Sophie.

El libro se lee fácilmente, pues su lenguaje es claro y ameno, y si bien está sustentado por numerosos documentos nunca sentimos el peso de la erudición en esas páginas. Se abarcan todos los aspectos del cacao: la botánica, el origen, su profunda relación con los pueblos mesoamericanos, el momento del encuentro de los españoles con la bebida, que primero llamaron cacao y más tarde chocolate; su difusión por Europa y su industrialización a partir del siglo XIX son los temas de esta obra.

Afirman los autores que la mayor parte del tiempo en que se le ha considerado alimento (los primeros vestigios se remontan 3 mil años aC), se utilizó como bebida y no como la golosina sólida que se popularizó en el mundo. El nombre cacao proviene de la palabra maya kakaw, y la planta, la semilla o la bebida aparecen en numerosas representaciones en vasos de cerámica y códices. Así, en las secciones del Códice Dresde encontramos que se refieren al ciclo sagrado de 260 días, dioses sentados sosteniendo frutos del cacao o platos con granos de cacao. Puede afirmarse esto sin lugar a dudas, ya que hoy es factible leer los ideogramas mayas, pues arriba de estas deidades aparece la frase ''u kakaw", que en maya significa ''su cacao". En el Códice Madrid aparecen cuatro dioses perforándose las orejas y dejando caer una lluvia de sangre sobre los frutos de cacao, que producirá una bebida considerada al igual que esa sangre, un líquido divino.

En un vaso de la región maya de Guatemala aparece una mujer vertiendo chocolate desde lo alto para obtener la espuma, procedimiento que -como sabemos por los informantes de Sahagún-, seguían también los nahuas. Consideran los autores que el molinillo fue una aportación española. Nosotros diríamos que de ambas formas se logra oxigenar la bebida, mejorando su sabor.

No había una sola manera de utilizar el cacao: se sirvió en atoles, en polvos (pinole) y de seguro en presentación sólida. La bebida se aderezó de muchas maneras, pues como afirma la pareja Coe, los indios prehispánicos incorporaron, como hicieron para aderezar otros platillos, todas las materias primas a su alcance como ocurre con ''el más creativo de los chefs modernos".

 

* Cristina Barros y

Marco Buenrostro *

 

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