* Con el signo 12 flor, del calendario maya, comenzó el festejo a Ruiz García
Una magna ceremonia para el obispo indomable
* La ausencia de Mullor, el segundo ladrillo que quitan para desmontar el samuelismo, se escuchó
Blanche Petrich, enviada, San Cristóbal de las Casas, Chis., 25 de enero * Muy temprano, antes de la esperada gran misa de celebración de los 40 años de obispado de Samuel Ruiz García, los sacerdotes alojados en la curia abrieron el libro Tonal pohuali y consultaron el calendario maya para saber el tiempo y el espacio que le tocaba en esta jornada al festejado. La fecha es 12 flor. Tres veces cuatro. Cuatro es la totalidad cósmica. Tres, la mediación, el viento entre el cielo y la tierra. El signo que se debe vestir en un día como hoy es el quetzal, el ave que jamás puede estar en cautiverio. La lectura que hicieron: Samuel, el mediador, el indomable.
Cuando empezaba la tarde y un sol demasiado entusiasta había cobrado ya varios desmayados entre las 15 mil almas insoladas frente a la catedral de la paz, 13 ancianos principales encendieron y repartieron el fuego nuevo, que marca el fin de un ciclo y el inicio de otro. El ciclo que termina, la obra histórica de 40 años de obispado, fue repasada y refrendada por los distintos oradores que participaron, aun a contracorriente de la fría sanción de la nunciatura apostólica, en esta magna ceremonia. El ciclo por venir despierta dudas y temores.
Fue un obispo de la vecina Guatemala, Alvaro de Ramacini, de la diócesis de San Marcos, quien abrió la compuerta: "Somos un mismo continente y estamos luchando por lo mismo, estamos en la misma opción por los pobres y eso es algo a lo que América Latina no va a renunciar", dijo. Entonces se elevó la consigna de los creyentes, la única que se escuchó a lo largo del acto: "Queremos obispos al lado de los pobres", una y otra vez hasta cubrir toda la explanada. Tal vez eso era lo que el nuncio apostólico Justo Mullor no quiso presenciar.
La ausencia de Mullor, y sus razones esgrimidas en un comunicado previo, pudieron haber golpeado puertas adentro de la curia y sin duda preocupó a más de un clérigo el motivo profundo, no explícito, de la airada reacción del embajador papal. La noche anterior, cuando los primeros faxes con este mensaje llegaron a la catedral donde se celebraba la clausura del encuentro teológico pastoral, hubo gestos desencajados. Alguien comentó: "Es el segundo ladrillo que quitan para desmontar el samuelismo".
"Estamos acostumbrados"
Pero si hubo intención de romper lanzas o desanimar la celebración, fue precisamente Samuel Ruiz quien no acusó recibo. En una conferencia de prensa en la que apareció relajado ųfrente a un grupo de reporteros locales que iban sin duda por más escándaloų, el obispo comentó: "A algunos les daría mucho gusto vernos en un acto de desobediencia. Pero no. Estamos en comunión con la Santa Sede. Y esta comunión no está cuestionada".
"ƑTe vas a aventar tu venenosa?", preguntó un reportero a una colega. Afilaban sus flechas. Acusaron a Ruiz con preguntas sobre su ruptura con la Iglesia, sobre el escándalo, sobre su "diócesis conflictiva y dividida".
Para ellos, al final, no hubo nota. Samuel Ruiz insistió una y otra vez sobre la unidad existente entre su pastoral y el Vaticano, "aunque en la unidad siempre hay tensiones".
Por lo demás, "estamos acostumbrados a estas situaciones conflictivas en las que hemos vivido siempre," agregó. A su lado, sonriente, lo apoyaba el obispo de Cuautla. En esos momentos estaban llegando a la sede varios prelados más, entre ellos un representante del nuncio, Carlo María Polvani. Al final, compartiendo el altar con los 13 ancianos principales de las siete regiones pastorales, hubo 10 mitras invitadas, a pesar de que la fuerte sanción del nuncio pudo haber provocado más cancelaciones de las que hubo. Estuvieron junto a Ruiz y su coadjutor Raúl Vera, además de Ramacini, los obispos de Tapachula y Tuxtla, Tehuantepec (titular y coadjutor), la Tarahumara, Cuautla y Nuevo Laredo, más el representante de la Conferencia Episcopal, Abelardo Alcántara. En un lugar destacado, a la vera de Samuel, ofició un obispo no muy afín a la línea samuelista, Héctor González, de Oaxaca, mencionado con frecuencia para la terna de los probables sucesores.
En todo caso, lo que sigue a continuación es lo que el nuncio se perdió:
Páginas de 40 años de historia
Por sexta vez en una década, entraron las caravanas de indios a la ciudad coleta, por los caminos de Chamula, Tenejapa y Comitán, y convergieron frente a la fachada ocre de la iglesia fundada por el fraile dominico Bartolomé de las Casas. En sus mantas y carteles expresaban el descontento y la indignación por el traslado del obispo Raúl Vera. En la puerta lateral, Ruiz García, portando una bandera que le fue entregada en Amatenango, que lo identifica como protector del pueblo, recibía a los peregrinos. En el inevitable besamanos sus escoltas también recibían el respetuoso gesto dispensado a los obispos.
Se inició la ceremonia. Los prelados, los 13 principales (13 cirios, 13 incensarios, 13 manojos de juncia, 13 días de la creación maya) y las 52 banderas de los pueblos originarios caminaron hacia la vetusta cruz en medio de la explanada y la rodearon tres veces, formando un caracol, significando el caminar de los antepasados. Después, la danza ritual. Desde el altar hasta las últimas filas, donde los niños y las mujeres comían paletas heladas multicolores (azul turquesa, verde perico, rojo grosella), los más concentrados daban sus brinquitos rítmicos.
En la oración de los fieles, entre los siete ruegos fue incluido uno que ha sido reiterado últimamente en las misas de la diócesis: "Por los militares y los policías, que tienen que obedecer órdenes, para que recuerden que ellos también son llamados a ser pueblo de Dios y que no extralimiten órdenes en contra de sus hermanos". Quizás sea inspiración de aquella última homilía del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero: "En nombre de Dios, cese la represión."
Antes de las homilías, el enviado de la nunciatura leyó un mensaje de tibia fraternidad del secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, con los saludos del papa Juan Pablo II. Este, en lugar de la homilía que hubiera leído Mullor, un texto que antes le había leído por teléfono a don Samuel. "Era hermosísima", comentó el obispo en la rueda de prensa.
En su turno Samuel Ruiz respondió con elegancia, haciendo un reconocimiento a Mullor y a lo que éste ha tenido que sufrir por defender la pastoral de su diócesis.
El ahora obispo de Saltillo fue quien tuvo la palabra política del momento. Habló de la aportación de Ruiz a la paz y a la cultura de la paz que impulsó la extinta Conai. Y levantó la voz: "No hay paz donde no haya justicia, donde se violan constantemente los derechos humanos como sigue sucediendo en Chiapas."
También habló el párroco de Simojovel, Joel Padrón. Leyó viejos textos escritos en la celda siete de máxima seguridad de Cerro Hueco, cuando fue apresado bajo cargos falsos en 1991. Una experiencia "consecuencia de nuestra opción". Otra intervención impactante fue la del representante de todas las comunidades del municipio de Altamirano, quien dio testimonio de su evolución desde los tiempos en que fueron peones acasillados, y la única ermita era sólo para el patrón, hasta su vida actual, en la que saben que tienen derechos. Páginas de una historia escrita a lo largo de 40 años.
* Hay quienes sólo conciben la paz mediante la vigilancia militar, señala
La contrainsurgencia ha destruido la identidad cultural, alerta Ruiz
* En Chiapas se requiere intensificar la pastoral de la reconciliación, expresa el obispo
* Celebra una misa para conmemorar sus 40 años al frente de la diócesis de San Cristóbal
Elio Henríquez, corresponsal, San Cristóbal de las Casas, Chis., 25 de enero * Al cumplir 40 años como obispo de esta diócesis, Samuel Ruiz García afirmó que en Chiapas se necesita una intensificación de la pastoral de la reconciliación, sobre todo cuando "otros conciben la paz como un mero mantenimiento del orden mediante la vigilancia militar", y agregó que "el trabajo de contrainsurgencia ha destruido ya en algunos lugares la identidad cultural, sin la cual no se puede dar el sujeto histórico".
En su mensaje ante miles de indígenas y mestizos católicos, de México y de otros países, así como de obispos y sacerdotes, el prelado sostuvo que debe buscarse la mejor manera de abarcar en la pastoral ordinaria el reto para atender las exigencias evangelizadoras de "nuestros hermanos reclutados en el Ejército Mexicano o en otros cuerpos de servicios, para que descubran con claridad cuál es el sujeto concreto al que deben orientar su servicio, propiciando la transformación pacífica de la sociedad".
Antes de la misa concelebrada que duró cuatro horas, el tatic Ruiz García se refirió a la ordenación de más de 100 diáconos la semana pasada en el alteño municipio de Huixtán, lo cual ha causado inquietud en el nuncio Justo Mullor y entre otros obispos.
Explicó que la ordenación no se hizo de manera improvisada, pues estaba planeada desde hace mucho tiempo. Lo que pasa, abundó, es que "se nos había quedado atrás; Raúl (Vera López) ya había puesto fechas, pero como él ya se va a ir, se adelantó. Yo mismo le dije: lo tienes que hacer antes de irte, porque tú sembraste, y entonces se hizo un proceso de recoger rápidamente los exámenes de quienes se estaban preparando, que no son improvisados, hay gentes que tienen 20 años de servicio y entran ahora al ministerio del sacramento del diaconado".
Además, precisó Ruiz, en una diócesis que tiene una extensión territorial muy grande y una fragmentación geológica bastante compleja, el aislamiento de muchas comunidades "no puede ser superado sino por estos mecanismos que están insertos en lo que el Concilio Vaticano II nos dijo".
Comprensibles, las razones del nuncio
Entonces, no es una situación apresurada, reiteró, y comentó que entre los que recibieron el sacramento del diaconado había uno de 45 años, célibe, al cual él y Raúl Vera le preguntaron reiteradamente si estaba dispuesto a permanecer así, a lo cual respondió afirmativamente, aunque aclaró que la mayoría de los diáconos son casados, y uno que otro viudo.
En la misma conferencia de prensa ofrecida por la mañana, el prelado minimizó la postura del nuncio Justo Mullor, de no asistir a la ceremonia de este día, por estar en desacuerdo con declaraciones de los vicarios General y de Justicia y Paz, Felipe Toussaint y Gonzalo Ituarte, respectivamente, y por la ordenación de más de 100 diáconos la semana pasada.
"El tiene sus razones muy comprensibles para no asistir, y me dijo esta mañana por teléfono: 'Sé que ya hay corresponsales de prensa que van a interrogar sobre este tema y yo quiero evitar un escándalo y no quiero introducir esa desarticulación'. Entonces, él consideró que su presencia en la diócesis de San Cristóbal de las Casas pudo ser conflictiva", explicó el obispo originario de Guanajuato.
Sin embargo, destacó la decisión del nuncio de enviar como su representante personal, "en señal de comunicación", a monseñor Carlo María Polvani, quien durante la misa dio lectura al mensaje de felicitación enviado por el Vaticano a Ruiz García.
Ya en la misa ųa la cual asistieron 15 mil personas, según los organizadores, y 7 mil según fuentes del gobiernoų, Carlo María Polvani leyó el mensaje del Vaticano: "Su Santidad envía su paternal bendición e invoca abundantes dones del Espíritu Santo sobre vuestra excelencia, clero, comunidades religiosas y laicos de esta diócesis, elevando su plegaria para que en esta tierra de Chiapas se consolide cada vez más la fe y el testimonio cristiano, en el espíritu de una profunda comunión eclesial".
En el texto, el papa Juan Pablo II felicitó al tatic por los 40 años de su consagración episcopal y le expresó su "amor con Cristo para con todos, particularmente con los más débiles, con los más marginados y con quienes sufren".
En la misma celebración, que se realizó después de una peregrinación de miles de indígenas provenientes de las 42 parroquias, y que se dividió en tres grupos que convergieron en la catedral al mediodía, Ruiz García se refirió al nombramiento de Vera López como obispo de Saltillo, y aseveró que cuando dentro de la Iglesia la legítima autoridad toma una decisión que no es contraria al Evangelio ni opuesta a las exigencias cristianas de la comunidad, "debe ser acatada junto con las consecuencias y sacrificios que entraña la condición de seguidores de Jesucristo".
Abundó: "Pecaríamos de trascendentalismo e ignoraríamos las consecuencias de la encarnación de Cristo y de su decisión de fundar con seres humanos y para seres humanos su Iglesia, si pretendiéramos que todas y cada una de las decisiones que en ella se toman no pasaran por un proceso vulnerable donde se dan rectitud de intenciones, lecturas e interpretaciones diferentes de una misma realidad, carencias de información, intereses purificables, presiones externas, luchas de poder, y por ende, tensiones y contradicciones", agregó.
En su turno, Raúl Vera expresó que si la Iglesia "pierde su impulso evangelizador, se convierte en una institución inmóvil cerrada a toda acción renovadora del espíritu".
Presente en el acto, el obispo guatemalteco Alvaro Ramazini sostuvo que "la opción por los pobres, por los campesinos y los indígenas es una opción a la cual la Iglesia en América no va a renunciar, porque si renuncia se hará cómplice de un Evangelio que no es el Evangelio de Jesucristo". Este señalamiento provocó que la gente coreara: "Queremos obispos al lado de los pobres..."
Por su parte, la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, expresó su agradecimiento a Samuel Ruiz García y a su hermana Luz María, y destacó la labor del prelado en favor de los indígenas de México y de América.
A la ceremonia también asistieron el obispo Abelardo Alvarado, secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano; Arturo Lona (obispo de Tehuantepec), Felipe Aguirre Franco (Tuxtla Gutiérrez), Felipe Arizmendi Esquivel (Tapachula), José Luis Dibildox (la Tarahumara), Felipe Padilla (coadjutor de Tehuantepec), Héctor González (arzobispo de Oaxaca), Hermenegildo Ramírez (Huautla) y Ricardo Watti Urquidi (Nuevo Laredo).
* Saludo enviado al religioso por el Comité Ejecutivo Nacional del PRD
El tatic, ejemplo para los que sueñan con justicia y dignidad
La directiva nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) envió un saludo al obispo Samuel Ruiz García al cumplirse ayer 40 años de que tomara posesión de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, en el que expresa que su labor durante estas cuatro décadas ''ha sido ejemplar para los que sueñan y trabajan por un México con justicia y dignidad''.
La misiva contiene un breve recuento de la misión desarrollada por el obispo, quien ''nunca estuvo con los poderosos, sino que acompañó a los pobres, y al igual que quienes trabajan en misiones religiosas en Chiapas, se indianizó y contribuyó a crear una Iglesia india''.
Deja profunda huella
Hoy que se va ųagregaų, deja una profunda huella en Chiapas y en el país. ''Su mensaje está en sus hechos. Desde el congreso indígena de 1974 y desde su acción pastoral permanente, comentó los compromisos de una paz verdadera, no la del silencio que es cómplice de la injusticia, sino la de decir fuerte la verdad''.
Rememora a los guatemaltecos, que heridos y lastimados de cuerpo y alma durante la década de los ochenta, encontraron la solidaridad fraterna de don Samuel; también menciona a los indígenas chiapanecos, que hallaron en su persona y labor pastoral una voz de esperanza para el futuro, y los esfuerzos desarrollados por él en la Conai para acercar a las partes en conflicto a través del diálogo desde 1994, ''hasta que la falta de voluntad del gobierno le orillara a retirarse y disolver esa instancia de inconmensurable valor''.
Concluye: ''Hoy con su retirada, y la salida provocada del obispo coadjutor, Raúl Vera, la situación del conflicto en Chiapas se torna más difícil, por lo que el CEN del PRD considera urgente el cumplimiento inmediato de los acuerdos de San Andrés, la salida del Ejército de Chiapas y la reanudación del diálogo''. (Juan Antonio Zúñiga M.)