La gobernabilidad de Chiapas

* Sami David **

La dinámica actual de Chiapas busca la máxima participación política. Madurez y voluntad ciudadana caracterizan a los partidos, los cuales buscan encauzar sus esfuerzos a fin de que la entidad avance hacia la convivencia pacífica y civilizada. Y ello manifiesta la gobernabilidad, obtenida a través del sufragio.

Chiapas reclama propuestas concretas, serias, responsables, no expresiones que busquen desarticular la libre manifestación de las ideas. No sin dificultad nuestro estado apuesta por la vía democrática para integrar la justicia y el desarrollo social. Combatir la pobreza y la marginación es, en efecto, una función política. Como suma de esfuerzos, como compromiso de todos y como voluntad colectiva, la política constituye, sin duda alguna, el desahogo de nuestros retos.

Es evidente que la paz social descansa en un acuerdo de voluntades. Ello implica, además, reconocer que en Chiapas el desarrollo y el progreso no han sido equitativos. Hay desigualdad. Por eso es importante impulsar los programas sociales, establecer empleos con mejores salarios. Que haya dignidad en los hogares, seguridad pública. Y la seguridad no representa el hecho simple de caminar sin riesgos por calles y caminos. La seguridad, desde luego, también es la expresión de: empleo, salud, vivienda digna, educación, cultura, deporte, recreación, respeto.

La apuesta en Chiapas es por la conciliación de la crítica social y la acción de gobierno como manifestación de madurez y sensibilidad social. Un gobierno fuerte, seguro, estable, se basa en el respeto del voto, del compromiso que la gente hace al elegir a su gobernante. El sufragio representa el apoyo, la fortaleza de la ciudadanía hacia sus autoridades. Sólo así se puede lograr la democracia participativa para alcanzar el proyecto de vida, de cambio necesario. Esa es la función social de la política.

La democracia es un modo de vida. No es solamente llegar a las urnas a ejercer la libertad de seleccionar al candidato de su predilección. Significa responsabilidad, participación.

En este marco de expresión democrática, la visita de Ernesto Zedillo viene a fortalecer la vía institucional de Chiapas. Su presencia en la zona de conflicto es indicativa de que hay certidumbre, confianza en los programas institucionales realizados por las autoridades correspondientes. Zedillo gobierna para los mexicanos. Y Chiapas también corresponde a una zona geográfica de nuestro país. Chiapas tiene deseos de superación.

Más que exhortaciones, se requiere una paciente y profunda reflexión para determinar por qué el deterioro de la cohesión social que padece la entidad. Chiapas, evidentemente, resume siglos de rezagos. Pero comprender, entender, no es legitimar. Imposible cerrar los ojos ante la realidad: el conflicto chiapaneco surgió porque había materia para ello; por lo mismo, la presencia del Presidente de la República en Chiapas es alentadora. Es un voto de confianza, es un voto de paz y reconciliación. *

 

* Senador de la República