* BALANCE INTERNACIONAL

América Latina en 1999 y 2000

* Gerardo Fujii *

 

1999 fue un mal año para las economías latinoamericanas. El producto de la región en su conjunto se mantuvo completamente estancado. De las grandes economías del área, sólo México experimentó un crecimiento de alguna importancia (3.4 por ciento), mientras que las de Argentina y Chile se contrajeron en 3.3 y 1.4 por ciento, respectivamente, a la vez que la de Brasil permanecía prácticamente estancada. A la economía argentina le afectó significativamente la devaluación de la moneda de Brasil, lo que contrajo sus exportaciones hacia este país, el que representa un mercado muy importante para la producción argentina, a la vez que la defensa de su régimen cambiario le siguió obligando a mantener comprimida la economía. También el comportamiento negativo de la economía chilena se explica por circunstancias externas adversas. Por una parte, el cobre, su principal producto de exportación, mantuvo un precio bajo durante el año pasado, a la vez que tres importantes mercados para sus exportaciones, los de Brasil, Argentina y Japón, se mantuvieron comprimidos.

Los límites al crecimiento de las economías de la región están impuestos por el comportamiento del balance de pagos. Su comportamiento fue especialmente negativo en Brasil y Argentina. No obstante que la economía del primer país no creció, su déficit en cuenta corriente ascendió a casi 5 por ciento del producto, mientras que el decrecimiento importante de la economía argentina era acompañado por un déficit mayor a 4 por ciento del producto. Debe recordarse que cuando éste supera a 3.5 por ciento del producto se comienzan a encender las señales de una posible devaluación. En este aspecto, el déficit de México, 2.9 por ciento, se mantuvo dentro de límites manejables.

Para el presente año, se espera que mejore el comportamiento de las economías latinoamericanas. De acuerdo con la CEPAL, la región crecerá en 3.6 por ciento. La recuperación está siendo encabezada por Chile, cuyo producto aumentará en 5.5 por ciento, mientras que los de México y Brasil lo harán en 4.5 y 3.5 por ciento, respectivamente. Finalmente, se espera que en Argentina el crecimiento sólo alcance un modesto 2.5 por ciento. Este mayor dinamismo repercutirá negativamente sobre el déficit en la cuenta corriente del balance de pagos. En Argentina superará y en Brasil se acercará al 4 por ciento con respecto al producto, mientras que el de México se acercará peligrosamente el 3.5 por ciento.

La combinación de una expansión modesta de la economía con un déficit importante en el balance en cuenta corriente significa que el techo de crecimiento económico de la región sigue siendo extremadamente bajo, lo que fue ilustrado el año pasado en forma extrema por la economía argentina. En otras palabras, resulta imposible que las economías de la región eleven en forma significativa su ritmo de crecimiento económico pues esto precipitaría un déficit en cuenta corriente de tal magnitud que, por una parte, obligaría a mantener muy elevadas las tasas de interés con el fin de atraer capitales que permitan financiarlo, a la vez que las expectativas de devaluación mantendrían en ascuas a los agentes económicos.

En este aspecto, el contraste entre América Latina y algunos países asiáticos es extremo. Durante el año pasado, la economía coreana experimentó una recuperación que dejó sorprendido al mundo y que dejó en ridículo a los dedicados a formular proyecciones económicas. A comienzos de 1999 se señalaba que la economía de Corea del Sur crecería en 0.7 por ciento durante ese año. Sin embargo, lo hizo en más de 9 por ciento y con un superávit en el balance en cuenta corriente de 5.6 por ciento del producto. Esto significa que Corea del Sur pudo haber crecido aún más rápido sin enfrentarse a problemas en el frente externo.