* Juan Arturo Brennan *

Otra educación musical

Hace algunas semanas fui testigo y partícipe de una sabrosa discusión entre músicos, en la que se intentaba desentrañar las causas profundas del desorden musical que prevalece en México, así como posibles soluciones a los problemas básicos de esta importante región de nuestra vida cultural. En uno de los puntos culminantes de esa discusión se llegó, por vías distintas, a un consenso fundamental: más allá de asuntos de idiosincrasia, geografía, temperamento, economía, perfil cultural, pugnas políticas y otros asuntos que inciden directamente en el quehacer musical de México, la inversión generosa en la educación musical básica y una participación activa y abierta del Estado en la promoción de la música son indispensables para salir del estancamiento en el que se encuentra nuestro quehacer musical.

El siguiente paso de la polémica fue el de buscar posibles ejemplos a seguir. No fue fácil porque, resulta evidente, lo que funciona en un país no es necesariamente útil o viable en el otro. En este punto, intervine para sugerir que una buena referencia podría ser el medio musical de Finlandia. La discusión no prosperó mucho a partir de este punto debido al escaso conocimiento que por estos rumbos se tiene de la música finlandesa más allá (y sobre todo, más acá) de Jean Sibelius (1865-1957).

Hace unos días, de manera más que oportuna para complementar lo dicho en aquella discusión, mi amiga finlandesa Arja Perälä me hizo llegar copia de un artículo publicado recientemente en The New York Times Magazine, firmado por Geoffrey Wheatcroft y dedicado precisamente a explorar las causas y orígenes del espectacular éxito de Finlandia en la construcción de un ambiente musical que es envidia del mundo entero.

Por supuesto, el texto de Wheatcroft explora ciertos elementos básicos de temperamento, vocación e inclinación estética, así como algunas interesantes especulaciones que intentan explicar la enorme musicalidad de los finlandeses a partir de asuntos que tienen que ver con el idioma, el clima, la geografía, el aire puro, etcétera. Pero más interesante es la teoría de Wheatcroft (compartida por otros especialistas) que apunta hacia la inteligencia con que la sociedad finlandesa ha hecho de la especialización una virtud.

Así como Finlandia se convertido en poderoso motor de la industria de las telecomunicaciones, también se ha especializado en fomentar y desarrollar una cultura musical de altos nivel y rendimiento. Con Sibelius y su herencia como piedra angular, el gobierno de ese país construyó un sólido edificio musical en el que los apoyos económicos significativos a compositores e intérpretes son sólo una parte de un programa vasto y complejo que cubre todo el país y que llega a todos los sectores de la sociedad. Si bien las cifras y las estadísticas pueden ser engañosas, en el caso de la vida musical finlandesa son contundentes. En un país de apenas cinco millones de habitantes, hay más de 30 orquestas sinfónicas profesionales, todas de altísimo nivel, un número mucho mayor de ensambles estables de cámara y agrupaciones corales que suman, literalmente, miles. Hay en Finlandia 45 festivales de música al año, entre ellos algunos de talla y prestigio internacional, como el de Opera de Savonlinna. Lo más interesante, sin embargo, es la manera como el gobierno se las ha ingeniado para reunir a compositores, intérpretes, promotores, público y casas discográficas en un esfuerzo común cuyos resultados se ven y se oyen no sólo en Finlandia, sino en el extranjero.

El gobierno subsidia generosamente al sello Ondine, especializado en producir grabaciones de alto nivel de música finlandesa, sobre todo contemporánea, cuyos discos tienen una gran aceptación en las culturas en que la música nueva se toma en serio. Y además de tener una generosa cantidad de compositores de primera línea distribuidos en varias generaciones, Finlandia produce un número insólito de instrumentistas, cantantes y directores de proyección internacional. Maestros de la batuta como Vänskä, Salonen, Oramo y Saraste, tienen sólidas carreras fuera de Finlandia. ƑQué hay detrás de toda esta riqueza musical? Algo muy simple: dineros públicos canalizados y administrados con inteligencia y honestidad para crear un amplio sistema de educación musical (desde lo básico hasta lo profesional) que no tiene parangón en el mundo en lo que se refiere a la cantidad de ciudadanos beneficiados y a la calidad de la enseñanza impartida.

Concluyo esta glosa al artículo de Wheatcroft reproduciendo la cita que el autor hace de una frase de Einojuhani Rautavaara, decano de los compositores finlandeses: ''La música es muy respetada en Finlandia. Hasta los políticos respetan la música aquí".

ƑY acá?