* CIUDAD PERDIDA

* Miguel Angel Velázquez *

* La corrupción, mal de la policía
* Se dejaron intactas las causas

Si en algún eslabón del gobierno de la ciudad se enraizó la corrupción fue, sin duda, en la policía.

En un análisis rápido podríamos establecer que es de ahí, de las corporaciones policiacas, donde nace la gran mafia, el lado oscuro de la ciudad.

Y se rompió por lo más débil. La compuerta azul, mal pagada, mal tratada, débil en sus estructuras --cada vez más corrompidas-- cedió ante la presión e inundó con su corrupción a toda la ciudad.

Un día, quién no lo recuerda, hace apenas unos cinco, cuatro años, la gente normal no hallaba por ningún lado, en los momentos de urgencia, a un solo policía.

Los uniformados estaban en comisión cuidando a los señores del dinero o no salían de los cuarteles, y con eso permitían el libre juego del crimen.

Los gritos de alerta de la población se dieron una y otra vez, pero no pasó nada. Mientras, la delincuencia crecía, se hacía fuerte y se adueñaba de la capital.

La corrupción los alcanzaba a todos. Primero fueron la mordida y los jefes enriquecidos, como el nunca bien recordado Negro Durazo. Después fueron las complicidades y las mafias. La policía, entonces, se convirtió en otro enemigo de la ciudadanía, tal vez el más impune, el más fuerte, el más capacitado para emplearse en el crimen.

En tanto, la autoridad civil mantenía las razones de la corrupción, y los salarios y las condiciones de trabajo de los policías cada vez se deterioraban con mayor profundidad.

Pero todos ganaban. El negocio caminaba y aparentemente todos estaban contentos, incluso aquellos que sufrían por las injusticias dentro de las corporaciones. Cada quien tendría su turno.

Fueron muchos años, tiempo priísta, túnel por el cual transitó la corrupción casi sin obstáculo. Parecía un complot para envilecer a la ciudad.

Así, en la misma medida en que creció el delito, lo hicieron las denuncias públicas, y la gente optó por un cambio. De pronto la policía volvió a las calles y las grandes ganancias se acabaron. Las comisiones y los corruptos empezaron a poblar las cárceles y se pusieron al descubierto los manejos sucios de los jefes policiacos.

La impunidad empezó a perder terreno y también los delitos, y entonces los males acumulados durante años en la policía del Distrito Federal estallaron.

Tal vez se equivocó la táctica. Se atacó lo urgente, la corrupción, pero se dejaron intactas sus causas: los salarios humillantes, los tratos infrahumanos, la capacitación deficiente, por decir lo menos. Un caldo de cultivo a la medida para la manipulación.

La policía ya no tenía entradas extra, pero su situación era la de siempre, y entonces, como se ha hecho costumbre, atacaron mediante una de las formas más conocidas por ellos: el bloqueo, la presión sobre la ciudadanía y culparon a quienes les impidieron seguir con las otras ganancias, al gobierno del DF.

Alejandro Gertz Manero entonces no fue su jefe, se convirtió en el enemigo de los azules, a quienes les declaró la guerra sin antes comprender las razones de su corrupción.

La enseñanza ha sido brutal, pero seguramente Gertz Manero aprendió. Los policías no pretenden cambiar a uno o a cien jefes, quieren la cabeza del secretario de SSP para volver al camino. Grave sería destituir ahora al titular de la policía, como ha sucedido en la historia negra.

Los azules y sus jefes de siempre tienen miedo de terminar con la mafia que seguramente les reporta ganancias. Por eso quieren al PRI de regreso en la ciudad, por eso buscan desestabilizar al gobierno citadino, por eso fueron usados, otra vez, en nombre de una justicia a la que desprecian. šPobres policías!

 

Los externos

 

Hasta donde se sabe, el PRD ya tomó decisiones para configurar la estructura de gobierno en cuanto a los puestos de elección. Se dice, por ejemplo, que todos los plurinominales serán para candidatos externos, además de algunas delegaciones supuestamente susceptibles de ser ganadas por candidatos fuera del PRD.

En las listas hay sorpresas. Una de ellas es el nombre del actual secretario de Transportes, Joel Ortega, para la GAM, y del secretario de Medio Ambiente, Alejandro Encinas, para Alvaro Obregón.

Lo que resulta incomprensible es la propuesta de María Rojo para Coyoacán en lugar de Laura Itzel Castillo. El error podría resultar fatal. Lo mismo sucederá y hasta con peores resultados en Venustiano Carranza, donde se quiere imponer a Ramón Sosamontes, delegado en Iztapalapa. De lujo sería el candidato para Contreras, pues se habla de Demetrio Sodi, pero aún podría haber cambios. Ya veremos...