* Con su participación, concluye hoy el encuentro de poetas griegos y mexicanos


Patrikios desdeña la escritura carente de compromiso social

* La actitud crítica frente a los acontecimientos de su país le han valido el exilio y la persecución

Miryam Audiffred * Grecia está en la palma de su mano. A pesar de exilios y condenas a muerte, Titos Patrikios es el poeta que decidió escribir para la Atenas contemporánea, para la ciudad de barrios multitudinarios, mediterránea y balcánica, cosmopolita y andrajosa.

Ex comunista y buscador incansable de la liberación humana, se ha convertido, a sus 72 años, en el nuevo Odiseo. El exilio en Francia e Italia no logró que sus palabras dejaran de dirigirse a Itaca, a fin de afirmar los rasgos de una identidad hecha de contrastes, porque para el autor de obras como Senderos de tierra (1954), Mar prometido (1977) y Espejos enfrentados (1988), ''la poesía que no está interesada en los problemas sociales no es importante''.

''La función de los poetas es entender y expresar lo que sucede y enferma a la sociedad -dice-. Por eso, tenemos que luchar para que la poesía no sea subyugada por intereses políticos o personales. Debemos mantener una postura crítica y no tomar partido para ofrecer, así, las múltiples visiones que se generan en torno a un hecho''.

Prosista vigoroso -La pandilla de los trece (1990)-, está en el país para participar en el primer Encuentro de Poetas Griegos y Mexicanos que, organizado por el Instituto de Cultura de la Ciudad de México y el Ministerio de Cultura de Grecia, reunió a seis importantes representantes de la poesía helénica actual.

Minutos antes de comenzar el acto en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Patrikios accede a platicar con La Jornada. Su voz deja sentir el aliento del Olimpo que se escondió en sus cabellos blancos y que, inevitablemente, hace de la distancia geográfica una barrera fácil de derribar. La frase de Constantino Cavafis perfuma el aire. Poeta griego: ''no hallarás nuevas tierras; no hallarás otro mar, la ciudad te ha de seguir''.

 

La diversidad helénica

 

Los críticos callan. No encuentran donde catalogar el trabajo de este griego que captura en su poesía la sociedad mestiza, las minorías y las contradicciones de la vida. Casi 60 años dedicado a la escritura -recuerda que su primer libro lo hizo a los 15 años- le dan la autoridad para tratar de poner fin a una de las polémicas que hay en América Latina sobre la imposibilidad de establecer una visión conjunta de las letras griegas. No obstante las múltiples interrupciones que la literatura helénica ha sufrido -la ocupación turca, dos guerras mundiales, una guerra civil, una dictadura militar de carácter fuertemente represivo-, Patrikios considera que la lectura es sencilla. Se trata -en sus palabras- de una cadena que, a pesar de las distintas formas de sus eslabones, no pierde su continuidad.

En el caso de la poesía, asegura que ésta siempre ha estado viva y en constante transformación. La ruptura formal con el quehacer tradicional se produjo durante las dos guerras mundiales, cuando penetraron con enorme rapidez movimientos de vanguardia, como el surrealismo y el futurismo.

Así fue como la poesía helénica dejó de tener un solo rostro para mostrar tres caras fácilmente identificables. ''En la actualidad -explica- las letras o están comprometidas con los problemas sociales o han sido influidas por el surrealismo o dirigen su enfoque hacia las crisis existenciales''.

Si bien la tendencia es escribir en verso libre y no en rima, como antaño, Patrikios aclara que la esencia del mundo antiguo continúa presente mediante de la lengua y el folclor. Y no hay duda de que el pasado es la riqueza de esta tierra que ha engendrado dos premios Nobel -Yorgos Seferis, en 1963, y Odysseas Elytis, en 1979- y que actualmente es cuna de pensadores y hombres de letras como Anastasis Vistonitis y Giorgos Veis, quienes esta noche concluirán con los mexicanos Elsa Cross y Alejandro Aura el encuentro. La cita es en el Museo de la Ciudad de México a las 19:00 horas.

 

Contra viento y marea

 

Creador de Deformaciones (1989) y El encanto de las repeticiones (1992), Patrikios es un hombre que gusta de la necedad. Siempre ha defendido sus ideas contra viento y marea, sin importar que el costo sea el exilio o la condena a muerte, como si el silencio fuera el único pecado que no pudiera permitirse.

Su espíritu crítico lo alejó de Grecia por muchos años, tantos que no alcanzan los dedos de las manos para contarlos. Tampoco el corazón es lo suficientemente fuerte para recordar el dolor de estar lejos de su tierra y su gente. ''De repente llegué a un momento de mi vida cuando me decidí a detener el sufrimiento -expresa-. Me di cuenta que tenía muchos años siendo masoquista y eso ya se había convertido en algo monótono''.

Soñador incansable y cazador de utopías, abrazó el comunismo por más de 30 años. ''Pensé que era la única forma de alcanzar la liberación y crear una sociedad realmente humana, pero descubrí que no es posible cambiar, porque las ideologías son de naturaleza totalitaria''.

Y ese es el caso de Cuba. ''Al igual que mucha gente, estuve entusiasmado con Castro y su revolución, confiaba en que surgiera una nueva forma de relación social que no fuera la soviética. Deseaba el nacimiento de un socialismo más abierto y humano, pero me temo que no pasó así".

Han sido muchos los fracasos del comunismo; sin embargo, asegura que la meta de la solidaridad y la justicia persiste. Es más, "si yo fuera seleccionado para hacer un programa de la felicidad humana sería muy fácil decir lo que tiene que hacerse. Afortunadamente es imposible llevar a cabo ese programa".

Desde mañana, su estancia en México será un viaje de placer. Quiere recorrer museos y exposiciones, caminar por el Centro Histórico y satisfacer su gran curiosidad por este país del que se enamoró cuando, siendo muy pequeño, se enfrentó a la imagen de Pancho Villa.

Es su primer encuentro físico con la tierra de los aztecas -sólo lleva 72 horas rodeado de mexicanos- y sin embargo las calles y la gente no le son ajenos, porque desde los veinte han sido escritos muchos libros y estudios sobre la cultura nacional.

Las traducciones de El laberinto de la soledad, Piedra de sol y El llano en llamas son el principal referente de nuestra literatura y, por si fuera poco, las imágenes de Buñuel han servido para hacer una construcción imaginaria del ser mexicano. En parte, los habitantes de este país son como esperaba. Sólo que en las calles son muchos los Méxicos que deambulan.

Después de la manifestación

* Titos Patrikios *

Cuídense del pánico que está por declararse

apenas se vierta la sangre en el asfalto

cuídense de la cachiporra del policía

y de la denuncia del soplón

cuídense de las multitudes indiferentes

que volverán a llenar las calles

cuídense de la primavera, del inminente verano

de las facilidades para viajar, del ensueño cerrado

cuídense de los futuros esposos

que pelean en el lugar donde cayeron los muertos

cuídense de los poetas

que saquean versos en tumbas de desconocidos.