* Se detectaron copias de 200 y 500 pesos: Interpol
El comercio informal facilita la circulación de dinero falso
* Las bandas buscan colocar esos billetes en pequeños negocios
Los pequeños negocios y el comercio informal se han convertido en el nuevo blanco donde las bandas dedicadas a falsificar billetes buscan ''colocar'' su moneda una vez que bancos, casas de cambio, supermercados, restaurantes y agencias de viajes han logrado actualizar sus métodos para certificar la autenticidad del dinero que reciben, revelan investigaciones de autoridades financieras y de la Interpol en México.
En los negocios establecidos la escena se ha vuelto cotidiana: el cajero recibe el billete, lo revisa por ambas caras, lo toca, lo raya y lo coloca bajo una luz ultravioleta. Mientras, el cliente pasa por la lupa de la sospecha, pero espera paciente la revisión que ya se ha convertido en una rutina. Nadie quiere ser timado con dinero falso.
En algunos casos, sin embargo, los mecanismos de prevención no han sido suficientes para detener las copias de dinero falso que, elaboradas con moderna tecnología desarrollada en los últimos años, son cada vez más similares a las auténticas, según la Interpol.
Al principio de este año Bancomer dio a conocer que en Zihuatanejo, sólo en la temporada de asueto decembrina, se detectaron unos 10 mil billetes de denominaciones de 500 y 200 pesos, además de piezas de cien y veinte dólares presuntamente falsos, los cuales fueron entregados al Banco de México.
La falsificación de billetes es un viejo delito que ha comenzado a crecer en los últimos años debido a que en muchos países, como en México, subsiste una gran economía informal, explicó en entrevista el director general de la oficina de la Interpol en el país, Juan Miguel Ponce Edmonson.
A mediados de 1999 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estimó que la magnitud de la economía informal en México, nación miembro de ese organismo, es de 10 por ciento del producto interno bruto, lo que implica que maneja recursos por 45 mil millones de dólares al año. Se trata de una riqueza sin ningún control fiscal, propicia para esconder actividades ilegales, como la falsificación de billetes.
Ponce Edmonson precisó que la fabricación de dinero falso tuvo un periodo de decadencia con la proliferación del uso de tarjetas de crédito a partir de los años ochenta. Entonces las bandas de delincuentes organizados comenzaron a falsificar más plásticos que billetes, pero hay muchos países donde todavía existe una gran economía informal, por lo que nuevamente se ha empezado acentuar la falsificación de moneda.
Señaló que las bandas de falsificadores han desarrollado una estructura organizativa a nivel internacional. ''Estamos en el tercer milenio, el mundo se ha globalizado, los delitos ya no son locales, ahora todo está a la vuelta de la esquina, ya hasta el delito más ínfimo puede tener carácter internacional'', consideró.
Cómo operan los falsificadores
De acuerdo con el director de la Interpol en México, para falsificar billetes la primera opción que abordan las bandas de delincuentes es producir una moneda fuerte de fácil distribución como el dólar estadunidense, que en cualquier país del mundo es moneda de cambio.
En México, los falsificadores recurren con frecuencia a la copia de billetes de 500 y 200 pesos, que equivalen a más de 50 y 20 dólares, cada uno.
Los delincuentes organizados también buscan que los billetes a falsificar puedan copiarse fácilmente. No obstante que la tecnología ha simplificado la fabricación de dinero, el papel y la tinta empleados por las casas de moneda aún no son del todo igualadas por los delincuentes, detalló.
Una vez que tienen el dinero falso, las bandas lo transportan al país donde lo traficarán. Las aduanas revisan cualquier movimiento superior a los 10 mil dólares, por lo que los falsificadores recurren a formas ilegales para ingresarlo a otra nación: lo pegan a su cuerpo, usan maletas de doble fondo o lo envían a su punto de destino junto con otro tipo de mercancías legales.
Cuando el dinero falso llega a su destino, un nuevo grupo de personas lo recibe y se encarga de comprar y vender mercancía en el comercio informal o en los pequeños negocios, con el fin de lavar las copias ilegales de billetes. Estas transacciones se dan generalmente en la economía subterránea, porque ahí no existen medidas de prevención.
Otra forma en que operan las bandas de falsificadores es a través de grupos locales que ya tienen experiencia y compran dinero a los fabricantes de moneda falsa a un 15 o 20 por ciento del valor de su denominación. Luego se encargan de colocarlo a través del comercio y las ganancias generadas por el cambio son para ellos.
La falsificación de billetes está considerada delito grave en el Código Penal (artículos del 234 al 238), y las penalizaciones que establece son privativas de la libertad (de tres a 12 años de prisión).
El Banco de México y la Interpol actúan en coordinación para combatir este delito. Pero a pesar de que los billetes auténticos cuentan con elementos de seguridad y de que se tienen antecedentes sobre cómo actúan los falsificadores, Ponce descartó que se tengan identificadas a la bandas. ''Si las tuviéramos identificadas ya las hubiéramos detenido''. (Anasella Acosta)