Atreverse a soñar

* Elba Esther Gordillo *

El cambio de siglo y el enorme privilegio de ver nacer un nuevo milenio provocaron en los seres humanos reacciones de gran significado y trascendencia. Por un lado, preguntarnos acerca de lo que nos depara el destino; las dudas sobre lo que vendrá, las incertidumbres, los miedos. Por otro, la convicción de que el futuro será mucho mejor al mirar hacia atrás y tomar conciencia de lo mucho que hemos avanzado, de los enormes cambios de los cuales hemos sido testigos y actores.

Colocar en perspectiva el ascenso del hombre y valorar en su justa dimensión lo realizado en el último siglo, nos obliga a reflexionar acerca de lo que lo hizo posible y nos lleva a concluir que fue la educación la detonadora del enorme cambio vivido.

Una sola comparación nos permite sustentar esta tesis: las naciones en donde se expresa plenamente la evolución social son aquéllas en que el promedio educativo se ubica en alrededor de los 15 años; en cambio, donde la marginación y la iniquidad siguen siendo las características, dicho promedio es significativamente menor.

Los seres humanos que viven más, se nutren y alimentan mejor, generan mayor riqueza, preservan el hábitat, alcanzan mayores niveles de democracia política, están atentos al pleno cumplimiento de los derechos humanos, cuidan que la calidad de vida sea creciente y han hecho de la civilidad el sedimento de la vida comunitaria son aquéllos que han tenido acceso a más y mejor educación.

El pasado domingo 23, en el Teatro de la República de Querétaro, la educación mereció la mayor atención en el discurso de inicio de campaña de Francisco Labastida Ochoa.

Sin omitir ninguno de los temas de la agenda nacional y desplegando una oferta creativa y comprometida para cada uno de ellos, la extensión y profundidad con la que abordó el tema educativo dejó en claro la enorme importancia que le confiere.

En primer lugar, la dimensión que le reconoce: "He tomado un compromiso central con la calidad de la educación porque estoy convencido de que en ella está el futuro del país", expresó; luego, el despliegue programático que propone: agregar un año de preprimaria como obligación; fortalecer la formación de valores; poner menos énfasis en la memorización y aprender a aprender; más horas de lectura, deporte y bibliotecas completas; laboratorios de idiomas y de cómputo en las escuelas primarias.

Una propuesta de la mayor significancia es el reconocimiento de la educación como elemento sustantivo de justicia social, por lo que habrá de realizarse un gran esfuerzo en sus niveles básico, medio y superior, que incluya la de adultos, a partir del reconocimiento de que 29 millones de mexicanos no han completado el número de años recomendado.

El que convoque a explorar con la sociedad, y en permanente diálogo con los maestros, la vía para concretar su oferta educativa, ya sea mediante una jornada más amplia de trabajo con escuelas de tiempo completo y mejores salarios para los maestros o incorporando horas de clase con maestros especializados, refleja su convencimiento de que el reto educativo es de tal magnitud que sólo con la comprometida concurrencia de la sociedad y los maestros podrá realizarse.

Educar es construir desde hoy el porvenir ideal al que aspiramos; es desplegar un sueño sobre metas realizables. Como nos propone Labastida: atrevámonos a volver a soñar, atrevámonos a colocar a la educación como el eje y motor del esfuerzo nacional. *

 

 

 

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