* Alcanzar 53% de las preferencias, la meta
Buscará Labastida ganar la simpatía de "los indecisos"
* Menos actos masivos, pero mayor difusión en medios, estrategia
José Gil Olmos * La estrategia de campaña de Francisco Labastida Ochoa prevé la disputa a Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas del sector "indeciso" de la población, que podría darle la ventaja clave en las elecciones del 2000. De acuerdo con el plan previsto por su equipo, el punto de partida para ganar son los 10 millones de votos que se registraron en su elección interna, y con base en los datos de una reciente encuesta ųen la cual el sinaloense tiene una preferencia de 48 por ciento de la población; el panista 38, y el perredista 13ų; la meta es llegar a 53 por ciento, para "legitimar la victoria".
El plan que han trazado los labastidistas en el war room, como llaman a la oficina de Emilio Gamboa donde el dream team se reúne para trazar las líneas políticas de la campaña, es en primer lugar posicionar al candidato; en segundo, dar a conocer su programa a través de todos los medios y en reuniones con especialistas y, por último, atacar en los sectores de la población indecisos, que ya se tienen identificados, para asegurar su voto.
En el plano electoral, de acuerdo con la información que ha trascendido, el equipo labastidista prevé que, con al menos 48 por ciento de los votos, el PRI tendría no sólo la Presidencia de la República sino, de acuerdo con el código electoral, 51 por ciento de los espacios en la Cámara de Diputados, con lo cual se recuperaría la mayoría en el Congreso de la Unión.
De acuerdo con los análisis electorales del equipo del ex secretario de Gobernación, con mantener la ventaja porcentual observada en este momento se tendría una clara victoria, pero si se consigue avanzar hasta 53 o 55 por ciento de los votos, no sólo se tendría la legalidad sino también la legitimidad del triunfo, fin último de la campaña para enfrentar posibles protestas poselectorales.
En distintos foros Labastida ha reiterado su deseo por tener la mayoría legislativa para que, desde la Presidencia, pueda darle "gobernabilidad" al país. Su apreciación es que esta es una condición indispensable para que todas las iniciativas que mande el Ejecutivo federal sean aprobadas. La participación de miembros de otros partidos en su gabinete no le llama mucho la atención aunque, según algunos de sus allegados, no se descartaría, siempre y cuando desempeñen sus puestos como funcionarios públicos y no como militantes de su partido.
Perfil de la campaña
En la primera semana de campaña por Querétaro, Jalisco, Sinaloa y Nuevo León, el candidato priísta mostró el perfil de la primera fase de su plan: posicionamiento en la opinión pública y en la ciudadanía, con menos actos masivos pero con mayor difusión de la plataforma a través de los medios de comunicación.
A diferencia de las campañas realizadas por sus predecesores Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, que se hacían acompañar de un número amplio de invitados, cuerpo de seguridad, logística y prensa en dos aviones, en esta primera etapa Labastida ha decidido viajar con un equipo reducido: el coordinador de prensa, Ignacio Lara; el responsable de giras, Guillermo Ruiz de Teresa, y su jefe de seguridad, coronel Gilberto Limón.
Invariablemente con él viaja una decena de miembros del Estado Mayor Presidencial con licencia, que forman el primer círculo de seguridad. A su mando está un número indefinido de guardias, que varían dependiendo de la entidad. Este es el grupo más amplio de su equipo que hasta el momento lo acompaña en las giras.
Según las líneas generales de la estrategia, el programa es similar al que efectuaron en la precampaña: después del posicionamiento de la imagen y el programa del candidato, se pasará a las propuestas y a las reuniones temáticas con los representantes de los sectores del partido, especialistas, investigadores y representantes de agrupaciones sociales. Se pretende el desarrollo de temas económicos, sociales, ecológicos, de salud, lucha contra la pobreza, el campo, empleo, seguridad y justicia.
Finalmente, para asegurar el sufragio de la población indecisa, el PRI ya realizó un estudio socieconómico para identificar los puntos por los cuales podría convencerla. Este es quizá uno de los puntos finos de la campaña, pues está de por medio obtener la legitimidad de la victoria, el 2 de julio.